Suena a nombre de mueble de Ikea, sin embargo, este término sueco no podría estar más en las antípodas de dicha asociación. El köpskam es el nuevo palabro que, como el hygge, llega desde los países nórdicos para definir una forma de entender la vida más amable y sobre todo, más sostenible.
Se traduce como la "vergüenza por comprar o consumir" y viene provocada por la irresponsabilidad ecológica que supone estar renovando nuestro armario constantemente. Y es que, según un informe, una prenda se usa de media en los países occidentales siete veces antes de ser desechada.
Es una cifra que resulta especialmente llamativa teniendo en cuenta que la producción de ropa y calzado es responsable del 10% de las emisiones de CO2 y del 20% de las aguas residuales en todo el mundo.
Para hacernos una idea de forma más gráfica, según datos de la ONU, la industria textil, que es la segunda más contaminante, genera más emisiones de carbono que todos los vuelos y trayectos marítimos internacionales juntos.
Es por ello que en Suecia, país de la activista Greta Thunberg, ha nacido una nueva tendencia que castiga alardear de tus compras, sobre todo en redes sociales como hacen Youtubers e instagrammers, y que promueve comprar solo lo que se necesita, así como la adquisición de ropa de segunda mano.
Dentro de este movimiento, uno de los principales cambios en la mentalidad de sus seguidores es que, el hecho de que las prendas tengan una segunda vida, les otorga un valor añadido. De este modo, la ropa de segunda mano no solo ha dejado de estar mal considerada para su consumo personal sino que también ha pasado a estar bien vista a la hora de regalar a otra persona.
Esta culpa por apoyar con nuestros hábitos industrias altamente contaminantes se está extendiendo además a otros sectores como el del turismo. Con el flygskam, la vergüenza a volar, se prioriza viajar en tren a hacerlo en avión debido a que es un medio de transporte menos nocivo para el medio ambiente.
Este cambio de hábitos ya ha empezado a dejar cierta huella en la economía y Johan Davidson, el economista jefe de comercio sueco, ha declarado que las compras en sectores minoristas como ropa, muebles y electrónica para el hogar se han contenido.
Parece solo cuestión de tiempo que el Köpskam traspase fronteras y se convierta en un movimiento global.
Fotos |Unsplash y Confesiones de una compradora compulsiva.
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