A diferencia de la leishmaniosis, que es transmitida por una especie concreta de mosquito, el gusano Dirofilaria immitis (causante de la filariosis canina) puede ser inoculado casi por cualquier mosquito hematófago (es decir, chupador de sangre). En esta enfermedad parasitaria, el gusano se instala en el corazón y vasos pulmonares de los perros causando problemas que pueden llegar a ser mortales. Te contamos qué es exactamente es con ayuda de los expertos de Centro Veterinario Lisboa.
También conocida como enfermedad del Gusano del Corazón, es causada por un parásito que, en su forma adulta, se aloja en las arterias pulmonares y el ventrículo derecho del corazón, produciendo una grave afección cardiorrespiratoria a los perros afectados, que puede culminar en su muerte. La transmisión se produce por la picadura de mosquitos del género Culex, Aedes o Anopheles (agrupando,por lo menos, 70 especies), que llevan las larvas infestantes del parásito. Su mayor “actividad” se produce al amanecer y anochecer en los meses comprendidos entre Marzo y Octubre.
Síntomas
Durante los seis primeros meses tras la inoculación del parásito, el animal no suele presentar síntomas. En esta fase las larvas migran por el organismo del hospedador sin producir alteraciones. Es cuando se asientan en las arterias pulmonares cuando comienzan a aparecer y se producen toses, dificultad respiratoria e intolerancia al ejercicio.
La presencia del parásito en las arterias pulmonares origina grave inflamación en las mismas que, junto con la liberación de fragmentos de los parásitos que mueren, dan lugar a tromboembolismos, causando hipertensión pulmonar que, con el tiempo, deriva en una grave insuficiencia cardiaca congestiva.
Todo este proceso hace que el animal pierda peso progresivamente, presente dificultad respiratoria muy marcada, acúmulo de líquido en el abdomen (ascitis), shock, fallo hepático, hemoglobinemia (hemoglobina libre en sangre) y hemoglobinuria (hemoglobina en orina) y finalmente la muerte.
Zonas de mayor riesgo
La enfermedad está presente en toda la cuenca mediterránea. Aunque en nuestro país existen algunas zonas con una prevalencia altísima: Huelva, Cádiz, Tenerife, Gran Canaria, Ibiza, Delta del Ebro, Aranjuez, Valle del Tormes. En el resto del país existe presencia del parásito, aunque menor, pero debe considerarse como importante.
Además, la tendencia es a incrementar su presencia en número y cada vez en zonas más extensas de la Península Ibérica debido, en parte, a que las temperaturas tienden al alza, haciendo más favorable la presencia de los mosquitos.
Cura y prevención
Esta enfermedad no se transmite de perro a humano y, afortunadamente para nuestros peludos, existe un fármaco llamado Moxidectina que, en forma de inyección anual, hace que cualquier larva de filaria inoculada al perro vacunado muera antes de convertirse en gusano adulto. Existen también otros tratamientos preventivos en forma de pastilla o de pipetas de aplicación cutánea, pero deben ser administrados mensualmente.
En el caso de que el perro ya tenga la enfermedad, el veterinario deberá evaluar la función cardíaca, hepática y renal del perro para valorar los riesgos del tratamiento. Por lo general, los gusanos adultos se matan con un compuesto a base de arsénico (denominado Ivermectina en un formato líquido, o en pastillas).
Tras el tratamiento, el perro debe descansar durante varias semanas para que su cuerpo tenga tiempo suficiente de absorber los gusanos muertos sin sufrir daños. De lo contrario, cuando el perro hace un esfuerzo, los gusanos muertos pueden desprenderse y viajar a los pulmones, pudiendo causar una insuficiencia respiratoria y la muerte. Una vez que las pruebas del gusano del corazón son negativas, el tratamiento se considera un éxito.
Fotos | Unsplash
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