El detalle por el que te puede caer multa aunque lleves atado al perro en el coche que pasa desapercibido en las normas de la DGT

Para los dueños de perro, sobre todo cuando las mascotas superan los 10 kilos de peso, lo más cómodo es viajar en coche. Para que, tanto ellos como nosotros, podamos hacerlo de la forma lo más segura posible, existe un protocolo a seguir. Aunque en este punto, no está de más recordar que los vehículos de ruedas pueden ser causa de accidente no solo cuando los animales circulan en su interior

No obstante, y volviendo al tema principal, la DGT no tiene una normativa específica que regule el transporte de mascotas pero lo que sí tiene el organismo que ordena las carreteras es un reglamento en el que aparecen ciertas obligaciones del conductor que pueden interferir con circular en compañía de nuestro peludos. Aunque de primeras no lo parezca.

Así, en el artículo 18.1 de dicho reglamento se estipula algo que ha sido objetivo de multas para varios conductores que viajaban con perros debidamente sujetos al asiento del copiloto:

"El conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía. A estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la mantengan el resto de los pasajeros, y la adecuada colocación de los objetos o animales transportados para que no haya interferencia entre el conductor y cualquiera de ellos".

Sin embargo, este párrafo del reglamento acarrea cierta ambigüedad a la hora de ser interpretado y esto ha provocado que algunos conductores sean multados aún transportando a su perro atado con un cinturón homologado. Esto se debería a que, si el sistema de retención da al animal suficiente capacidad de movimiento como para interferir en el espacio del conductor, puede ocasionar una situación de peligro e incumplir lo marcado por la DGT.

Recordemos que, no hace falta tener un dóberman o un pastor alemán, aunque el tamaño y peso de nuestro peludo sea el de un pequinés o un bichón maltés y nos pueda parecer inofensivo, debido al efecto elefante y en caso de colisión o accidente, un perro de 20 kilos multiplica su peso por 35.

Así que, si por ejemplo circulamos a 50 kilómetros por hora, nuestra mascota pasa a pesar 700 kilos. No cumplir con el reglamento de la DGT, puede suponerle a los conductores multas de en una horquilla de cifras que van desde los 80 a los 500 euros.

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