Esta semana me estoy dando cuenta que en el gimnasio vamos teniendo nuevas incorporaciones. Por mucho que digan que los "buenos propósitos" empiezan después de navidades, seamos realistas: entre que las fiestas acaban el día 8 (siguiendo el calendario escolar, siempre) y "que-total-ya-he-perdido-8-días" (como que fueras a ir 8 días seguidos el primer mes...), nos acabamos apuntando al gimnasio el 1 de febrero.
Pues bien, una vez elegidas las clases, decides que quieres ir a spinning (ciclo indoor, bike... como queráis llamarlo) porque has oído que es de lo que más calorías quema, y es lo que tú necesitas: deshacerte del Roscón de Reyes que llevas casi un mes macerando. Por ello, he aquí esa experiencia (por la que también pasé en su día) y que se repite en todos los que pasan por ese primer día de spinning en versión gif...
El look de gimanasio
Seamos francos, todos hemos pasado por esa primera época en la que dices "yo no voy a lucirme al gimnasio, voy a hacer deporte" y te plantas un pantalón cualquiera de chándal (ni siquiera una malla) y esa camiseta que te encuentras al final del cajón. Y así vas a tu clase de spinning, cuando de repente ves entrar a esas divinas que te hacen plantearte que la camiseta de propaganda igual se te ha ido de las manos.
En ese momento te haces una nota mental: comprar ropa que no parezca sacada de un rastrillo, vienes a hacer deporte, correcto, pero tampoco es necesario que te miren por las pintas.
Eso sí, mucho mas shock te da ver entrara esos que llevan mallas tipo culotte, que más bien parece que llevan pañales (luego entenderás porqué y desearás unos) y esas zapatillas que parecen zapatos de claqué, "¿quién os habéis creído que sois, Indurain?"
Tienes ese primer pensamiento de que no encajas en la clase.
Comienza la experiencia
Después de poner la bici a tu gusto con la ayuda de varias personas (una te ha dicho que esa bici es solo de calas -le has mirado raro pensando qué querría decirte con "calas", ¿eso no era lo de las playas?- , otro te ha colocado el sillín a la altura de la cadera cuando te vio intentando escalar en uno que te quedaba por el hombro, otro te coloca el manillar... al menos has entablado conversación...), comienza la clase y lo haces con ganas, hasta con buena cara pensando en porqué la gente dice que esto es duro...
Mientras los demás van al unísono...
Sí, has procurado ponerte en la fila de atrás porque, aunque ibas toda convencida la prudencia es la madre de la ciencia, y has preferido pasar desapercibida, ya tendrás tiempo de ponerte en primera fila (si repites). El caso es que ves que todos van al unísino: "¡¡pisa, pisa, pisa!!", mientras que a ti parece que te están picando pulgas y no das una pedaleada al mismo tiempo y cuando la gente esprinta, tú saltas (literalmente hablando) en el sillín... Es ese momento en el que la vista se te nubla definitivamente.
Y miras el reloj...
Cuando sientes que ya estás desfalleciendo, cometes un craso error, que es mirar ese reloj que hay en la clase (de hecho deberían quitarlo, es el mal). Tus cálculos aproximados, teniendo en cuenta que estas a punto del infarto, lo sudas todo, y que respiras como si acabases de salir de una mina, te dicen que la clase debe estar a punto de acabar... ¡¡¡Error!!! Llevas diez minutos exactos de clase. Sí, desde el momento que entras en una clase de spinning el tiempo se vuelve una paradoja y pasa mucho más despacio que en el resto de espacios. Tranquilos, eso no se pasa con el tiempo y la experiencia...
Y de repente, "eso era el calentamiento"
Has aguantado a duras penas esos primeros 20 minutos y del monitor sale la frase esa de "¿qué tal lleváis el calentamiento?" y solo esperas que se refiera al calentamiento global, porque tú estás muriendo por dentro mientras ellos "empiezan" la sesión... Ahí es cuando te sale la Sara Montiel que llevas dentro y dices aquello de... ¡¿¡¿Pero qué invento es éste?!?!
A los compañeros parece que les va la vida en ello
Pasados esos primeros veinte minutos en los que ya no sabes si morirte, pedir auxilio y un desfibrilador, llamar al 112 o simplemente caerte desmayada ahí mismo, empiezas a mirar a tu alrededor y ver cómo a tus compañeros parece que les va la vida en ello, como que quisiera llegar a algún sitio o ganar el Tour de Francia. Sí, piensas que son unos flipados pero reconozcámoslo, en el fondo te dan envidia porque siguen dándolo todo cuando tú sólo quieres echar el hígado de tu cuerpo.
Ese instante en el que el monitor da por finalizada la clase
¡¡¡Por fin!!! Has aguantado a pesar de que el cuerpo, el sentido común y tu reloj biológico (el cual has sentido que te llamaba desde el más allá) ten decían que abandonases. Algunos habrán caído en el intento pero tú, ¡¡tú lo has conseguido!!. A ver ahora quién te baja de la bici...
Sudas como si no hubiera un mañana...
De hecho, te sudan partes del cuerpo de las que desconocías que pudiesen sudar. ¿No eras tú la que te "vanagloriabas" de que sudabas poquísimo? Pues toma tres tazas...
Hasta tienes tufillo
¡Has mutado en una mofeta! ¿Qué me estás contando si yo me ducho todos los días?
Momento ducha
El mejor momento de todos, sin duda, qué bien sienta, qué placer... Llegó el final, estás que no puedes con el alma pero has acabado, te sientes mucho mejor...
Suena el despertador al día siguiente de tu primera sesión
Te vas a la cama ese primera día de spinning convenciéndote de que tampoco ha sido para tanto. Eso sí, nadie habló del día siguiente, sencillamente ves el túnel...
Y te levantas...
Y de repente te ves trasladado al lejano Oeste, te sientes un cowboy y piensas que en qué momento te has bajado del caballo por el horripilante dolor de trasero que tienes... En ese momento piensas en los culottes que parecían pañales que llegaban los demás. Nueva nota mental: comprar unos si quiero volver.
Seamos francos, pasarán varios días antes de que quieras repetir, sin embargo, le pillarás el gustillo y te acabará apasionando, te acabarás comprando no solo el culotte (con ese ya contábamos), sino también las calas (que has aprendido que son las zapatillas de claqué que llevaba la gente y con las que se pedalea mucho mejor), camisetas chulas, y poco a poco te irás pillando bici más cerca del monitor porque sí, llegará un día en el que los nuevos, te llamarán flipada, pensarán que te crees Indurain, y les ayudarás a colocar el sillín, el manillar y les dirás que esos pedales son para calas. Y es que hay que reconocer, que el spinning mola mucho y engancha.
Foto | Pinterest
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