La doble campeona del mundo de ajedrez acaparó las portadas de los medios de comunicación cuando se negó a participar en el mundial de partidas rápidas y relámpago que se celebraba en Arabia Saudí el pasado mes de diciembre. Su objetivo era llamar la atención sobre los derechos de las mujeres en el país y protestar por las vejaciones que todavía tienen que sufrir el sexo femenino en muchos lugares del mundo.
Aprovechamos que le han concedido a Anna Muzychuk el Premio Mujeres que brillan por su defensa de la igualdad en el deporte en nuestro país para entrevistar a esta ucraniana de 27 años que se ha convertido en una de las figuras referentes del feminismo mundial sin dejar de ser la número uno en el ranking mundial de ajedrez rápido.
¿Cómo nació su pasión por el ajedrez y cómo es la vida de una ajedrecista?
Empecé a jugar a los tres años. A esa edad ya sabía mover las piezas y poco a poco lo hacía cada vez mejor e iba interesándome más por el ajedrez. Aunque mis padres nos entrenaron a mi hermana y a mí nunca nos forzaron. Fue todo un esfuerzo por parte de la familia, somos una familia humilde.
El día a día es muy duro. A diario estudio seis horas y tres o cuatro días a la semana tengo una hora de entrenamiento físico. Este tipo de entrenamiento físico es importante ya que las partidas son muy largas, muchas veces hay varias partidas en la misma jornada y para conseguir que el cerebro rinda al máximo hay que estar en condiciones físicas ópticas.
¿Cree que su cerebro de ajedrecista le hace vivir la vida y verla de otra manera? ¿De alguna manera, juega partidas secretas en los conflictos de la vida?
Imagino que la capacidad combativa y la agresividad en el tablero para luchar en cada momento y no darse nunca por vencida son las razones por las que hago lo que hago y quiero conseguir que haya más justicia. Aprovechando ahora que estoy en España una de las figuras a las que admiro es de aquí: Rafa Nadal. Me gusta porque es una persona humilde y lucha cada punto como si fuera el último. Y eso me encanta.
El ajedrez me ha ayudado mucho a la hora de poder tomar decisiones, pero por encima de todo, soy una persona que quiere ayudar a que se dé la igualdad en el mundo. También me ha enseñado a imaginar y a ser respetuosa con los adversarios. A ser responsable de mis actos. Solo tú eres responsable de tu partida.
Además, tiene una hermana que cómo usted compite en ajedrez y es muy buena. ¿Cómo es su relación en el tablero y en la vida?
Entrenamos juntas y siempre nos hemos apoyado. Mucho de nuestro trabajo lo hemos desarrollado juntas. Pero no, no nos gusta competir entre nosotras, sino competir juntas contra el resto de las adversarias. Además, somos las únicas hermanas en la historia del ajedrez que hemos sido campeonas mundiales.
Usted sí que participó en el Mundial de Ajedrez que se celebró en Teherán. Lo que vio allí fue determinante a la hora de no acudir a Arabia Saudí. ¿Cómo se sintió?
Lo que ocurrió en Irán es que fui allí a disputar el campeonato del mundo cuando nunca había estado en un país así. No sabía lo que pasaba.
Y de repente tuve que pasar 25 días con unas reglas que me obligaban a llevar el hiyab, que no me dejaban salir sola, que me ponían un montón de impedimentos y me sentí humillada y vi que las mujeres del país también estaban ese situación. En ese momento decidí que no volvería a pasar por eso.
Era una de las favoritas para ganar en Riad y la decisión que tomó de no acudir ha tenido un importante coste económico, pero ¿qué ha ganado a cambio?
Había 500.000 euros en premios, una cantidad ocho veces mayor que el premio que conseguí cuando gané el campeonato mundial. La mayor bolsa económica que ha habido nunca en un torneo femenino (una de las cosas que nos han comentado durante el encuentro de Mujeres que brillan es que una de las razones de la Federación de Ajedrez para trasladar el campeonato a Arabia Saudi era precisamente económica. En este país había más posibilidades de conseguir mejores premios para los jugadores y para la federación).
Yo estoy muy contenta y muy orgullosa, porque no solo yo he ganado algo, creo que la sociedad ha ganado algo. Y estoy encantada de que mis palabras puedan ayudar a las personas que viven en esta situación allí.
¿Un hombre hubiera renunciado a la misma cantidad de dinero?
No, un hombre hubiera renunciado a mucho más. En Arabia Saudi el total del premio para las mujeres era de 500.000 euros, pero para los hombres era de 1.500.000 de euros. A veces la diferente puede llegar a ser hasta diez veces mayor.
¿Es normal entonces preguntarse si hay machismo en el mundo del ajedrez?
Para la gente que no entiende cómo funciona el ajedrez sí que hay ciertas diferencias entre hombres y mujeres. No solo es un juego mental, también tiene un componente físico. Los entrenamientos, como ya he dicho, son muy largos, las partidas pueden durar hasta siete horas y por eso, es muy importante la condición física y la resistencia.
Por tradición se considera que es un deporte más de hombres. Pero cuando yo comencé a jugar de pequeña, lo hacíamos todos juntos. Eso sí, cuando ya entras en un club te das cuenta de las proporciones: hay diez jugadores masculinos por cada jugadora. Y por esta razón podemos ver que los hombres están más altos en este deporte que las mujeres y tienen más audiencia.
¿Alguno de sus compañeros masculinos se solidarizó con usted?
Ha habido muchas jugadoras que me han seguido. Como la campeona de España Sabrina Vega. También es importante el respaldo que tuve de los jugadores masculinos. El 40% de los jugadores renunciaron a ir al campeonato. De todas formas, yo hubiera respetado todas sus decisiones.
¿Qué peso han tenido las redes sociales en la repercusión de su decisión?
He conseguido el récord de Ucrania en todas las redes sociales. Aquel post fue el más visto del país en toda la historia con 170.000 me gustas, 77.000 compartidos y 30.000 comentarios. Sin embargo, mi hermana no tiene redes sociales, pero apoyó totalmente la decisión, así que yo dije en todos mis comentarios en Facebook que mi hermana también hacía lo mismo.
Al final sus compañeras no tuvieron que llevar hiyab para competir, ¿hubiera participado al final de haber sabido que no tenía que hacerlo en esas condiciones?
No, no hubiera cambiado de opinión en ningún caso. El problema no es que a las jugadoras le dejen llevar el hiyab o no mientras están jugando la partida. El problema es que cuando sales fuera las reglas del país siguen siendo las mismas. Y la situación allí para las mujeres no es aceptable.
¿Es consciente de la repercusión que tiene el gesto que ha hecho para una generación de niñas?
Estoy muy orgullosa porque siento que la gente, por ejemplo, aquí en España, está empezando a reconocerme por la calle y me da las gracias. Y me encanta el papel que estoy desempeñando, especialmente si animo a esas jóvenes a seguir luchando, confiando en la fuerza de ser mujer.
¿Ha pensado en ir más allá en su lucha por defender los derechos de la mujer, en trabajar en el terreno político?
Ahora mismo por encima de todo soy una jugadora de ajedrez. Por ahora no tengo decidido cuáles serán mis próximas actuaciones aunque es más que probable que vaya al Parlamento Europeo a hablar sobre los derechos de la mujer el próximo día 8 de marzo. Pero por protocolo está pendiente de confirmarse. Pero yo quiero sobre todo recalcar que ante todo soy una jugadora de ajedrez.
Fotos| Anna Muzychuk, Iberdrola "Mujeres que brillan"
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