Si el movimiento body-positive se ha hecho grande es gracias a Internet. Mujeres con nariz grande, pecas y plus-size presumen de su belleza única. Y tienen tanto tirón que algunos hablan hasta del fin del cánon de belleza como lo conocíamos. ¿Es eso cierto? Dentro de las mismas redes sociales en las que el body-positive encuentra su ecosistema perfecto, también encontramos muestras de belleza perfecta, alimentada por el mismísimo Photoshop. Un mismo universo online y dos bellezas enfrentadas, ¿cuál es el veredicto?
El body-positive como salvación: la perfección de no querer ser perfecta
En el polo opuesto de esta perfección surge una historia mucho más positiva. Se titula body-positive y redefine las antiguas concepciones de belleza, tratando de incluir a todas las mujeres. Solo hay que saber dónde buscar, y si optas por el hashtag #bodypositive verás cómo surge la magia en tu feed de Instagram. Ya lo decía este estudio de Dove, "el 82% de las mujeres creen en el poder de las redes sociales para cambiar el ideal de belleza."
No hace falta buscarlo demasiado, la democratización de la belleza está a plena vista. Mujeres de todas las tallas, razas y edades presumen de aquello que les hace únicas, ya sea pecas, estrías o incluso alguna característica congénita. E incluso hombres, los roles de género se han difuminado. Estamos en la era de la celebración e Instagram se ha hecho eco de ello, sacudiendo todos los tópicos beauty del pasado y dándoles un nuevo significado. Así nos los explican desde la agencia de modelos Traffic Models:
"Sí que es cierto que cosas que antes se escondían con el Photoshop ahora se quieren potenciar (tatuajes, cicatrices, estrías, etc.) y estamos viendo que chicas que antes eran descartadas por su estatura ahora empieza a no ser ya un problema. Hay un abanico más amplio donde hay trabajo para todas." -Raquel Gatell.
Y parece que la sensación de cambio es generalizada. No solo se vive delante de las cámaras, los que se encargan de transmitir esta nueva imagen también dan fe de este cambio. El fotógrafo de moda Lucho Dávila, más conocido como IAMTRECE, afirma que este cambio de paradigma es real. Para él es una consecuencia directa de la globalización y la búsqueda de una belleza que nos represente y que luche contra la pérdida de identidad individual:
"Considero que los cánones de belleza han cambiado radicalmente en los últimos años. En mi campo, las personas y marcas consumen ahora una imagen más real, a diferencia del estereotipo que tuvimos en la pasada década, el de la modelo perfecta. Ahora el público espera ver caras reales, cánones con los que se sienten identificados.
En mi opinión, este cambio se debe al concepto actual de globalización. Hoy en día tenemos acceso a más conocimiento y esto exige firmas más transparentes y reales. Conceptos como el del ciudadanos global, la concienciación de la igualdad de géneros, saber de la existencia de actos terroristas en diferentes continentes, etc. Toda esta información nos hace sentir más humanos, más conectados y nos lleva a demandar una imagen más real, más reconocible."
El estereotipo beauty elevado al cuadrado
El cánon de belleza que ha constreñido a las mujeres no es nada nuevo ni un problema que solo los millennials tengan que afrontar. De hecho, existe desde que el mundo es mundo. ¡Hasta las griegas clásicas tenían que ser rubias de cabello rizado si querían considerarse it girls! Por lo mismo pasaron nuestras abuelas, madres y demás antecesores de nuestro árbol genealógico. No se salvó ni una, pero nosotras somos las más expuestas de todas.
"El ideal de belleza canónico no nació con las redes sociales. Ha estado en nuestras vidas desde el comienzo de la historia, pero jamás había tenido un altavoz como el social media. Internet ha bombardeado a las mujeres, elevando la presión por estar delgadas, tener la melena lustrosa o vestir con las últimas tendencias" - Estudio de la Universidad de Hamilton.
Esta particularidad de nuestra generación se la debemos a Internet, que ha invadido cada rincón de nuestras vidas de mujeres de talla 36, esbeltas, tonificadas, con la piel impoluta y melenazas de infarto. Desde China hasta Estados Unidos, el estereotipo de belleza femenino se ha exportado sin ton ni son vía online, perfeccionándose cada vez más. Es lo que gusta y lo que muchos en la industria siguen demandando, algo que nos confirma Raquel Gatell desde Traffic Models:
"No nos engañemos, la modelo de 1.80 con unas medidas de 90-60-90 y de rasgos casi perfectos sigue trabajando mucho más que el resto."
Esto es algo que también nos confirma la modelo española Marta Lamamié, quien afirma que "cuanto más delgada está más trabajo le ofrecen las firmas. No hay nada como ver las pasarelas. Las medidas delimitan porque muchas firmas buscan una percha. Hay otras que se adaptan a las medidas de diferentes mujeres, pero no suele ser la tónica."
No es de extrañar, entonces, que la presión por mostrarse perfecta haya saltado del social media a la vida real. Lo cuál genera frustración, en un intento imposible de adaptarse a ese ideal de belleza irreal muy por encima de nuestras posibilidades. Nada como esta investigación de YWCA para ponerlo en palabras más adecuadas:
"Las redes sociales perpetúan tendencias que empujan a las mujeres a hacer ejercicio, probar dietas rápidas y utilizar productos inútiles como las fajas de cintura, todo por encajar en el ideal canónico de belleza. Esto mismo es aplicable también a aquellas mujeres que generan estas necesidades. Ellas basan sus carreras en hacer dinero a través de Instagram, subiendo fotos de ellas mismas haciendo deporte o dieta para ganar dinero. De esta forma se genera una espiral de belleza perfecta inalcanzable."
Nos guste o no, esa presión existe. Basta con ver el fenómeno Kylie Jenner y el boom de los rellenos de labios. Si a esta inundación de roles beauty le sumamos los haters y comentarios negativos que ahora pueden bombardearnos de forma anónima, el efecto ya de por sí multiplicado se eleva aún más. En definitiva, la perfección es la meta. Muchas mujeres necesitan estar impolutas y sin un solo defecto para competir con el mismísimo Photoshop.
Entonces, ¿con cuál nos quedamos?
En definitiva, vivimos un momento histórico en el universo de la belleza, en el que nos hacemos eco, de una forma u otra, de todos los tipos de belleza posibles e imaginables. Estamos encontrando una visión más abierta en los rasgos distintivos y en el poder con el que los defendemos. Sin embargo, el estereotipo beauty preestablecido está fuertemente arraigado. ¿Cómo es posible que convivan ambas ideas? Buscando el paquete al completo:
"Es cierto que en la industria de la moda se están haciendo un hueco modelos que no entrarían dentro de un canon de belleza estándar, pero la mayoría de clientes apuesta por modelos que tengan los dos perfiles en uno. Es decir, chicas guapísimas que puedan enseñar alguna imperfección, pero que no dejan de ser guapísimas." - Raquel Gatell, Traffic Models.
Otra conclusión a tener en cuenta es que estemos mezclando dos mundos diferentes que existen en la misma industria y al mismo tiempo:
"Instagram ha cambiado mucho la industria de la moda. Hay muchas firmas que optan por influencers, porque dan una imagen más real y natural de cómo quedan sus prendas. Y que tienen muchísimos seguidores, algo que yo por ejemplo no tengo para aportar. Las firmas que optan por modelos con experiencia que conocen el empleo no buscan lo mismo que las que optan por instagrammers, que pueden darles más publicidad. Son dos conceptos diferentes. -Marta Lamamié, modelo."
De esta forma, no podemos concluir de forma oficial que ya no exista un estándar de belleza frustrante al que la mayoría de las mujeres no puede aspirar. Ni tampoco que esa belleza perfecta ya no sea bien recibida. Lo que sí podemos decir con total seguridad es que existen ejemplos a seguir de todos los tipos, lo que facilita el potenciar nuestra belleza única en vez de intentar enmarcarnos en una en la que no encajamos. Y eso, aunque sea a mitad del camino, es algo que merece la pena celebrar, ¿no?
Fotos | Missguided, Boohoo, Mango, Stradivarius, @garypeppergirl, @tuulavintage, @chiaraferragni.