«Quiero el divorcio. Quiero el divorcio. Quiero el divorcio». Si yo fuera un hombre musulmán en la India, o en Egipto, por ejemplo, ya estaría divorciado. Y mi mujer (ya exmujer) se enfrentaría a la ruina económica o el aislamiento social. Esta es una de las peculiares normas relativas al divorcio que podemos encontrar en la India y también en otros países del mundo, con costumbres, leyes y usos tan diferentes a los nuestros que, en ocasiones, nos cuesta creer que sean reales.
La ley del triple talaq en la cultura musulmana
Shayara es una mujer india de 35 años. Está divorciada y es musulmana (como otros 170 millones de habitantes de la India). Shayara tiene una lucha: acabar con la ley que permite a los hombres musulmanes divorciarse simplemente diciéndolo tres veces. Pueden hacerlo incluso por teléfono o por carta. Ella recibió hace un año una carta de su marido con la frase I divorce you escrita tres veces. Así, con ese simple gesto, se acabó su matrimonio de 13 años, sin que ella pudiera opinar ni recibir asesoramiento legal de ningún tipo. En su caso, el divorcio llegó cuando empezaba a recuperarse de una depresión, provocada por los seis abortos a los que su marido la había obligado a someterse, después de tener dos hijos.
Desde entonces, Shayara ha iniciado un proceso judicial para acabar con este procedimiento, que ya ha sido abolido en algunos países musulmanes. Ha sido acusada de traidora por los clérigos musulmanes, de insultar y ridiculizar su religión. Otras voces la han apoyado, incluso el primer ministro, Narendra Modi, declaró que la práctica es inconstitucional.
¿Por qué no quieren las mujeres divorciarse en la India?
Leyendo la historia de Shayara, desde nuestra mentalidad occidental, quizá la primera pregunta que nos acuda a la mente sea por qué el divorcio le supuso tal drama. Al fin y al cabo, supondría la separación de un marido abusivo. Podemos encontrar una primera pista sobre lo que supone el divorcio en la India en las declaraciones anteriores del primer ministro: «¿Qué delito han cometido nuestras hermanas musulmanas para que alguien les diga 'divorcio' tres veces por teléfono y sus vidas queden destruidas?». La conclusión es clara: el divorcio, para las mujeres, en la India, implica la destrucción de sus vidas.
El principal problema al que se enfrentan las mujeres indias, independientemente de su religión, es la dilación eterna de los juicios por pensión compensatoria. Es habitual, en la India, que las sentencias tarden años en dictarse; años durante los cuales, las mujeres que no disponen de un trabajo remunerado carecen de recursos para mantenerse a sí mismas o a sus hijos.
Además, existe la lacra social de convertirse en una paria por el simple hecho de estar divorciada. Hay quien llama al divorcio en la India dievorce (juego de palabras con die = morir). Porque, en determinados entornos, especialmente los rurales o los de fuerte carga religiosa, sea musulmana o hindú, una mujer divorciada muere socialmente. Muchos testimonios apuntan, además, a que tanto hombres como mujeres ven a las mujeres divorciadas como defectuosas, cazadoras de hombres o sospechosas de comportamientos inadecuados.
Un dato significativo sobre este estigma es que existen muchas más mujeres divorciadas que hombres, una cifra que se atribuye a la dificultad que las mujeres tienen para rehacer su vida al cargar con el peso de un divorcio a sus espaldas.
No solo las mujeres musulmanas sufren la desigualdad en la India
La India es uno de los peores países del mundo para nacer mujer. No lo decimos nosotros, lo dijo en 2012 el estudio de TrustLaw sobre los mejores y peores países del G20 para las mujeres. La India fue considerado el peor, por encima de Arabia Saudí, incluso. Y es que, además del resto de problemáticas que afectan a la mujer india, las leyes de divorcio las dejan en un lugar muy complicado en la sociedad, independientemente de su religión.
En fechas recientes, un tribunal ha dado la razón en un caso de divorcio a un hombre. ¿La causa? Que su mujer se había negado a vivir con los padres de él. La tradición hindú suele hacer que las mujeres se trasladen con su familia política tras la boda, una tradición elevada a ley por la sentencia dictada el año pasado.
Leyes de divorcio que discriminan a la mujer en todo el mundo
No es la India el único país en que unas leyes de divorcio desiguales sitúan a la mujer en una posición de desigualdad. En Egipto, por ejemplo, también continúa vigente la ley de la triple talaq, entre la población egipcia musulmana.
En Israel, aunque la situación está mejorando en los últimos años, sigue siendo el consejo de rabinos (todos hombres, por supuesto) quienes deciden sobre los casos de divorcio, que solo pueden ser planteados por el marido, no por la mujer.
Incluso en Japón, un país tan avanzado en algunos aspectos sociales, la mujer vive una situación de desigualdad en caso de divorcio: la obligación de no contraer matrimonio hasta pasados seis meses después de la sentencia, ley que no se aplica en el caso de los hombres.
Imágenes | Gtresonline, Pixabay.
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