Quizás la combinación perfecta habría sido una colaboración entre la marca deportiva y uno de los grandes y jóvenes diseñadores del panorama nacional
Quedan tres días para que queden inaugurados los Juegos Olímpicos de París 2024. Ya todo está a punto para que la capital francesa se vista con sus mejores galas para recibir a las diferentes delegaciones de cada país y hacer de la villa gala el punto de encuentro de la élite deportiva mundial.
En este contexto también hemos podido hacer una recapitulación de los diferentes uniformes de las selecciones nacionales, destacando de forma exagerada la propuesta de Mongolia y quedándonos a medio gas con España.
España, qué fácil lo tienes y qué difícil lo pones
Joma ha sido la firma española que se ha encargado de diseñar y confeccionar las 40 prendas y accesorios que cada deportista de nuestro país lucirá en los diferentes eventos relacionados con su participación en los Juegos Olímpicos. No obstante, aquellos destinados a lucirse en la ceremonia inaugural han sido los que han conseguido que enarquemos más las cejas. En esta ocasión, el piragüista y campeón olímpico en Río de Janeiro en 2016 Marcus Cooper Walz y la regatista Támara Echegoyen son los abanderados que ha escogido el Comité Olímpico Español (COE).
La propuesta gira en torno a una paleta de colores en la que destacan el rojo y amarillo, como es normal, además del blanco y el beis. Teniendo esto en cuenta, vamos a partir de la base de que combinar los colores de nuestra enseña nacional es bastante complicado.
Para que te hagas una idea, el concepto de colorimetría representa la ciencia que estudia la medida de los colores y que desarrolla métodos para la cuantificación de la percepción del color. Esto es lo que se aplica a la hora de plantear una paleta cuando se crea una colección, un proyecto decorativo o se hace un estilismo o asesoría de imagen para una persona.
Gracias a la colorimetría sabemos que hay colores primarios y secundarios y que si estudiamos el círculo cromático, una representación ordenada y circular de los colores de acuerdo con su tono, hay unos que combinan con otros siguiendo una serie de pautas: si son análogos, complementarios, complementarios divididos o en cuadrado. ¿Encaja el juego del rojo y el amarillo en alguna de estas directrices? Evidentemente NO.
Partiendo de esta base, ya sabemos que se trata de una tarea complicada a nivel de diseño y a pesar de todo en el uniforme masculino podríamos decir que se ha salvado, pero en el femenino todo está un poco regular por diferentes razones.
En primer lugar, hay que decir que seguro que desde Joma se ha hecho todo con la mejor de las intenciones y teniendo en cuenta una serie de criterios que hayan recibido de parte del COE.
Tal y como aclaran en la web de los JJ.OO, "en cuanto a las tecnologías, la ropa incorpora tejidos técnicos que tienen como objetivo optimizar la comodidad y la libertad de movimiento. Por ejemplo, algunas prendas cuentan con tela cool feeling, que expulsa el sudor y ofrece sensación de frescor", según palabras del organismo español.
"Toda la colección está enfocada en la sostenibilidad, abarcando desde el diseño y producción de las equipaciones con tejidos reciclados hasta las etiquetas", añadieron.
No obstante, la sensación final es agridulce, sobre todo con esta propuesta que corresponde al momento inaugural, ya que hay prendas que se ven bastante desfasadas e incluso incómodas, los degradados no terminan de funcionar e incluso se podría decir que según qué piezas parecieran sacadas de uno de los pasillos de Lidl. Que no tiene nada de malo, pero sí que quizás habría que darle una vuelta teniendo en cuenta la finalidad de este tipo de proyectos con tal visibilidad.
Uno de los elementos que ha estado presente como referencia de cara a la creación de estos uniformes ha sido el clavel, la flor nacional de España, algo que se podría haber incluido casi que de forma obvia como coletero o pasador teniendo en cuenta la tendencia tan fuerte que hay precisamente de eso.
Por otra parte, la chaqueta femenina parece un tanto anticuada por el corte, ya que de acuerdo a las modas actuales y por una cuestión de atemporalidad podría haber sido más similar a la del uniforme masculino, incluso con un punto oversize.
En cuanto a la falda, con un largo que supera el que lucieron las chicas en Barcelona '92, se queda a medio camino de la nada con un degradado de color que no termina de decir nada pudiendo haber jugado con conceptos como el estampado acuarela, muy propio de propuestas relativamente recientes de firmas como Prada, aprovechando así de nuevo el uso del clavel. Teniendo en cuenta la tendencia old money, quizás habría sido más interesante plantear un vestido tipo tenis o unas bermudas ligeras incluso con un punto cargo.
Y por supuesto, algo que habría sido maravilloso es que respetando la presencia de Joma, que seguro que ha hecho un trabajo estupendo a la hora de conseguir cumplir en sus propuestas con todas las necesidades técnicas que requieren los deportistas, un diseñador español de renombre hubiera encabezado el trabajo creativo: Palomo Spain o Leandro Cano, dos casas increíbles que además están alineadas con los valores de sostenibilidad y artesanía y atravesadas por el respeto a la tradición a la vez que la vanguardia.
Fotos | @marcuscooperwalz, @jomasport, @leandrocano y @palomospain
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