Siempre he tenido claro que quería ser madre y, aunque de manera puntual me he preguntado qué pasaría si no pudiera tenerlos, la verdad es que nunca me he preocupado seriamente de esa posibilidad. A los 20 estaba lejos de estar preparada para tener hijos y creía que no había ninguna prisa ni me planteaba lo que ocurriría si cuando estuviera preparada mi cuerpo ya no pudiera tenerlos.
Sin embargo, una vez que te adentras en los 30 comienza a ser más difícil olvidarse de que el tiempo pasa y cuánto más pasa más complicado es quedarse embarazada. Nuestras amigas y nuestro entorno empiezan a tener hijos y nos adentramos en una edad en la que el algoritmo de Instagram nos enlaza anuncios sobre test de embarazo y congelación de óvulos.
Estos anuncios nos recuerdan que a partir de los 35 años nuestras posibilidades de quedarnos embarazadas comienzan a reducirse. Además cada vez más celebrities, como Rita Ora, Sofía Vergara u Olivia Munn han contado haber congelado sus óvulos. Tanto es así que comenzamos a arrepentirnos ligeramente de no haber congelado nuestros óvulos en nuestra veintena para no correr riesgos cuando realmente queramos tener hijos.
Si estás planteándote congelar tus óvulos para el futuro o ya te has adentrado en la treintena y tienes dudas sobre si puedes hacerlo ahora, esto es lo que necesitas saber.
Qué es la congelación de óvulos
Se trata de un proceso conocido como vitrificación, cuya base es la congelación de óvulos sanos y fértiles, de manera que se puedan usar en el futuro, cuando la mujer desee tener hijos y, de esta manera, aumentar las posibilidades de tener un embarazo, aunque se encuentren en una edad más avanzada.
Antes de realizar la extracción y posterior congelación, los médicos realizan una serie de pruebas para establecer nuestra reserva ovárica y una serie de análisis. Posteriormente, se llevará a cabo una estimulación ovárica por medio de inyecciones subcutáneas durante unos 10 días.
Cuando tenemos un número adecuado de óvulos y están maduros, se procede a la extracción. Para ello, bajo sedación, se realiza una punción vía vaginal de manera que se extraen los óvulos.
Se trata de un proceso que, por el momento, solo se realiza por medio de la Seguridad Social cuando se trata de procesos de fertilidad en casos de cáncer. En casos de posposición de la maternidad, por el momento, solo se puede realizar por medio de clínicas privadas y el precio ronda, aproximadamente, entre los 2.500 y los 3.200 euros. Si los óvulos están más de cinco años preservados, a partir del sexto habría que abonar un coste anual de mantenimiento que ronda los 200-300 euros.
La edad es un factor a tener en cuenta
La duda más habitual que nos surge, al menos a mí, es a qué edad es recomendable llevar a cabo la congelación de óvulos y a partir de qué momento ya no tiene sentido. La recomendación habitual que es se haga cuánto más jóvenes mejor y antes de cumplir los 35 años. Sin embargo, no existe una edad límite y, aunque las opciones se reducen, se puede hacer incluso hasta los 40.
Los óvulos se pueden mantener congelados durante muchos años, incluso decenios. La edad límite para poder hacer uso de estos óvulos son los 50 años, siempre que la mujer en cuestión no tenga ninguna cuestión de salud que se lo impida. En cualquier caso, la congelación de óvulos no significa que el proceso garantice un embarazo asegurado 100%.
En principio, el proceso de congelación de óvulos es seguro, pero debemos tener en cuenta que pueden darse efectos secundarios como el síndrome de hiperestimulación ovárica que, aunque no es peligroso y desaparece en la siguiente menstruación, sí puede ser molesto. También existe riesgo de que se den problemas psicológicos como la ansiedad o la depresión.
Elegir o no elegir la congelación de óvulos
Tomar o no la decisión de congelar nuestros óvulos debe depender única y exclusivamente de cada una de nosotras y de lo que deseemos para nuestras vidas y nuestro futuro.
Sin embargo, hay algunas cosas que podemos tener en cuenta a la hora de tomar la decisión: algunas investigaciones han encontrado que el método que se utiliza actualmente para establecer la reserva ovárica no siempre es fiable y que, además, más que la cantidad de óvulos existentes, lo importante es la calidad de estos.
Esto quiere decir que, aunque a la hora de hacer una congelación de óvulos haya un número adecuado de ellos, si la calidad de estos no es buena no lo será una vez que queramos utilizarlos para embarazarnos. Se entiende que la calidad de estos es mejor cuanto más jóvenes somos, pero no existe una técnica para medir dicha calidad.
Es por ello que este tipo de preservación por congelación se suele recomendar para mujeres que planean alargar el momento de quedarse embarazadas más allá de los 37 -39 años o, incluso, pasados los 40. Además, nuestros niveles de fertilidad dependerán de otros factores personales.
Con esta información, es elección nuestra tomar o no la decisión de congelar nuestros óvulos en base al tiempo que pensamos alargar el embarazo, nuestras prioridades, necesidad y, cómo no, nuestra capacidad económica.
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