Hoy, la vida de muchas personas ha cambiado en Washington: la de Donald Trump, la de su familia, la de Barack y Michelle Obama... Pero hay otro grupo de gente de la que no se habla apenas, cuya vida cambiará considerablemente a partir de la salida de la Casa Blanca de Obama y la entrada de Trump: los vecinos del barrio de Kalorama. Ese es el nombre del lugar en el que, desde hoy, vivirán el matrimonio Obama y el Kushner-Trump.
Qué es Kalorama
Kalorama es un barrio situado en el noroeste de Washington D.C., bautizado así en 1807 por el poeta Joel Barlow, célebre residente del barrio, con esta palabra griega que significa «bonita vista». Y es que eso es lo que ofrece Kalorama: bellas avenidas arboladas, rodeadas por mansiones clásicas, a escasos 3 kilómetros de la Casa Blanca.
Conocido en Washington como «el barrio de los poderosos», a él se trasladará la familia Obama durante al menos dos años, el tiempo que tienen previsto permanecer en Washington hasta que Sasha termine el instituto. Después, se desconoce si regresarán a Chicago, permanecerán en Washington o se desplazarán a una tercera ciudad. Hace ya meses que eligieron la casa que alquilarán en el barrio.
A solo dos manzanas de ella, se encuentra la casa que ha alquilado el matrimonio formado por Ivanka Trump y Jared Kushner, para su nueva vida en Washington junto a sus tres hijos. Para ellos, como judíos ortodoxos, la elección de la zona ha venido determinada por la cercanía a una de las principales sinagogas de la ciudad.
Otros célebres residentes de la zona
Además de ser la sede de 28 embajadas (entre ellas, la de Francia o la de Japón), el barrio ha sido hogar de cinco expresidentes de los Estados Unidos, después del final de sus mandatos: Woodrow Wilson, William H. Taft, Franklin Delano Roosevelt, Warren Harding y Herbert Hoover. También han residido en la zona al menos cuatro jueces del Tribunal Supremo, dos gobernadores de la Reserva Federal, el exsenador Ted Kennedy y el exsecretario de Defensa Ronald Rumsfeld.
Los vecinos más cercanos que tendrán los Obama son Tony Podesta, un conocido lobbista demócrata, y hermano del jefe de campaña de Hillary Clinton (a dos puertas de su nuevo hogar) y el excongresista demócrata Bart Gordon, que será su vecino de al lado. Gordon explicó al New York Times algunas de las ventajas del barrio: «Puedes llegar a cualquier parte de Washington en 15 minutos, pero, el fin de semana, es como si estuvieras en el campo. Estamos encantados de recibirlo [a Obama] en el vecindario; solo esperamos que no se convierta en algo demasiado movido».
Qué podrán hacer los Obama en Kalorama
Como es habitual en zonas tan residenciales, no hay muchísimas opciones de ocio disponibles. Aunque, en realidad, sí tendrán más posibilidades que en su anterior vida en la Casa Blanca. En el terreno artístico y cultural, los Obama tendrán cerca la Studio Gallery, una galería que expone obras de arte moderno de artistas locales; la National Geographic Society, que organiza exposiciones y charlas sobre naturaleza y zonas remotas del planeta; también podrán disfrutar de libros y música descatalogados, antiguos y de segunda mano en Second Story Books.
En opciones culinarias no tendrán queja, ya que el barrio cuenta con restaurantes y bares de casi cualquier cultura gastronómica que se les ocurra: la japonesa del Sushi Taro, la tex-mex del Well-Dressed Burrito, la griega del Zorba's Cafe, la francesa del Bistrot du Coin, la tailandesa del Little Serow o la americana del Nora, que presume de ser el primer restaurante orgánico de los Estados Unidos. Las noches de Kalorama suelen acabar en el Tabard Inn Bar.
Cómo cambia la vida de un barrio la presencia de un expresidente
Camiones de mudanza y coches del servicio secreto. Esa es la vida de Kalorama en las últimas semanas. El traslado del matrimonio presidencial y de la primera hija del país ha trastocado la tranquila vida vecinal. Se han instalado varias garitas de vigilancia, y se espera que los trabajos destinados a ampliar la seguridad de la zona continúen durante algunos días más.
En cualquier caso, esta es ya una de las zonas más seguras de Washington, gracias a la presencia de todas las embajadas de Embassy Row. Ahora, se unirá la discreta omnipresencia del Servicio Secreto, cuya protección recibirá Obama de por vida, uno de los privilegios de cualquier expresidente.
Tony Podesta reconoce que una de las razones por las que a los residentes les gusta Kalorama es que es «un vecindario muy tranquilo». Los Obama podrán disfrutar de las populares fiestas de pizza que organiza Podesta en su jardín, donde cuenta con un horno de piedra.
Pero no es la pizza la única ventaja que pueden tener los vecinos del barrio. El barrio fácilmente podría sufrir un efecto similar al que se vivió en el exclusivo barrio de Hyde Park, en Chicago, donde poseen los Obama su residencia. Como cuenta Sergio Parra en su libro 300 lugares de verdad que parecen de mentira, el valor de las casas de la zona se multiplicó de forma exponencial. El vecino de al lado, por ejemplo, ha puesto a la venta su mansión victoriana con vistas a la del ya expresidente, por una cantidad que no ha trascendido, pero que, si tenemos en cuenta otras ventas en la zona (que han alcanzado los 2,5 millones de dólares), seguro que supera con mucho los 35.000 dólares por los que la compró en 1973.
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