La primera ola de calor del año no se ha hecho esperar. No ha pasado ni una semana desde el inicio del verano y ya se esperan temperaturas por encima de los 40 grados.
Esta ola de calor recorrerá Europa desde hoy miércoles hasta el próximo domingo y se prevé que muchas ciudades, como Madrid, superen su máximo histórico de junio. Algunas incluso su máxima anual desde que hay registros.
Con tales temperaturas, lo que más suele apetecer es refrescarse con una cerveza fría, un vaso de tinto de verano o sangría. Sin embargo, es importante saber que las bebidas alcohólicas no sirven realmente a la hora de combatir el calor y, mucho menos, la deshidratación.
La deshidratación, la gran enemiga
Cuando hace calor, sudamos porque las gotas de sudor refrescan el cuerpo y ayudan a bajar su temperatura. Sin embargo, eso nos hace perder mucho líquido casi sin darnos cuenta. Así que lo que necesitamos es reponer agua pero el alcohol provoca justamente lo contrario.
Primero porque es diurético y nos hace eliminar más agua mediante la orina. Así, aunque la cerveza tenga un alto contenido de agua, no sirve para hidratarnos porque la acción del alcohol contribuye igualmente a la deshidratación.
Con una mala hidratación, la temperatura del cuerpo aumenta y pueden aparecer algunos síntomas como dolor de cabeza, náuseas, sed intensa y somnolencia.
Aumento de la sensación de calor
Puede que, de primeras, cuando el líquido frío entra en el cuerpo, nos provoque una sensación de frescor a corto plazo. No obstante, el alcohol es vasodilatador. Es decir, hace que los vasos sanguíneos aumenten de tamaño y fluya más sangre por ellos.
Esto provoca que llegue más sangre a la piel y que, como consecuencia, se caliente al recibir más flujo sanguíneo. Aunque esto no hace que aumente realmente nuestra temperatura, sí lo hace la sensación de calor en el cuerpo. Además de la incomodidad que esto ocasiona, dificulta al organismo alertar sobre un aumento real de la temperatura corporal.
Además, para rematar, cuando tenemos calor, nuestro mecanismo de termorregulación trabaja más para mantener la temperatura corporal y con la ingesta de alcohol hacemos que el metabolismo tenga que procesar una sustancia extra.
¿Qué hago si aún así me apetece una copa?
Si aún siendo consciente de todo esto, te apetece seguir adelante con el plan de la cerveza fría, el vaso de tinto de verano o sangría has de ser consciente de que la hidratación no palia los efectos del alcohol pero es necesaria y hace que las consecuencias no sean aún peores.
Por lo tanto, acuérdate de beber agua en intervalos en los que no consumas alcohol y, sobre todo, hazlo con moderación ya que la cantidad de la dosis influye sobre los efectos.
Fotos | Unsplash.
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