Ni siquiera Dinamarca con su ya archiconodísimo hygge ni Suiza con su superproducción de chocolate de excelente calidad han podido superar a Noruega, que, según el Informe Mundial de la Felicidad publicado por la ONU el pasado 20 de marzo, es el país más feliz del mundo.
Quitando polémicas sobre los parámetros que se utilizan para decidir qué nos hace felices, sí que podemos analizar cómo es posible que los noruegos sean los tipos más felices del mundo. Y lo que más nos interesa: qué podemos copiarles nosotros para ser campeones de la felicidad mundial.
Sin duda, la clave de la felicidad de los noruegos reside en el Estado del Bienestar. Seis son los factores que ha utilizado el informe de la ONU para elaborar este ranking.
El PIB
En el propio informe se menciona la importancia que tienen para esta clasificación la riqueza del país, sobre todo, la presencia del petróleo y el gas. Dos recursos naturales que ofrecen grandes ingresos y que permiten al país "invertir los ingresos en el futuro en lugar de gastarlos en el presente". Aunque también aclara que es la visión a largo plazo, que contrasta con el auge repentino de muchas economías de su entorno, también con grandes recursos pero menos previsores, la clave de su bienestar.
Pero es que además, en el Índice de Desarrollo Humano (2015) en el que se clasifica a 188 países por su educación, ingreso o nivel de vida, Noruega ya quedó en el primer lugar con uno de los promedios de sueldos más alto del mundo: sesenta y cinco mil dólares per cápita.
La esperanza de vida
La primera ministra de Noruega, Erna Solberg celebró ayer el informe como "una linda confirmación para un lunes de mañana", pero también confirmó que van a seguir priorizando los servicios de salud mental y realizando seguimiento en niños y jóvenes.
Y es que la previsión y un buen sistema de salud son fundamentales para que los noruegos tengan una gran esperanza de vida al nacer: 82 años, dos años más que el promedio de la OCDE de 80 años.
El apoyo social
En lo que concierne al ámbito público, en Noruega hay un fuerte sentido de comunidad y unos altísimos niveles de compromiso cívico. Hasta el 93% de las personas creen conocer a alguien en quien pueden confiar cuando lo necesiten, la cifra mayor que encontramos en el promedio de la OCDE de 88%. Un lugar además, en el que la educación es fundamental y se invierte en los más pequeños para que algún día tengan el mejor futuro posible. El resultado es que hasta el 82% de los adultos de 25 a 64 años han terminado la educación media superior, cifra mayor que el promedio de la OCDE de 76%.
La falta de corrupción
Según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2016 que elabora Transparencia Internacional (TI), Noruega es uno de los países con menos corrupción a nivel mundial y que goza de las características de contar con un gobierno abierto, libertad de prensa, libertades civiles y sistemas judiciales independientes. Quizá por eso la participación electoral es bastante elevada: hasta del 78% durante elecciones recientes, cifra mayor que el promedio de la OCDE de 68%.
Libertad para decidir
No todo son parámetros económicos ni estadísticas. Una de las cosas por las que Noruega es considerado uno de los países más felices del mundo es por la libertad que gozan para poder decidir sobre cómo quieren que sea su vida.
La generosidad
¿Ser generosos nos hace más felices? Según el Informe Mundial de la Felicidad, sí. Y en Noruega, como en el resto de los países nórdicos hay un gran sentimiento de comunidad y entendimiento del bien común y de la importancia de compartir, claves para sentirse mejor con uno mismo y, por lo tanto, ser más feliz.
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