Quién no ha soñado alguna vez con trabajar en un café, sentado cómodamente en un sillón en lugar de en la silla de la oficina. O en un parque, sin la tortura de la luz blanquecina de un despacho. ¿Seríamos más productivos si lo hiciéramos? Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Yamaguchi, en Japón, ha estudiado la productividad de los entornos laborales y ha sacado una conclusión que no imaginábamos: las conversaciones de oficina distraen más que el ruido de fondo de otros entornos en los que podríamos trabajar.
El estudio, dirigido por el doctor Takahiro Tamesue, consistió en poner una prueba de atención (reconocer diferentes objetos en pantalla) a los trabajadores, mientras a su alrededor se desarrollaban conversaciones en la oficina sobre temas profesionales o sonidos de fondo de otro tipo. Los resultados demuestran que es mucho más difícil aislarse para trabajar bien si lo que nos rodea son temas profesionales.
«Las conversaciones que nos rodean a menudo distraen de las operaciones de negocios en las oficinas abiertas. Es difícil aislar acústicamente esas oficinas, pero encontrar la manera de enmascarar las conversaciones importantes con algún otro sonido sería muy beneficioso para conseguir un entorno acústico cómodo», declara el responsable del estudio.
Las oficinas abiertas son algo habitual en nuestros entornos laborales. Tienen sus ventajas, claro, pero entre los inconvenientes parece estar el hecho de que nos rodearán conversaciones interesantes. Introducir sonido de fondo artificial que impida que las escuchemos puede ser una solución. Coger el portátil e irnos a trabajar café en mano... tampoco nos parece mala idea.
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