Leticia Dolera habla de feminismo en el «Chester» y volvemos a escuchar que «no es no» ya no es suficiente

Esta noche, Leticia Dolera ha visitado el Chester de Risto Mejide, en Cuatro, para hablar de la culpa. Ese era el tema del programa, y la conversación ha derivado hacia el feminismo, las agresiones sexuales, el patriarcado y todos los temas relacionados que llevan meses vigentes en la sociedad. Y también para hablar del «no es no», un mensaje que hemos escuchado durante años asociado a las agresiones sexuales... y que ya no parece suficiente. Para Dolera, ha llegado el momento del «solo sí es sí».

«No es no, y si no es violación» es un buen mensaje. Lo escuchamos en las manifestaciones y hay un consenso bastante generalizado sobre ello. Si una mujer dice «no» a una relación sexual, no puede haber esa relación; si la hay, estaríamos ante una agresión sexual.

«Si no hay 'sí', es no. No solo que el 'no' es 'no'. Si no hay 'sí', es no», Leticia Dolera.

Pero ¿por qué mucha gente, Leticia Dolera entre ellos, opina que el «no es no», aunque vigente, se ha quedado algo obsoleto? Porque hay una serie de situaciones en las que una mujer puede estar incapacitada para decir no. Puede estar ebria o drogada (por voluntad propia o porque alguien la haya drogado sin que ella lo sepa). Puede sentirse tan intimidada por una situación que tema que el hecho de decir «no» ponga en peligro su integridad. Puede estar dormida y que alguien aproveche esa situación para abusar de ella. Y cualquiera de esas coyunturas, según el Código Penal vigente en España, determinarían si estamos ante una agresión sexual o ante unos abusos (como aprendimos con la sentencia del caso de la manada), pero no convierte esas relaciones, pese a la ausencia de un «no» explícito, en lícitas.

La retórica, para la nueva ola del feminismo, ha pasado del «no es no» al «solo sí es sí». Que puede parecer lo mismo, o muy similar, pero no lo es. El «sí» implica el consentimiento explícito a la relación, algo que no conlleva la ausencia de «no». Es algo que el código penal sueco acaba de aprobar, que el consentimiento sea activo. Y en la palabra «activo» se encuentra la clave; el consentimiento que implica el «no es no» es pasivo. Y resulta difícil de entender que la mujer sea un sujeto pasivo en una relación sexual a día de hoy.

De hecho, ya varias voces se han alzado contra el propio concepto de «consentimiento», precisamente porque vuelve a situar a la mujer como un elemento pasivo de la relación sexual. Alguien que consiente que eso ocurra, lo desee o no. Y la verdadera interacción en igualdad tal vez llegue cuando hablemos de «deseo», en lugar de «consentimiento». Deseo mutuo, con un «sí» explícito por ambas partes, que aleje cualquier sospecha de abuso o agresión.

Imágenes | Gtresonline y Chester.

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