Sonreír, ser ordenado… pero también hablar mal a las espaldas de otras personas, saltarse las normas, etc. Todo lo que hacemos repercute en nuestros hijos, pequeñas esponjas que absorben todo.
No darle importancia a que has hecho algo mal
Los niños aprenden gracias al ejemplo, es así de simple. O sea, que si pretendes que la cosa funcione sin darles el ejemplo, lo que se conoce como la Técnica “Haz lo que yo digo, no lo que yo hago”, lo llevas claro. Enseñarles cómo hay que comportarse y desenvolverse en la vida es la manera más eficaz de conseguir tus objetivos. Y el primer paso es reconocer lo que haces mal, pedir perdón y tratar de hacerlo mejor la próxima vez. O no hacerlo.
Por ejemplo, los hijos de padres fumadores tienen hasta tres veces más posibilidades de ser fumadores, por mucho que les expliquen lo malo que es según han demostrado varios estudios.
Ahora eres su ídolo. Y mientras las cosas sean así, al menos hasta que alcancen la pre-adolescencia y ya no seas ese ente perfecto, puedes conseguir que te imiten en todo.
Criticar a los demás padres
Tenemos la impresión de que hoy en día todos somos expertos en ser padres, todos sabemos la absoluta verdad de lo que hay que hacer y no dudamos en explicarlo… a espaldas de los interesados. Sí, la paternidad ha alcanzado unos niveles de perfeccionamiento increíbles y hoy en día es fácil caer en la hiperpaternidad.
Y en criticar a los que no son tan “buenos” padres como tú. Vivimos en una cultura del control total, del miedo extremo, del agobio por el futuro, pero la verdad es que nadie puede presumir de saberlo todo sobre el asunto (ni siquiera los expertos se ponen de acuerdo en ello) y lo único que estamos consiguiendo con ello es poner en duda la autoridad de otros adultos y pensar que la única perspectiva válida es la nuestra.
Además, no todos los niños son iguales y, por lo tanto, no todos los niños tienen que ser educados de la misma manera y tus técnicas no tiene por qué ser las mejores para otros niños. De hecho, un estudio reciente realizado por la Universidad de Washington ha descubierto que los niños que son educados de acuerdo a su personalidad sufren menos ansiedad y depresión. Así que criticar cómo educan otros padres a sus hijos es un error, pero además no sabemos
Pasar mucho tiempo mirando el móvil
Es bastante tentador pasarse el día mirando nuestras redes sociales y estando a la última en información, pero no sólo nos estamos perdiendo las cosas importantes que pasan a nuestro alrededor, según uno de los últimos estudios científicos también estamos privando a nuestros hijos de la comunicación cara a cara y de aprender a manejar el lenguaje no verbal, a mostrar sus emociones y controlarlas. Somos el espejo en el que reflejarse y cuando entablamos conversaciones con ellos les estamos enseñando a desarrollar sus expresiones faciales.
Conducir mal o saltarse las normas de circulación
Y no sólo eso, sino también gritar, amenazar, hacer gestos obscenos o poner en evidencia a la ancianita que va demasiado despacio y se interpone en tu camino. El comportamiento agresivo detrás del volante es uno de esos hábitos tremendamente peligrosos que se puede adquirir desde una edad bien temprana y según recientes estudios puede ser determinante para que nuestros hijos se conviertan también en malos conductores. Pero no hace falta caer en la violencia y en la falta de educación para convertirse en una mala influencia.
Hay otros malos hábitos conduciendo que podemos contagiar a nuestros hijos: como no usar los cinturones de seguridad o los espejos, utilizar el móvil mientras conduces o no agarrar bien el volante. Pequeños hábitos con grandes riesgos en nuestra seguridad.
Ceder tu asiento en el transporte público a los mayores
Personalmente me derrito cuando un niño pequeño se levanta voluntariamente para ceder su asiento a una persona mayor, sin necesidad de que su padre o su madre le haya sugerido (u obligado) a hacerlo. Pero para conseguir ese comportamiento ejemplar antes tienes que demostrarlo tú. Ah, y por supuesto, compartir la importancia de seguir haciéndolo.
Quien dice una persona mayor y un asiento en el autobús, dice sujetar una puerta a una mujer. O a un hombre. O a otro niño. Enseñar con nuestro ejemplo a los niños a ser educados, corteses y a comportarse en sociedad no les servirá en el futuro sólo para escribir unas estupendas notas de agradecimiento, también les hace menos egoístas y más empáticos. Además, tener buenos modales es algo que nunca se pasa de moda.
Abrazarse y besarse delante de ellos
Demostraros que os seguís queriendo a diario, que os respetáis, os entendéis y tratáis de que la relación funcione no es sólo algo maravilloso. También es el mejor ejemplo que les podéis dar a vuestros hijos.
Es nuestro trabajo como padres mostrarles cómo debe ser una sana relación y besarse delante de ellos es parte del amor que nos demostramos. Aunque nuestros hijos protesten porque lo consideren "asqueroso" o les provoque risitas, demostrarnos físicamente que nos queremos en su presencia es una garantía de nuestro amor el uno por el otro, de que cuentan con unos padres con una relación estable y les prepara para sus propias futuras relaciones.
Tomarte la vida con humor
Hacer chistes hasta en los peores momentos, tener siempre a mano una sonrisa o un recurso para limar esa situación un poco tensa es maravilloso. Pero además, tener sentido del humor e intentar que tus hijos sean los orgullosos poseedores de uno es una ventaja diferencial para toda la vida. Para empezar, una forma de enfrentarse a las situaciones que son difíciles, pero también la gente con sentido del humor es más propensa a estrechar lazos más fuertes de amistad, a lidiar con la frustración y los conflictos, se relacionan mejor en los entornos laborales y tienen menos posibilidades de sufrir depresión.
El sentido del humor además está relacionado con la inteligencia, la auto-estima, la creatividad y la resolución de problemas.
Dejar el coche y hacer los recados a pie
Parece un pequeño gesto, pero cada vez que sales a la calle a dar un paseo con tus hijos hasta la tienda más cercana les estás ayudando a estar más sanos y activos. En realidad, cada vez que tomas una pequeña decisión relacionada con este tema, como ir al parque andando, tomar las escaleras o tener un perro, estás poniéndoles en el buen camino.
Sí, se habla del componente genético de la obesidad y lo importante que es, pero también es importante inspirarles amor por el deporte y el aire libre, animarles a ser activos y darles un buen ejemplo para reducir sus posibilidades de ser un adulto obeso,
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