Cada día la misma historia: miles de españoles pasamos un promedio de 22,33 minutos en el transporte público. Y renegamos de ello con todas nuestras fuerzas. De casa al trabajo y vuelta. 22,33 minutos de puritito aburrimiento. Pero ¿no hay una manera de aprovechar este tiempo, muerto para muchos, y hacer algo realmente productivo? Claro que sí, porque te damos algunas ideas que pueden cambiar la forma en la que vives ese trayecto cada día.
Es entrar en el transporte público cada mañana y que la desazón te posea. Minutos en un limbo donde el aburrimiento y la rutina te asaltan y a lo único a lo que te dedicas es a "guassapear" a alguna amiga o a soñar con estar en un sitio mejor. Cuando no a escabullirte de todos tus compañeros de viaje a los que les huele el alerón. Sí, la mayoría de nosotros estaríamos dispuestos a aceptar una rebaja en nuestro sueldo si con ello consiguiéramos reducir el tiempo que perdemos en el transporte público. Pero si no tienes más remedio que hacerlo, como esa mayoría de españoles según un estudio del Eurostat, el secreto está en aprovechar cada viaje en un momento exclusivo para ti (un bien escaso en estos tiempos que corren). Te damos algunas ideas.
Puedes trabajar tus músculos (pélvicos). El deporte más discreto del mundo y especialmente recomendado para evitar la incontinencia y mejorar tu vida sexual. Fortalecer la zona pélvica es muy fácil en cualquier circunstancia y nadie tiene por qué saber lo que estás haciendo en esa esquina del autobús.
O practicar yoga facial. No sabemos si conseguirás reducir las arrugas, como prometen los gurús del tema, pero seguro que eres la sensación del autobús o que más de uno te confunde con un mimo y luego puedes pasar la gorra.
Búscate un hobby diferente. No recomendamos hacer marquetería en los autobuses y dedicarse al macramé tampoco parece una gesta fácil, pero tienes unos "cuantimuchísimos" minutos por delante que puedes dedicar a lo que más te guste. Puede que sea la papiroflexia, pintarte las uñas con motivos de unicornios o fotografiar a escondidas a gente que se ha quedado frita en su asiento.
Medita. Aprende a liberarte del estrés y la ansiedad con respiraciones profundas, también conocidas como ronquidos. Vale, puede que en el vagón se encuentre la persona que decidió que su hobby era fotografiar a tipos durmiendo en el vagón del metro, pero lo mismo no te enteras nunca de que tu cara con la baba colgando tiene ya 4567 Me Gustas en Instagram.
Invéntate historias sobre tus compañeros de viaje. Sí, un poco como en La Chica del Tren, el libro de moda del año. Pero en este caso tú eres quién decides las rocambolescas vidas de los que te rodean: esa señora con el carro de la compra en realidad es un agente de la CIA encubierto, el tipo sudoroso del traje ha ganado un concurso de artes marciales con nunchacos, el moderno de los cascos en realidad está escuchando reagetton, etc. No se nos ocurre una manera mejor de olvidarse el vagón huele a tupper de lentejas y a humanidad. Y lo mismo hasta tú también terminas escribiendo un best-seller.
Llama a tu madre y pídele que te cuente otra vez esa historia tan larga sobre la prima de su tía abuela segunda, la del pueblo, la que tenía problemas de sabañones y perdió al gato. Puede que no vuelvas a tener mejor ocasión de escuchar bien la historia.
Ponte un reto. Cuánto aguantas en medio del vagón a la pata coja y sin agarrarte. También puedes investigar todas las rutas que hay hasta tu destino y proponerte ir cada día por una distinta. O hacer el globo de chicle más grande de la historia. O descubrir a cuánta gente consigues contagiar con un ataque de risa, como en este vídeo:
Prepara una lista de excusas. Puede que no la necesites hoy, pero quién sabe cuándo tendrás que echar mano de una buena excusa (por llegar tarde, por no tener el informe terminado, por no invitar a esa compañera tan pesada a tu cumple...) y mujer preparada vale por dos.
Saca a pasear tu lado más filosófico y hazte preguntas trascendentales: ¿qué es la vida? ¿Un frenesí? ¿Una ilusión? ¿De dónde venimos, hacia dónde vamos, por qué se pusieron de moda los pantalones "cagados"?
Estos son sólo unos ejemplos, pero decidas hacer lo que decidas, no olvides que ese tiempo en el transporte público es tuyo (y sólo tuyo) y que puedes encontrar mil maneras de sacarle todo el partido.
Fotos: Annie Mole
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