Así es como tu perro sabe que es la hora de comer, de pasear o de dormir sin tener que entender el reloj

A veces los perros nos dejan alucinadas, porque son más puntuales que la alarma de los lunes por la mañana. Ellos solitos parecen tener clarísimo a qué hora se come, se pasea o se duerme en esa casa y no necesitan ni entender un reloj para conseguirlo. ¿Cómo lo hacen? No es magia, es instinto animal y te contamos cómo le funciona a tu peludo.

La realidad es que a un perro le da exactamente igual si son las 2 o las 3 de la tarde. Ellos viven vidas más sencillas y no están condicionados por las agujas del reloj o el cambio de hora. Para ellos la diferencia entre el día y la noche viene determinada por los cambios en la intensidad de la luz y la temperatura. Pero hay otra cosa que aprenden a reconocer rápido: las rutinas de sus familiares humanos y los olores de su hogar.

Se amoldan a nuestros horarios

Los perros aprenden de nuestros hábitos y saben que cuando te levantas, desayunas y te duchas, su paseo es el siguiente. Y después viene su desayuno, juegos y rato de mimos. Y ya con eso tienen hecho el día.

Incluso saben reconocer cambios en nuestro olor y tono de voz que les indican nuestro estado de ánimo o cuando hay algo que se sale de lo normal. Sí, por eso saben que les estamos intentando engañar cuando les ofrecemos una chuche con la intención de meterles en la bañera. ¡Es imposible colarles una!

El olfato es su arma secreta

La trufa de los perros actúa como su propio reloj. Su olfato puede llegar a ser 100.000 veces más potente que el nuestro y son capaces de olernos a mucha distancia. Pero también de percibir las partículas de olor que dejamos en un lugar cuando estamos en él.

Los perros no solo son capaces de reconocernos por el olor, también de determinar cuánta cantidad de olor nuestro queda en ese espacio cuando nos hemos ido. En función de esa concentración reconocen cuánto tiempo llevamos fuera y cuánto más tardaremos en llegar si seguimos un horario regular.

De esta forma, podríamos decir que nuestros seres sintientes favoritos son capaces de oler el paso del tiempo. Los cambios de presión, los ciclos de aromas, la concentración de nuestro olor en el ambiente...todo ello se procesa mediante esa preciosa trufa que tienen por nariz para indicarles que es el momento de hacer sus cosas favoritas: comer, jugar, dormir, salir a la calle o reencontrarse con su humano.

Fotos | Pexels.

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