Juana Martín nos ha sorprendido en esta edición de Cibeles porque ha mostrado una colección sin volantes, sin aire andaluz, como es habitual en ella. Esta vez se ha inspirado en uno de los grandes transformadores de la moda contemporánea: Balenciaga.
Una colección monocromática en negro, plagada de vestidos, shorts, pantalones pitillo y abrigos en diferentes largos, todo tallado en sedas, crepés, mucho brocado, seda salvaje, lana, encajes, tul y damascos de algodón. Una línea muy femenina, que realza notablemente la silueta femenina en muchos de sus diseños, ya que por contra hay numerosas piezas cuya característica esencial son las formas exageradas y voluminosas que realzan las curvas.
Tras el desfile monocromático en negro, Juana Martín nos dio una sorpresa en la despedida: las modelos desfilaron con los mismos diseños pero en blanco. La puesta en escena, sencilla pero con un sonido muy andaluz, una guitarra flamenca suave de fondo. A pesar de esperar una colección plagada de volantes, esta nueva línea de la diseñadora andaluza me ha gustado notablemente.
Vía | Vogue