Tener un sueldo fijo hoy en día es todo un lujo. Un lujo que a veces no sabemos aprovechar. Cuando cada mes llega la Santa Nómina es difícil no dejarse llevar por el entusiasmo, pero hay que mantener la mente fría e intentar sacar partido hasta el último céntimo que ganas. Y sobre todo, no cometer ninguno de estos cinco errores que te contamos a continuación y de los que nos han advertidos dos expertos en finanzas personales.
1.- No pensar en tu jubilación.
Sí, puede que este sea tu primer trabajo serio y pensar en la jubilación te parezca una quimera. ¡Si te quedan por delante cuarenta años o más (eso sin ser negativos)! Tu fecha de jubilación te parece tan lejana que tu primera reacción es pensar que todavía te queda mucho tiempo por delante para pensar en ello. Pero las matemáticas juegan en tu contra ( y si eres de letras, más).
Cuanto antes comiences a ahorrar más crecerá tu dinero. Las opciones son múltiples: los planes de pensiones que ofrecen las entidades bancarias tienen un tratamiento favorable en el Impuesto de las Renta de las Personas Físicas, pero también muchas comisiones, poca rentabilidad y poca (o ninguna) liquidez. Pero hay otras alternativas muy interesantes como los PPA (Planes de Previsión Asegurados), los PIAS (Planes Individuales de Ahorro Sistemático), los propios fondos de inversión o los seguros de ahorro.
Pero, la duda sobre qué elegir siempre está ahí y más si nos perdemos entre tantos planes y todos nos suenan a chino mandarín. Por eso hemos pedido ayuda a Francisco Corral, asesor financiero independiente, quien nos aconseja que a la hora de elegir si entrar o no en un fondo de pensiones no hay que dejarse cegar por el beneficio fiscal. "No es para todo el mundo. Imaginemos que ahora ganas 25.000 euros al año, con dos hijos pequeños. Gracias a esos dos hijos tu base imponible es menor, por lo que a lo mejor estás pagando un 18% de impuestos sobre tus ingresos. Al meter 1000 euros en un plan de pensiones los quitarás de la base imponible, por lo que te ahorrarás un 18% de esos 1000 euros. Pero dentro de unos años, cuando te jubiles o rescates el plan, pongamos que ganas la misma pensión, 25000 euros, pero ya no tienes el descuento por hijos (habrán crecido), y ahora tu tipo marginal es el 25%, por lo que recibir esos 1000 euros te costará 250 euros de impuestos. O sea que entrar y salir del plan de pensiones en este caso te ha costado (haciendo un par de cuentas) un 14% de tus ahorros."
Sin embargo, según Francisco, si cobras 80.000 euros en vez de 25.000 sí te conviene tener un plan de pensiones: "porque te ahorrarás (pongamos) un 40% de lo que metas en el plan pero pagarás al retirarlo un 25% (ya no tendrás un sueldo de 80.000 euros al jubilarte, sino una pensión de 25000). Es decir, que por cada 1000 euros que hayas metido en el plan, te habrás ahorrado (de nuevo hacemos un par de cuentas) 50 euros además de lo que se haya revalorizado el plan. Añadir un 5% a la rentabilidad de cualquier plan lo convierte en más interesante."
El ejemplo que nos ha puesto nuestro asesor financiero es una manera de ilustrar que hay que prevenir y pensar en la jubilación desde que uno comienza a trabajar, pero también hay que evaluar las diferentes posibilidades que tenemos a nuestro alcance y en base a eso tomar la mejor decisión para nuestro caso particular.
2.- Pensar que tener un presupuesto mensual es cosa de aburridos padres de clase media.
A priori, las palabras “presupuesto” y “personal” te suenan a ser como Ned Flanders y tener un Excel abierto con diferentes categorías en las que vas apuntando hasta el último centavo que guardas.
En la otra punta del Universo están las personas que viven cada día como si fuera el último y no tienen ni idea de lo que gastan cada mes… hasta que llega el día 17 y tienen la cuenta en números rojos. Tener un presupuesto (sin llegar a caer en el excel o en apuntar lo que te has gastado en un cepillo de dientes) puede ser crucial. ¿Cómo enfrentarse a ese momento si no sabes lo que tienes realmente? Llevar una cuenta aproximada de tus ingresos mensuales y de los gastos fijos e importantes es un primer paso para evaluar tus finanzas personales y para saber dónde estás perdiendo todo ese dinero que tanto te cuesta ganar.
Hemos consultado a Israel Marmol, un experto en finanzas con más de veinte años de experiencia y autor del blog profesional Briboneros.com. Israel nos comenta que un error habitual es “recibir el dinero, comenzar a gastar y si sobra algo (lo que no suele pasar), ahorrarlo. Lo inteligente es hacerlo al revés: tomar lo que ingresas, separar un 20 o un 30% para ahorrar y gastar el resto. Y mantener separado, incluso en otro banco, lo que ahorres y sólo usarlo en caso de verdadera emergencia, una avería gorda”.
Francisco Corral reconoce que él iría aún más lejos, teniendo en cuenta en que todos somos humanos y débiles: "el proceso para ahorrar ese dinero debe estar totalmente automatizado. Tenemos que tener una transferencia automática o un ingreso en fondo de ahorro automático para que el dinero que ahorramos ni siquiera tenga que pasar por nuestras manos. La tentación de posponer el ahorro "solo este mes" está ahí y cuanto menos decisiones para ahorrar haya que tomar, mejor."
3.- No tener un fondo de emergencia.
O gastártelo en algo que no sea realmente una emergencia, aunque ese viaje de fin de semana te lo parezca. Por muy cuidadoso que seas con ese presupuesto que te hemos convencido de hacer no servirá de nada si no incluyes una categoría para emergencias. En el siglo XXI que nos ha tocado vivir, los sueldos no dan ni para llegar a fin de mes, no digamos ahorrar un lo que sea para hacer frente a todas esas cosas inesperadas que se presentan cada mes con la misma alegría que la factura del gas. Vamos, ninguna.
Y qué egoístas las lavadoras, televisores, coches y demás electrodomésticos, que deciden estropearse justo el mes que peor nos viene. Es decir, cualquiera.
El presupuesto de emergencia según nuestro experto en finanzas personales Francisco Corral debe ser de como mínimo seis meses de vida austera, pero debe también incluir todos los gastos de vivienda, luz, gas, colegios y en general, gastos imprescindibles. Perder el trabajo sabiendo que tienes seis meses de margen (como mínimo) para encontrar algo diferente es una situación mucho menos tensa que darse cuenta de que el mes que viene no puedes pagar la hipoteca.
4.- Creer que las tarjetas de dinero son una invitación a gastar.
Amigos, una tarjeta de crédito no es dinero gratis, como diría Homer Simpson. Es un trozo de plástico que te permite comprar ahora cosas que no puedes, pero que tocará pagar después… y con creces. Además, conseguirlas es la mar de fácil si tienes unos ingresos más o menos fijos y estás dispuesto a pagar los intereses.
Si consideras que no tienes la información suficiente para contratar una tarjeta de crédito siempre puedes pedir el asesoramiento de un profesional de las finanzas personales o consultar blogs como el de Israel Marmol, donde convocan cursos online para aprender a relacionarte con la banca) y entender su lenguaje.
Las tarjetas de crédito deben estar configuradas para pagar todo a fin de mes, según nos cuenta Francisco Corral: "de esa manera no cobran intereses (aunque sigan cobrando cuota de mantenimiento)."
En el mercado hay todavía alguna tarjeta de crédito sin comisiones, nos recomienda este experto, y en este caso podríamos contratarla (ojo a la letra pequeña, que muchas tarjetas son gratis el primer año únicamente) y debería usarse sólo como gasto de emergencia. El tipo de interés de una tarjeta de crédito es por lo general mayor que el de un préstamo al consumo, por lo que tener la tarjeta configurada para pagar solo 100 euros al mes mientras tenemos deuda pendiente es tirar el dinero, nos advierte Francisco.
5.- No invertir en ti mismo.
Sólo por el hecho de que estás trabajando ya no significa que no debas seguir invirtiendo en tu educación y en mejorar. Es más, después de dejar los estudios, seguir estudiando es de las mejores cosas que puedes hacer y una manera estupenda de sacarle más partido a tu dinero.
El ejemplo que nos pone Francisco Corral es muy ilustrativo: "si en tu entorno de trabajo estimas que la gente con máster gana 10.000 euros más al año y a ti te cuesta 10.000 euros hacer un máster, sería una inversión que amortizarías al cabo de un año y que te estaría "rentando" el resto de tu vida laboral. ¡Hay pocos productos financieros que dupliquen su valor en dos años!"
Fotos: Unsleash.com, Pixabay.com
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