No podemos negarlo: Meghan Markle parece la heroína por antonomasia de cualquier comedia romántica. Sí, aunque no tenga pinta de ser una bocachancla y de llevar faja como Bridget Jones, de ser una workaholic a lo Sandra Bullock en La proposición o sea lo contrario de una patosa encantadora, el tipo de papel que Drew Barrymore borda.
Por eso nos hemos fijado en algunos aspectos de su vida y de cómo ha llegado a convertirse en la novia más famosa del momento para comprobar si responde a los estereotipos de este género. ¿Cómo sería Meghan si tuviese que responder a todos los clichés y su vida fuera una comedia romántica?
Su primer encuentro con el príncipe habría sido como en los cuentos de hadas. O como en Algo para recordar
Los expertos en cine lo llaman el Encuentro Cuco (Cute Meet en su idioma original) y es el momento en el que nuestros protagonistas se conocen por primera vez. Y no vale que se conozcan de cualquier manera, tiene que ser de una forma memorable y muy especial.
El primer encuentro entre Meghan Markle y el Príncipe Harry se produjo en una cita a ciegas, algo de lo más común y poco original, en el que ambos reconocieron no saber absolutamente nada del otro. ¿En serio piensan les creemos? ¿Meghan no había oído nunca hablar del príncipe que ocupa el sexto puesto en la línea de sucesión al trono británico? ¿Y él no sabía nada de aquella guapísima actriz que salía en la serie Suits? Algunos daríamos toda nuestra colección de bolsos por ser testigos de aquel primer encuentro, pero, reconozcámoslo, hay más magia en algunas fiestas de cumpleaños infantiles.
Y nos recuerda más a Cita a ciegas, la película protagonizada por Bruce Willis y Kim Basinger, que a Algo para recordar y su romántico primer encuentro en la cima del Empire State Building.
Se habría enfrentando a innumerables obstáculos, como en Cuatro bodas y un funeral
El objetivo de cualquier comedia romántica es hacer creer al público que los protagonistas no van a terminar juntos, JAMÁS. Y para ello, son clave los obstáculos que ambos se encuentran por el camino, dinamita pura para cualquier relación.
Meghan Markle se ha encontrado algunos obstáculos por el camino, es cierto. Ha tenido que renunciar a su carrera como actriz si quería casarse, cerrar su blog, aprenderse de pe a pa un enorme manual de protocolo, aguantar con una media sonrisa (lo que viene a conocerse como flema británica) que la prensa diga cualquier cosa de ella y hasta ha dejado de elegir su propio tono de color de uñas, tal y como dicta la tradición en la familia real.
Pero seamos sinceros, nada de esto añade mucho drama a la historia y Meghan ha conseguido conquistar el corazón de un príncipe y del público sin mucho esfuerzo y a la primera, sin perder la sonrisa y sin que importe al petulante mundo de la nobleza que sea una chica normal y corriente, hija de divorciados, divorciada también y actriz de una serie de éxito. En Cuatro bodas y un funeral Hugh Grant lo pasó mucho peor para terminar al final no cansándose con Carrie, el personaje de Andy McDowell.
Su familia problemática al final sería su mejor aliado, igual que en La chica de rosa
Sí, todas las familias son problemáticas a su manera, pero la de los protagonistas de las comedias románticas son a veces como un grano en el culo.
En este apartado Meghan ha estado a punto de convencernos de que está a la altura de personajes con familias problemáticas como Andie (interpretada por Molly Ringwald) en La chica de rosa, que tenía que cuidar de su padre en paro y algo alcohólico después de que su madre les abandonara, o que tenía parientes a la altura de la metomentodo madre de Bridget Jones. Pero no.
Su vida se parecería a una comedia romántica si al final sus parientes fueran parte de la clave para resolver todo el drama. En cambio Meghan tiene dos hermanastros que no paran de hablar mal sobre ella a la prensa (uno incluso nos amenaza con escribir un libro, que no cunda el pánico) y su padre no para de darnos disgustos de todo tipo y parece más indeciso que un niño en una tienda de chuches sobre si acudirá o no al final a la boda. Solo conseguiría que pareciera que estamos en una comedia romántica si al final Thomas Markle se presentase en medio de la ceremonia en un globo aerostático y dejara a todo el mundo con la boca abierta
Tendría a su lado unos secundarios estrafalarios y encantadores. Como en Notting Hill
Es uno de los personajes que no falla nunca: el secundario rarito, un poco loco pero con un corazón de oro, que no solo se hace cargo de los mejores chistes y se lleva todas los chascos y los porrazos, también termina ganándose el corazón del público. Nos genera ternura y cariño. Como Spike en Notting Hill.
Pero Meghan Markle solo cuenta con la Reina Isabel II y el Príncipe Carlos como secundarios de lujo y no les vemos muy por la labor de contar chistes en el banquete de bodas.
Superaría el Worst Moment Ever con sobresaliente. Igual que en la película En la boda de mi hermana
El Worst Moment Ever de toda comedia romántica es el equivalente a quedarte sin trabajo, sin novio y que te caiga un jarro de agua fría encima. O que sufras un embrujo, como pasa en la película En la boda de mi hermana.
Es el momento que cierra el final del segundo acto, en el que las decisiones de nuestros protagonistas les conducen no sólo al desastre sino a la humillación total y parece que ya nada puede salir peor.
Y a pesar de que llevamos meses viendo titulares terribles sobre Meghan en la prensa, que si el posado pactado de su padre, su enfermedad de corazón, o críticas a su extrema delgadez, los preparativos de la boda marchan sobre ruedas y nada indica que se vaya a estropear el feliz desenlace final.
Incluso alguien ha tenido "la feliz idea" de rodar una película sobre su historia de amor con el Príncipe Harry y no ha pasado nada de nada. Sí, a pesar de que solo con ver el trailer ya hemos sufrido un subidón de azúcar.
Su historia tendría El Final de Ponernos los Pelos de Punta. Como el de Love Actually
Dar con un final que esté a la altura de toda la tensión que has creado a lo largo de tu trama es realmente difícil. Hay que responder a las expectativas generadas y no decepcionar al público. Menuda presión para la boda de este próximo sábado, ¿verdad? Si Meghan es la protagonista perfecta de una comedia romántica no hay ninguna duda de que tendremos ese final por el que llevamos meses suspirando.
Eso sí: antes de que sepamos de que esta historia va a triunfar más que cualquiera de nuestras comedias románticas favoritas, Meghan ya puede presumir que tiene más merchandising que Jennifer Aniston, Kate Hudson, Julia Roberts y Katherine Heigl juntas.
Y hasta su propia figura de cera en el Museo de Madame Tussaud. En resumen: Meghan Markle es por derecho ya todo un icono popular.
Fotos| Gtres
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