Así han evolucionado las princesas Disney: desde Blancanieves (1937) hasta Vaiana (2016)

Algo ha cambiado ya. Definitivamente y no hay marcha atrás. Vaiana, la nueva heroína Disney, no se parece en nada a las princesas que llevan triunfando en sus películas durante los últimos 50 años y sí es el rol definitivo que estábamos esperando.

Valiente, segura de sí misma, independiente... un modelo a seguir para una nueva generación de mujeres que ya no entendería por qué la princesa se queda en casa esperando a ser salvada y ya de paso, lava los platos.

Es inevitable no fijarse en la evolución que han sufrido las Princesas Disney en los últimos cincuenta años, un cambio que poco a poco ha ido mostrando cómo el rol de la mujer en nuestra sociedad también ha evolucionado. Hasta el día de hoy. Y Vaiana (Moana en España), la protagonista de la última película de la factoría de dibujos animados, es el mejor ejemplo de lo mucho que hemos cambiado las mujeres.

Es una mujer activa y no pasiva como las anteriores

En Blancanieves y los Siete Enanitos, del año 1937, la princesa sólo consigue escapar de las garras de su terrible madrastra porque primero le ayuda el cazador y luego los enanitos. Y su única manera de pasar el tiempo mientras es rescatada es hacer labores del hogar.

Algo que también se le da estupendamente a Cenicienta, del año 1947, destinada a limpiar para su madrastra y sus dos hermanastras y cuya única vía de escape viene en forma de un Príncipe Azul.

Se rebela contra los patrones establecidos

El primer gran cambio en las Princesas Disney llegó de la mano de Mulan en el año 1998. Una heroína que se embarca en el ejército haciéndose pasar por hombre para salvar la vida de su padre. Pero aunque al final tiene la oportunidad de trabajar directamente para el Emperador, elige lo que se espera de una mujer y regresa a su aldea para prometerse a su enamorado.

Vaiana es el ejemplo definitivo de en qué se ha convertido la mujer del siglo XXI. Una heroína que confía en su valía personal y en sus méritos, que se embarca en una misión para salvar a su tribu sin dudar ni un segundo y que pone todo de su parte para conseguir sus objetivos personales.

Es la responsable de los cambios en su vida

En La Bella Durmiente, del año 1959, nos encontramos con una heroína que no parece dueña de su vida, a quien todo el mundo quiere proteger, que ni siquiera conoce su verdadera identidad, pero tampoco se plantea dudas sobre las personas que la han estado engañando o da un paso adelante para protegerse.

Una heroína como Vaiana (Moana) no necesita que ningún hada madrina convierta sus harapos en vestidos de fiesta ni que la empuje a lanzarse a una aventura para asumir los pasos que tiene que dar.

No depende del amor para autorrealizarse

El final feliz de cuento ha sido el mismo durante años y años: felices para siempre, por supuesto. Y con tu príncipe azul al lado. Así ocurría con Blancanieves, Cenicienta y la Princesa Aurora, pero también hace relativamente poco con La Sirenita.

O sin ir muy lejos, con el personaje de Anna en Frozen, del 2013, que podría haber supuesto una gran oportunidad para apostar por un rol más feminista, pero que se quedó a medio camino.

El caso de Bella es especialmente llamativo. La protagonista de La Bella y la Bestia fue algo más que un soplo de aire fresco, fue una redefinición completa del rol de heroína Disney. Bella era lista, culta y no estaba obsesionada con el matrimonio (al revés que las demás mujeres de su entorno). Pero, sin embargo, al final de la historia lo único que cobra protagonismo es que consigue encontrar el amor.

Es más: puede ser muy feliz haciendo las cosas sola

En el caso de Vaiana no hay ningún interés romántico presente en la historia. En la historia de Vaiana no hay tensión sexual no resuelta o un objetivo romántico.

Es lo suficientemente segura para imponer sus propias ideas y decisiones

Frente a las heroínas tradicionales, Vaiana se atreve a enfrentarse contra el patriarcado y no tiene ningún problema en valerse por sí misma.

Frente al conformismo de las anteriores, tiene objetivos vitales

Las aspiraciones de las princesas Disney originales consistían en vestirse de blanco y pasar por el altar. La estabilidad la conseguían a través del matrimonio, no de la autorrealización personal.

Tenemos que esperar al año 2009 para ver en Tiana y el sapo a una mujer con un propósito firme: abrir su propio restaurante, cueste lo que cueste.

Vaiana da un paso más allá y acaba definitivamente con el rol de Princesa Disney al que estábamos tan acostumbrados. Cuando se embarca en una aventura épica donde lo único que importa es su crecimiento personal y su evolución, donde lo que cuenta es mejorar ya no sólo su propia vida sino la de su comunidad, donde sus aspiraciones trascienden mucho más allá de lo que jamás nos hubiéramos imaginado en una "princesa Disney".

Fotos| Disney, Yuxtapose

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