Ha muerto Kate Millett, a los 82 años, en París. Puede que la noticia pase desapercibida a muchos, o que no sepan quien era esta mujer que se convirtió en la figura central del movimiento de liberación de la mujer en los años 70. No lo decimos nosotros; así habla de ella el New York Times en su necrológica de hoy. Porque Kate Millett es la cara más visible del feminismo de segunda ola, el (¿mal?) llamado hoy en día 'radical', del que se pueden poner en duda muchos presupuestos ideológicos, pero al que es difícil negarle que ayudó a cambiar el mundo.
Política sexual (1970) es ya un clásico en la historia del movimiento feminista. Se trata de la tesis doctoral de Millett en Oxford, convertida en libro a posteriori. La mayor parte de esta obra se centra en la influencia de la sexualidad en las relaciones de género. Se considera el gran texto fundacional del feminismo de segunda ola, que surgió cuando se comprendió que el movimiento debía ir más allá de pedir derechos individuales concretos (el sufragio, por ejemplo) y abarcar temas globales bajo la premisa de que todo mal social surgía de la desigualdad entre las dos mitades de la población, la masculina y la femenina.
En aquellos años de finales de los 60 y principios de los 70, no todo era teoría dentro del movimiento feminista. La práctica se centró sobre todo en los derechos reproductivos y la liberación sexual. Y Millett estuvo presente en todos los procesos. También en la primera Marcha de Mujeres, que sacó a la calle a 20.000 mujeres en Nueva York y unos cuantos miles más en otras ciudades de Estados Unidos, cuarenta y siete años antes de la Marcha sobre Washington que hizo historia en enero de este año. Fue una de las primeras veces en que se escuchó reclamar el derecho al aborto o al libre acceso a anticonceptivos, sin perder de vista reivindicaciones anteriores, y que siguen hoy muy vigentes, como la igualdad laboral o el acceso a puestos políticos.
Pocas veces han estado tan interrelacionadas la esfera pública y la privada de la vida de las mujeres como en el pensamiento de Kate Millett. Algunas de sus visiones sobre el amor o las relaciones sexuales quedaron atrás con la siguiente ola del feminismo, la tercera, pero su lucha fue determinante para que hoy muchas podamos decir, sin rubor, que somos feministas.
Imágenes | Wikimedia Commons.
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