La receta rápida y fácil con calabacín y queso feta: está tan buena que la comería todos los días

La receta rápida y fácil con calabacín y queso feta: está tan buena que la comería todos los días
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El verano no solo es el momento de comer helado, también de aprovechar la temporada de calabacín para hacer recetas ligeras pero bien cargadas de nutrientes. Es una hortaliza muy versátil, que hasta se puede consumir cruda, pero hay que reconocer que tiene mucho mejor sabor cocinado. Y, aún así sigue siendo perfecto para platos frescos que se preparan rápido y fácil. Como esta ensalada de calabacín a la plancha, que es un estupendo primer plato o guarnición, pero que también puede convertirse en una cena ligera.

Ingredientes

Para 2 personas
  • Calabacín (uno grande o dos pequeños)
  • Dientes de ajo 1
  • Queso feta 50 g
  • Perejil fresco o cilantro o eneldo
  • Limón 1
  • Semillas de sésamo
  • Vinagre de manzana o arroz o Jerez
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Pimienta negra
  • Sal

Cómo hacer ensalada de calabacín a la plancha con queso feta

Dificultad: Fácil
  • Tiempo total 30 m
  • Elaboración 10 m
  • Cocción 20 m
  • Reposo 15 m

Empezamos lavando y secando el calabacín. Después, lo cortamos en rodajas no muy finas. Salpimentamos y calentamos un poco de aceite en una buena plancha o sartén antiadherente y a potencia media-alta.

Cuando esté caliente, agregamos el calabacín y salteamos las rodajas durante unos minutos removiéndolas con una espátula o agitando la sartén, hasta que estén al punto deseado. No obstante, también se pueden hacer a la parrilla, girando cada pieza ayudándonos de unas pinzas si son grandes.

Retiramos a una fuente y repartimos abundante perejil fresco picado (bien lavado y seco) por encima. También, el queso feta cortado en cubos pequeños. Añadimos ralladura de limón y un poco de zumo, aliñamos con un buen aceite de oliva virgen extra y sésamo tostado.

clabacín

Dejamos reposar y enfriar unos minutos, a temperatura ambiente o en la nevera para servirla más fría, permitiendo que el calabacín coja mejor los aromas del plato.

Eso sí, el punto del calabacín se puede ajustar al gusto: marcándolo más al dente, cortando las rodajas más gruesas y salteándolas lo justo, o dejando que caramelice ligeramente con sus propios jugos para conseguir una textura más tierna y sabores más intensos. Aunque otra buena idea es combinar ambas opciones para jugar con los contrastes.

Fotos | Vitónica

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