Hay esperanza para el fin del acoso durante las fiestas populares en las que las mujeres nos convertimos en víctimas de delitos sexuales. O eso parecen indicar algunas noticias que nos llegan desde Pamplona. Hace unos días, con motivo del comienzo de los sanfermines 2017, os mostrábamos dos vídeos en los que se podían ver ejemplos del acoso que sufren las mujeres durante la celebración de estas fiestas: en el primero de ellos, una chica era manoseada por varios hombres durante la celebración del chupinazo; en el segundo, una reportera del programa Espejo público mostraba algunas de las situaciones que se encuentra una mujer sola en la noche pamplonesa durante los días de festejo. Los dos mostraban un panorama muy poco esperanzador en la lucha contra el acoso, las agresiones sexuales y la igualdad. Pero Pamplona está plantando cara a estos indeseables, que incluyen la intimidación a la mujer en la ecuación de fiesta y alcohol. Y nos lo cuentan desde la propia ciudad.
Las autoridades, en pie de guerra contra los delitos sexuales
En los escasos días que han transcurrido desde el comienzo de estos sanfermines, la policía ha efectuado varias detenciones por delitos sexuales. Ya hay incluso dos condenados, vía juicios rápidos, ambos por tocamientos en bares. Las sentencias han ido desde los ocho meses de prisión y una indemnización de 750 euros a la víctima, en el primer caso, a una multa de 2.880 euros y 500 euros de indemnización, en el otro.
Sabemos que las autoridades de Pamplona han puesto todo su empeño en que las fiestas de San Fermín no se vean empañadas, como ocurrió el año pasado, por noticias relacionadas con delitos de acoso sexual o violación. Dos buenas muestras de ello son la reedición de la guía Por unas fiestas libres de agresiones sexuales y la puesta en funcionamiento de una app específica para denunciar estos y otros delitos in situ, llamada Alertcops San Fermín.
Pero ¿qué ocurre en la calle?
Esa es la pregunta que nos hacemos los que estamos lejos de Pamplona en estas fechas. ¿Cómo se percibe en la calle ese ambiente de alcohol, fiesta y, en algunos casos, acoso sexual? Hemos acudido a una asistente a estas fiestas para que nos hable de su experiencia. Rosa Gómez es una joven gallega de 27 años, que lleva cinco días en Pamplona junto a dos amigas. Nos habla de su experiencia en la noche de la ciudad durante estos días de masificación, y de su testimonio extraemos una palabra: esperanza.
«Llegué a Pamplona el día anterior al chupinazo, con dos amigas. Era la primera vez que veníamos a estas fiestas y lo cierto es que nos daba un poco de miedo todo lo que oíamos sobre la actitud de algunos hombres hacia las mujeres. En parte, hicimos oídos sordos a ese temor porque nos indignaba la idea de renunciar a unas vacaciones que llevaban muchos años apeteciéndonos. Era como permitir que los acosadores ganaran», nos confiesa, para empezar. Los ecos de la violación en grupo ocurrida en la edición del año pasado estuvieron a punto de dejarlas en casa.
«Desde que llegamos, hemos podido comprobar que sí, hay acoso a las chicas. Similar al de cualquier gran fiesta popular, por desgracia, aunque multiplicado aquí por el enorme número de asistentes. Hemos salido todas las noches y, en algún momento, siempre ha habido algún tipo que se ponía más pesado de la cuenta, aunque sin rebasar los límites de la legalidad. Lo que nos sorprendió de verdad fue la actitud de muchas otras personas asistentes a la fiesta, que han mostrado una sensibilidad que no esperábamos hacia todo lo que está ocurriendo», añade, gratamente sorprendida, al igual que sus amigas, por la actitud de algunos hombres y mujeres, especialmente pamploneses.
«Hemos vivido situaciones que nos han demostrado que muchos asistentes están sensibilizados contra el acoso. En solo cuatro noches, hemos encontrado a unos chicos que han venido a preguntarnos si otro, que estaba bastante borracho, nos estaba molestando; un grupo de chicas nos han preguntado si conocíamos la aplicación de las denuncias online y nos han pedido que la utilizáramos si nos pasaba algo; el dueño del hostal en el que nos alojamos ha estado muy pendiente de si nos sentíamos seguras a la hora de volver por la noche; y hace dos noches, vimos en primera persona cómo la propia gente echaba de un bar casi a patadas a un tipo que le había tocado el culo a una chica».
A Rosa y a sus amigas les ha llamado la atención que el acoso y los abusos es un tema del que se habla, que surge constantemente en las conversaciones entre quienes se conocen durante los sanfermines. Y destaca especialmente la sensibilización de los propios pamploneses: «Son quienes se muestran más indignados, especialmente por la mala imagen que esto da de la ciudad y sus fiestas. Tienden a culpar más a los extranjeros, aunque hemos visto que, por la noche, también muchos españoles tienen actitudes poco deseables. Lo que es un hecho es que, en mi ciudad, nunca he visto que un bar entero se eche contra un borracho por tocarle el culo a una chica, y en Pamplona la reacción fue unánime», concluye, esperanzada por las actitudes que plantan cara a los acosadores.
Otras soluciones al acoso
Que la solución a estos delitos y actitudes machistas pasa por la educación es algo que pocos ponen en duda. Podemos tener la esperanza de que las generaciones posteriores vayan educadas en una igualdad que pondrá freno a esto, pero necesitamos también soluciones a corto plazo. En Suecia, por ejemplo, tras la cancelación del festival de Bråvalla del año que viene por el alto índice de agresiones sexuales en el de este año, se ha propuesto la organización de un festival sin hombres en 2018.
Puede ser una solución, sí, pero, desde luego, no es la solución a largo plazo la segregación del ocio de ambos sexos para evitar que algunos hombres incidan en delitos. La sensibilización que nos cuentan desde Pamplona que se está empezando a ver surgir en las calles nos parece una opción más esperanzadora. Porque el agresor campará a sus anchas mientras encuentre el apoyo y esa complicidad tan tabernaria a veces de otros hombres. O de mujeres que siguen culpabilizando a las víctimas por cómo visten o cuáles son sus actitudes. Pero si toda una sociedad les planta cara y las autoridades hacen su trabajo, quizá pronto podamos decir que las agresiones sexuales durante fiestas populares han pasado a la historia.
Imágenes | Gtresonline.
En Trendencias | Los sanfermines se blindan contra las agresiones sexuales: sí, por desgracia sigue siendo necesario
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario