Estás hasta el gorro del ídem, de las bufandas y de los abrigos pesadísimos. Hasta que un día de repente vas caminando por la calle y te das cuenta de que el sol aprieta y te apetece enseñar las piernacas. Horror. ¿A qué día estamos ya? ¿Era jueves o tres de junio? La felicidad te embarga de repente y te imaginas cómo dices adiós a jerséis y abrigos y hola a los vestiditos y a las falditas cortas. Pero… mec, mec, mec. Si quieres lucir todas esas prendas tendrás que pasar por ese periplo, ese peligroso viaje a las profundidades del agobio supino, llamado Cambio de Armario de Temporada. Ready?
1.- Sientes la emoción de esos aventureros justo antes de embarcarse para explorar territorios desconocidos.
Sólo si tuvieras en tu mano el mapa del Pirata Roberts y contaras con una camarilla de colegas que te acompañaran en este viaje podría ser todo más emocionante.
2.- Crees que en algún lugar de ese maletero/trastero/bolsa gigante hay una montaña de tesoros esperándote.
Te están esperando: viejos conocidos, vestidos, tops, shorts y todo tipo de calzado que te han acompañado verano tras verano, fieles compañeros de "terraceo" y paseos por la playa… Estás deseando reencontrarte con ellos. ¡A saber qué de cosas puedes encontrar en el fondo de tu armario!
3.- Hasta que te das de bruces con la dura realidad: esto no es una aventura ni un encuentro emocionante. ¡¡Esto es ordenar!!
4.- Tu primera reacción es lanzarte a hacerlo a toda velocidad y terminar cuanto antes.
No entretenerte con minucias como las que te recomiendan en todas las revistas: ni pararte a mirar qué prendas están en buenas condiciones y cuáles no, qué puedes ponerte ya y qué debería ir directo a reciclar o la lista de cosas que necesitan una visita urgente a la tintorería. Para fuera lo de invierno y para dentro lo de verano. Y sanseacabó.
5.- Aunque sabes que si te esfuerzas tendrás el armario de verano perfecto.
Es sólo un rato, unas horas, puede que un día... pero si te esfuerzas ahora y haces bien las cosas desde el principio no tendrás que molestarte el resto de la temporada en revolver el armario entero para dar con esa pieza estrella, ni sabrás qué pieza conjunta con cuál ni te llevarás un chasco cuando hayas planificado ponerte ese vestido y descubras que necesita un tratamiento químico industrial de urgencia. Sí, es mucho trabajo. Sí, es muy aburrido. Sí, hace falta valor. Pero revisar pieza por pieza, ordenarla por estilos/colores/conjuntos y detectar las que necesitan una limpieza o unos arreglos es fundamental.
6.- Hasta que descubres que la pieza estrella de tu armario ya no te vale.
Y puede que no sea la única. No sabes muy bien qué ha pasado durante el invierno, pero cuando has sacado la ropa de verano del maletero todo ha encogido misteriosamente (lo que puede estar relacionado con que en tu trastero haya mucha, mucha humedad y no con las torrijas de Semana Santa). Podría ser peor: podría ser que lo único que te entre del vestuario del verano pasado sean las gafas de sol.
7.- O que las polillas han hecho estragos con las prendas que no envolviste perfectamente.
O cosas más extrañas aún, como que se haya traspasado el color de una prenda flúor a una blanca nuclear o que ese bikini haya crecido repentinamente varias tallas y ahora os lo podáis poner varias personas a la vez.
8.- O que esa prenda que tenías ganas de volver a ponerte después de tantos meses en el fondo no es tan genial como recordabas.
En tu cabeza eran la pieza perfecta de vestuario y la ibas a combinar con mil cosas, pero ahora te quedan como... no sé, como eso que es como raro pero en peor y tirando a vergonzosamente pasado de moda. Es como si tu trastero fuera un agujero en el tiempo en el que estás encontrando cosas de otra época, concretamente de una época que no está para nada de moda.
9.- A estas alturas estás a punto de abandonar y salir corriendo a las tiendas.
Se trata de una emergencia. Esta vez sí que es verdad: no tienes nada que ponerte.
10.- De repente encuentras esa pieza de ropa increíble ¡que habías olvidado que existía!
¿Qué es? ¿De dónde ha salido? ¿Cómo llegó a tu vida? ¿En serio que esta preciosidad es tuya? Puede que todo sea fruto de una embolia cerebral momentánea que haya borrado de tu mente todo recuerdo de este vestido/falda/zapatos, pero nada hace más ilusión que encontrarte con algo que no recordabas que tenías. Salvo encontrarse un billete de veinte euros olvidado en el fondo de un bolsillo, claro.
11.- En definitiva, que ojalá hubiera una forma más fácil de hacer el cambio de ropa de temporada.
Algo como así:
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En Trendencias|La mañana siguiente después de un ligue inesperado (en GIFs)
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