Hablamos mucho de lo socorrido que es un huevo a la hora de resolver una cena (o muchas). Sin embargo, hay otro ingrediente que todos solemos tener cogiendo polvo en la despensa y del que luego no nos acordamos cuando lo necesitamos. Se trata de una lata de sardinas en conserva. Una fuente de proteína y omega 3 que también puede solucionarte la cena en un momento con recetas muy fáciles.
No obstante, no nos estamos refiriendo a lo que suele hacer la mayoría de la gente: ponerlas sobre una buena tosta de pan con algo de tomate, pimientos asados o un paté cremoso de calabaza. Esta receta solo nos va a hacer que nos compliquemos un pelín más, echando mano de unos pocos ingredientes que, además, probablemente ya tengas en casa.
El objetivo es preparar una tarta salada de lo más básico, improvisando un poco y adaptando productos a lo que tengas por ahí o más te apetezca. Podemos emplear para ello una masa de hojaldre refrigerada, una masa quebrada comprada o incluso masa de empanada, filo, pizza o coca. Ya sea casera o comercial.
Mientras se precalienta el horno a 180ºC, abrimos una lata de sardinas y escurrimos el aceite sin desecharlo. Con la ayuda de un tenedor, aplastamos las sardinas en un cuenco y añadimos queso crema, nata tipo crème fraîche, queso feta o un queso de rulo de cabra que tenga una textura untable. Incluso puede servir mayonesa, quesitos, requesón...
El truco de chef, no obstante, es usar queso de untar a las finas hierbas y darle así un toque extra de sabor. No obstante, este extra de sabor es personalizable y lo podemos conseguir también echándole las hierbas que queramos, salsa picante, mostaza, especias, etc. La idea es obtener una especie de paté o crema untable.
A continuación, abrimos el hojaldre sobre una bandeja de horno forrada con papel antiadherente. Extendemos la mezcla de sardinas por toda la superficie y pinchamos la masa por diferentes lugares para que no suba mucho.
Después, añadimos por encima piñones, almendras, semillas de calabaza, pipas u otras semillas a tu gusto. Finalmente, horneamos hasta que la masa quede bien dorada y crujiente. Tardará unos 30-40 minutos, pero si ves que se está tostando demasiado la parte superior puedes cubrirla con papel de aluminio.
Verás el sabor tan intenso que le dan las sardinas a esta tarta salada, que se puede comer tanto recién hecha como fría. Para ir a por el sobresaliente, darle un toque fresco con ralladura fina de limón, cebollino o cilantro antes de servir.
Foto de portada | Towfiqu barbhuiya
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