El efecto Matilda: por qué las mujeres científicas han sido ninguneadas a lo largo de la historia

Google dedica hoy su doodle a Nettie Stevens, una de las científicas clave en el descubrimiento de la importancia de los cromosomas para determinar el sexo de un organismo. Varias fuentes, entre ellas Laura Hoopes, investigadora de Pomona College, en California consideran que los méritos de Stevens han sido menospreciados a lo largo de la historia en favor de los de sus colegas masculinos.

¿Quién fue y qué descubrió Nettie Stevens?

Nettie Stevens trabajó, durante toda su carrera, junto a dos de los biólogos más preeminentes de su época, Edmund B. Wilson y Thomas H. Morgan. Durante su carrera científica, descubrió que el sexo de un organismo está determinado por la diferencia entre dos clases de espermatozoides: los que poseen el cromosoma X y los que poseen el Y. Pero, en muchas ocasiones, se ha puesto en duda quién fue el artífice de estos descubrimientos. E.B. Wilson, en aquel tiempo ya un prestigioso científico, publicó en 1905 los resultados de su propia investigación sobre el tema, que coincidían con los de Stevens.

Las investigaciones actuales (Nettie Maria Stevens (1861-1912): Her Life and Contributions to Cytogenetics y Mujeres, biología, feminismos: un ensayo bibliográfico) desmienten que el mérito de esas publicaciones fuera exclusivo de Wilson. Incluso el propio científico declaró que ambos habían llegado a las mismas conclusiones en investigaciones paralelas e independientes. Pero los textos atribuyeron el descubrimiento a Wilson durante décadas. También Thomas Hunt Morgan, galardonado con el premio Nobel y autor del primer libro de texto sobre genética, escribió sobre descubrimientos incluyendo detalles de las investigaciones de Nettie Stevens.

El efecto Matilda

En 1993, la historiadora científica Margaret W. Rossiter acuñó el concepto 'efecto Matilda' (en honor de la activista Matilda J. Gage) para identificar las situaciones en las que, a lo largo de la historia, las mujeres científicas recibieron menos reconocimiento por su trabajo que sus homólogos varones.

Un estudio de 2012 de la Universidad de Yale demostró que los evaluadores puntuaban más alto y estaban dispuestos a ofrecer un mejor salario a los candidatos masculinos que a los femeninos. El efecto Matilda, en ese caso, parece seguir vigente.

Otras científicas que sufrieron el efecto Matilda

  • Jocelyn Bell Burnell: cuando era una estudiante de doctorado en Cambridge, trabajó con el astrofísico Tony Hewish en la detección de los cuásares. Burnell encontró extrañas señales de radio emitidas a intervalos regulares. Se trataba de estrellas de neutrones que emitían radiaciones periódicas a las que llamaron púlsares. Tony Hewish recibió el Premio Nobel en 1974 junto a Martin Ryle, mientras que la contribución de Jocelyn Bell Burnell nunca fue reconocida.
  • Chien-Shiung Wu: participó en el desarrollo de la bomba atómica estudiando el enriquecimiento del uranio, como parte del Proyecto Manhattan. Los físicos teóricos Tsung-Dao Lee y Chen Ning Yang le pidieron ayuda para refutar la ley de conservación de la paridad. Sus experimentos con cobalto 60 tiraron por tierra esta ley... y fueron Dao Lee y Ning Yang quienes ganaron el premio Nobel en 1957.
  • Lise Meitner: sus investigaciones condujeron al descubrimiento de la fisión nuclear (el hecho de que el núcleo de un átomo se puede dividir en dos). En su caso, se entremezclan el racismo del régimen nazi con el sexismo posterior. Cuando se publicaron las conclusiones de su estudio, su co-autor, Otto Hahn, no incluyó el nombre de Meitner para evitar repercusiones políticas (Meitner era judía). Pese a que sus colegas de la época le atribuían un papel crucial en el descubrimiento de la fisión nuclear, fue Hahn quien fue galardonado con el Nobel de Química en 1944.
  • Rosalind Franklin: usó los rayos X para determinar la estructura de doble hélice del ADN. Ruth Lewin Sime, una profesora de Química de la Universidad de Sacramento, considera que es uno de los casos más flagrantes de la historia de crédito robado a una científica mujer. Sus tres colegas, Maurice Wilkins, James Watson y Francis Crick, tras confundir a Franklin con una asistente de laboratorio, publicaron una serie de artículos utilizando imágenes de Franklin, lo que acabó llevándolos a ganar el Premio Nobel en 1962.
  • Marthe Gautier: reconocida hoy en día por su papel clave en el descubrimiento de las anormalidades cromosómicas que causan el síndrome de Down, se trata de una de las últimas incorporaciones a la nómina de afectadas por el efecto Matilda. Durante años, todos sus méritos se le atribuyeron a Jérôme Lejeune.
  • Esther Lederberg: microbióloga que desarrolló, junto a su marido Joshua, el método de réplica en placa para transferir colonias bacterianas, vital para la comprensión actual de la resistencia antibiótica. Esther nunca recibió reconocimiento por sus descubrimientos, mientras que a su marido, juntos a los colaboradores George Beadle y Edward Tatum, se le otorgó el Premio Nobel en 1958.

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Imágenes | Wikimedia Commons.

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