Los millennials van en busca de la comida de verdad. Lo que importa no es tanto en cómo un alimento se vea por fuera, sino cómo es por dentro. El auge de los alimentos orgánicos, ecológicos, de Km 0, no procesados y sin químicos es imparable: ya no solo por cuidar nuestra salud sino por cuidar también del planeta. Las tendencias alimentarias actuales exigen una mayor transparencia en lo que comemos y una apuesta por la comida sana, local y que cuide el medioambiente. Se trata de volver a lo básico y lo saludable frente a que el alimento sea atractivo para publicar en Instagram.
Una alimentación más orgánica y local cuando comes en casa
Los hábitos de consumo de alimentos han cambiado en los últimos años, solo hay que fijarse en el espacio que ocupan los productos ecológicos y orgánicos en el supermercado, cada vez más amplío.
Consumimos más comida vegetariana, mas comida orgánica, nos fijamos más en las etiquetas de los alimentos, y también están cambiando muchas otros aspectos de nuestra manera de hacer la compra de alimentación.
Eligiendo más mercados frente a los supermercados, los más jóvenes están recuperando el placer de hacer la compra en el mercado tradicional, y pasear por los puestos de comida donde se pueden comprar frutas, verduras, legumbres, pescado y carne frente a los supermercados donde solo se vende comida procesada y envasada.
El resultado es que la compra sale más barata, comes más sano, sin azúcares ni grasas ocultas, y además con productos locales, de agricultores y ganaderos de la zona.
Nos esforzamos cada vez por hacer una compra sin plásticos. Conocemos la manera en la que el plástico está afectando al mar, ¿cuál es la manera de ponerle fin? Evitamos cada vez más las bolsas, las bandejas y los envoltorios de plástico. En Barcelona ha nacido el primer supermercado a granel libre de plásticos, que sigue la tendencia Zero Waste.
Además, se recupera lo mejor de la cocina tradicional. Los platos de cuchara, las torrijas, la tortilla de patatas o las croquetas están viviendo su segunda juventud. Si hasta hace poco nos volvíamos locos por la comida exótica, ahora queremos volver a las recetas de toda la vida, y muchos aprendices de cocinero están cambiando los talleres de sushi por los cursos de cocina de nuestra abuelas.
Podemos comprar directamente del agricultor a nuestra casa y eso nos encanta. Como si tuvieras una huerta al lado de tu casa, cada vez más empresas ofrecen traerte fruta o verdura directamente a tu hogar desde el campo. La solución perfecta para disfrutar de la fruta más fresca, ahorrarte intermediarios y permitir un comercio justo con el agricultor.
También se da más importancia a los alimentos de temporada, ya que elegir fruta y verdura de temporada supone comprar más barato, con más sabor, y aprovechar lo que el campo nos ofrece en cada momento. Los calendarios mensuales de frutas y verduras nos indican qué comprar en cada momento del año.
Más allá de los productos de temporada, se buscan los productos de Km 0, es decir, los productos locales, típicos de nuestra zona. Comprar espárragos o pimientos de China, kiwis de Nueva Zelanda o aguacates de Perú es un atentado al medioambiente, porque esa comida requiere un transporte para traerlo hasta nuestro hogar y eso preocupa más a los millennials.
El nuevo objeto de deseo es el pan de masa madre. Hacer nuestro propio pan en casa no es un capricho, sino algo cada vez más habitual. Una vez que pruebas un pan de masa madre ya no quieres volver a comer otro pan.
Ya no metemos directamente la comida al carrito de la compra, sino que antes leemos la etiqueta para ver los ingredientes, cuál es el origen del producto, y prestamos más atención a lo que compramos. Así, somos cada vez más fieles a las marcas que ofrecen transparencia.
Restaurantes y tiendas con comida de verdad
El movimiento hacia una compra mas consciente de los alimentos no termina en el supermercado, que los millennials lo tienen en cuenta a la hora de comer fuera, buscando cada vez más restaurantes sostenibles.
Cada vez cuesta menos encontrar tiendas, supermercados, y restaurantes ecológicos o que siguen la filosofía Km. 0 o apuestan por una cocina slow food. Comida cocinada para disfrutar y no tanto para sacar una foto que subir a Instagram (que también). El resultado es que se están abaratando los precios de la comida ecológica y orgánica, que ya no es un capricho caro.
La mayor prueba del boom de la comida orgánica y ecológica son el auge de las tiendas de barrio con comida de verdad, restaurantes con huerto propio o cuyo menú depende de lo que se encuentre en el mercado en esos momentos, y éstos son algunos de nuestros favoritos:
- La magdalena de Proust: una tienda madrileña con pan y bollería de la de toda la vida y productos ecológicos de Km 0, así da gusto llenar la cesta de la compra.
- A salto de mata. Así de fresca luce la fruta y verdura de temporada.
- El Mercader del Eixample. Un restaurante para disfrutar de la cocina catalana tradicional, pura comida mediterránea.
- Restaurante Santiago el grande. Un restaurante canario con impresionantes vistas y su propio huerto ecológico.
- Tres por cuatro. En Madrid encontramos este restaurante, cero postureo y 100% cocina de temporada. Se come comida de mercado por poco dinero, para ello cambian la carta cada tres meses para adaptarse a los productos de temporada.
- Waska. Vamos hasta Vitoria para disfrutar de productos de primera calidad y KM0, con la filosofía Slow Food.
- Elekra Madrid es un café que apuesta por la comida healthy, de vanguardia y muy sabrosa.
- El huerto de Lucas, con mercado orgánico y menu healthy para cuidarse como te mereces.
- Olivia te cuida, probar platos exóticos no es incompatible con comer sano, y sus
¿Has notado que tu manera de comer ha cambiado en los últimos años? Como ves, no eres el único que quiere una alimentación más transparente y que se preocupa más de dónde proceden nuestra comida. Como hemos comentado, los hábitos de consumo de alimentación han cambiado respecto a los de nuestros padres, van hacia una mayor transparencia y nos preocupamos menos de si son bonitos o no a la hora de elegirlos. Una auténtica revolución alimentaria que ha llenado los mercados de jóvenes dónde antes solo había gente mayor.
Foto | Instagram @adenorah
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