Una vez más Campofrío consigue con una campaña para su producto Pavofrío conectar con todas las mujeres de una generación, mujeres que tienen que luchar día a día contra los estereotipos que la sociedad les impone. Y lo hace usando sentido del humor y empatía, mucha empatía para hacernos entender que tenemos que exorcizar a nuestros fantasmas como la única vía para ser felices.
Bajo el título de Fantasmas, Campofrío vuelve a dar con una campaña de publicidad con la que nos sentimos plenamente identificados. Una manera de hacer hincapié en la presión que sufren todavía las mujeres por no cumplir con las expectativas que la sociedad espera de ellas.
Pequeños estigmas, micromachismos que sin tener la importancia de problemas mucho más graves como la violencia de género, el acoso sexual o la brecha salarial, también tienen que eliminarse.
Esos fantasmas pueden ser muchos, pero Pavofrío se centra específicamente en cuatro: el fantasma de no ser madre, el fantasma de estar siempre perfecta, el de la culpabilidad por no dar prioridad a la familia frente a la profesión y el de no tener pareja. El punto de partida para la espectacular realización del spot son películas como Ghost o Poltergeist y el resultado es una atmósfera opresiva
Unos fantasmas, que según cuenta el texto del spot realizado por la agencia McCann Erickson, reflejan nuestro miedo a no encajar en la sociedad, pero que hay que invitar a irse para alimentar otro modelo de mujer mucho más libre y feliz.
Como se puede ver, al final del spot la reciente campeona de Europa de halterofilia, Lydia Valentín, grita «iros» a estos estereotipos sociales.
Foto| Campofrío
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