Los adoras y da gusto achucharles, pero llega un momento en que esas deliciosas criaturas que te besan con amor cada vez que vas al colegio se transforman en unos desconocidos a los que les parece mal cada cosa que hagas o digas. Y no dudarán en poner pegas a a-b-s-o-l-u-t-a-m-e-n-t-e todo. Discutir con un adolescente es agotador, cansino y totalmente infructuoso.
Tus argumentos y tu lógica no servirán para nada, aunque tengas las dotes que lució Kennedy frente a Nixon, pero sí quieres zanjar el asunto de un porrazo no hay nada como estos siete recursos que seguro has utilizado ya en mil discusiones. Advertencia: ninguno de ellas evita que mañana vuelvas a tener que discutir sobre otra cosa. O sobre lo mismo. Pero que no te falte el sentido del humor, porque, al fin y al cabo, de humor va este artículo.
El Archivo Policial
Es una carpeta perfectamente organizada que guardas en tu cerebro con un recuento de todas las veces que tu vástago ha metido la pata... desde el principio de los tiempos. Puede que incluso la primera entrada sea de aquella vez que recién llegado del hospital y mientras le cambiabas el pañal lo puso todo perdido, o aquella otra vez que decidió meterse un borrador por la nariz para ver qué pasaba (basado en hechos reales). Cualquier cosa es susceptible de estar en esta carpeta de reproches, incluso anécdotas inventadas. Total, no se va a acordar de lo que hacía con tres o cuatro años y esto ¡es Esparta! Sacar a colación todas las veces que ha metido la pata y, en consiguiente, todas las veces que vosotros le habéis salvado la papeleta es siempre una buena manera de demostrar que la experiencia te da la razón.
La técnica de Poli Victimista-Poli Acusador
Otra táctica muy utilizada es trabajar en tándem rollo Poli Bueno-Poli Malo, pero en este caso buscando el chantaje emocional. Hay que ser de piedra para no ceder cuando tu madre te dice con los ojos llenos de lágrimas que con lo duro que fue tu embarazo que ahora le hagas pasar por esto, que incluso volvería a pasar por una cesárea que tener que dejarle llevar un tatuaje en la lengua. El victimismo implica llevar un listado detallado de todas las cosas que habéis hecho por vuestro hijo durante todos estos años, pero también un registro de lo durísima que es vuestra vida, de todo lo que tenéis que hacer para que él tenga una infancia normal, en vez de vivir en un descampado alimentándose de sopa de repollo y patatas.
Las frases manidas
Ya le dedicamos un artículo a las frases de tu madre que sólo entiendes cuando eres madre. Sí, serán viejunas, pero contar con un repertorio de sentencias firmes que ya han utilizado millones de personas antes que tú son garantía de que funcionan (al menos provocando que tu criatura ponga los ojos en blanco y se enfurruñe). Lo bueno de estas frases es que son permutables, puedes utilizarlas en cualquier ocasión y sin que vengan a cuento. Recomendadas: para esos días en los que no tienes fuerzas ni para pensar.
La Repetición Sarcástica
Este recurso funciona muy bien en esos momentos en los que la discusión ha llegado un punto muerto y no hay manera de razonar con los argumentos de tus hijos. Y tú ya has sacado a relucir dos o tres frases manidas al azar. Repetir cada frase que dice el adolescente, pero cambiando el tono por uno sarcástico es una manera estupenda de sacarle de sus casillas y ganar este combate por la vía del aburrimiento. Consejo: aunque no te esfuerces mucho, atiende a lo que dice para repetirlo exactamente igual o se pensará (notará) que le estás tomando el pelo.
Las comparaciones
Partiendo del hecho de que las comparaciones son odiosas, lo son menos sin en vez de compararles con alguien conocido lo haces con alguno de sus héroes o mitos. En plan "Batman nunca retrasaría capturar al Joker porque le apetece irse a dar una vuelta con Pablo. Batman siempre cumpliría con su obligación y luego, si le sobrara tiempo, se iría a dar la vuelta con Pablo." Aclaración: no usar este truco si sus referentes son los que salen en Mujeres, hombres y viceversa.
Ponte a su nivel
Desconciértale y compórtate como NO se espera de ti. Evita su mirada, habla con desgana, suelta un montón de aspavientos, pon morritos y haz como que pasas de todo.** Desconcierto total=discusión zanjada**.
La Mirada
Ejecutar La Mirada lleva su tiempo. Tendrás que empezar a practicar frente al espejo desde muy temprano, quizá cuando tus hijos tengan dos o tres años para conseguir una Mirada que realmente funcione cuando ellos lleguen a la temida adolescencia. El objetivo es emular a Medusa, aquella figura de la Mitología Griega que convertía en piedra a aquellos que la miraban fijamente a los ojos. O en conseguir que parezca que lanzas rayos por los mismos. Consejo: no saques a relucir La Mirada a la primera de cambio; resérvala para ocasiones especiales o cuando nada de lo anterior ha funcionado.
Fotos: Pixabay.com
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