Enero me deprime mogollón. No sólo es el mes más frío, tristón y oscuro del año, también es el mes donde veo que los demás consiguen sus objetivos de Año Nuevo, dejan de fumar y de decir tantas palabrotas o se depilan cuando tienen que hacerlo, aprenden a jugar al ajedrez… y yo, no. Pero este 2016 va a ser diferente, porque me he propuesto una lista de anti-propósitos que seguro que voy a conseguir. Porque el verdadero propósito, el auténtico, es ser feliz y eso yo sólo lo consigo a base de anti-propósitos.
1.- Voy a pedir siempre postre.
"La vida es corta, toma siempre postre" me parece un slogan tan bueno para el 2016 que se le voy a intentar vender a la Asociación Española de Fabricantes de Postres. O a intentar que lo incluyan en la Constitución. Postre para todos.
2.- Me voy a dedicar más tiempo a mí misma.
En plan “porque yo lo valgo”. Ya, ya sé que me paso la vida aporreando un teclado y fregando sartenes, haciendo literas y tendiendo lavadoras, pero no pienso retrasar esa manicura que tan feliz me hace.
3.- Voy a decir NO más.
Lo que es bastante positivo, aunque no lo parezca. Pero este 2016 pienso practicar la asertividad a tope y con todas sus consecuencias. ¿Me puedes ayudar? NO. ¿Tienes un momento para hacerme un pequeño favor? NO. ¿Quieres un gofre? NO… mmm, esto sí. No hay que pasarse con el asunto.
4.- No voy a recoger la mesa si los demás no se levantan.
Si hemos comido todos juntos, la obligación de recoger es de todos. Se acabó eso de que seamos nosotras las encargadas de llevar todo a la cocina. Esto es un trabajo en equipo, amigos. Como lo del Pronto y el paño.
5.- Voy a salir más con mis amigas.
En este caos de vida en el que estamos sumergidas, trabajo-maternidad-lavadoras infinitas, sé que es realmente difícil, pero es prioritario que este año encontremos un hueco para desparramar juntas como antes. La mejor terapia anti-estrés que se me ocurre.
6.- Voy a cantar en la ducha, bailar en la calle o hacer lo que me apetezca sin miedo a lo que digan los demás.
En definitiva, voy a dejar de preocuparme de lo que piensen otros y preocuparme de lo que pienso yo, que es algo que siempre les digo siempre a mis hijas y luego no practico.
7.- No voy a leer lo que digan que tengo que leer, ni voy a ver la peli de moda ni la exposición del momento.
Sólo lo que a mí me apetezca. Cuando me apetezca y porque realmente quiero hacerlo.
8.- Voy a dejar de mirar las tallas de la ropa que me compro.
Porque es un sindios, porque cada marca talla como quiere, porque nunca encuentro lo que quiero o cuando lo encuentro, no se adapta a mí como debería. En 2016 sólo voy a fijarme en si me sienta bien y punto. Al fin y al cabo, la talla es sólo un número y nunca debería ser una actitud.
9.- Y por último, mi más importante anti-propósito de Año Nuevo es olvidarme de todos los otros propósitos de Año Nuevo.
Porque sé que comer más brécol y hacer mucho ejercicio son objetivos que me van a obsesionar durante unas semanas, pero que será prácticamente imposible que renuncie a muchas de las cosas que me hacen feliz a diario. Cosas como comer pasteles, salir a tomar cócteles con mis amigas o practicar el sillón-ball los fines de semana mientras veo mis series favoritas. Pero no me voy a obsesionar con lo que hago mal y sí con lo que hago bien. Porque sé que es la única manera de conseguir que estos anti-propósitos se cumplan.
Fotos: Carol VanHook
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