El pastel que sabe a verano: una exquisita tarta francesa a la que Brigitte Bardot puso nombre y que podemos hacer en casa

En verano, que tenemos más tiempo y solemos reunirnos más frecuentemente con amigos y familia para comer al aire libre, es el momento perfecto para lucirnos con un postre especial. Así que no es de extrañar que, en Francia, una de las recetas dulces más típicas de la temporada estival, al menos en la zona de la Costa Azul y la Provenza, sea la tarta tropézienne. Tiene su origen en 1955, en la turística localidad de Saint-Tropez, que entonces aún era una encantadora villa marinera.

Obra del pastelero de origen polaco Alexandre Micka, que abrió su obrador en Saint–Tropez, fue bautizada por la actriz Brigitte Bardot en 1973. Fue durante el rodaje de 'Y Dios creó a la mujer' cuando probó el pastel y se quedó completamente enamorada de este bocado. Micka egistró el nombre y la receta original y, a día de hoy, todavía se puede probar en la pastelería homónima en la popular ciudad francesa. Aunque preparar en casa la tarta tropézienne no es difícil, solamente es algo laboriosa por ser una masa de panadería.

Ingredientes

Para personas
  • Harina de fuerza 220 g
  • Levadura fresca de panadero 10 g
  • Leche (tres cucharadas)
  • Huevos 4
  • Mantequilla 80 g
  • Azúcar 30 g
  • Sal 2 g
  • Azúcar en granillo (para decorar)
  • Leche (para la crema) 1 l
  • Azúcar (para la crema) 250 g
  • Huevos (para la crema) 1
  • Maicena (para la crema) 80 g
  • Limón (una rodaja para la crema)
  • Agua de azahar (opcional para la crema) 5 ml

Cómo hacer tarta tropézienne

Dificultad: Media
  • Tiempo total 1 h 25 m
  • Elaboración 50 m
  • Cocción 35 m
  • Reposo 2 h 30 m

Empezamos preparando la crema pastelera. Para ello, mezclamos en un bol el azúcar con la Maicena y removemos con unas varillas para que se mezclen bien ambos ingredientes. Del litro de leche, retiramos 100 mililitros, le añadimos el huevo y removemos para, después, agregar a la mezcla al azúcar y almidón de maíz. Removemos y hacemos una papilla. Reservamos.

Ponemos el resto de la leche a hervir con la corteza de limón y, cuando empiece, le echamos rápidamente la mezcla anterior y vamos removiendo rápido para que no se corte. Hervimos durante dos minutos o hasta que espese y, después, volcamos en un bol cubriendo después con film transparente. Reservamos.

Nos ponemos, a continuación, con la masa. Empezamos disolviendo la levadura en la leche a temperatura ambiente. En un bol grande, echamos la harina, la sal, el azúcar, y uno de los huevos. Removemos con una espátula hasta que los ingredientes se hayan mezclado.

De uno en uno, añadimos dos huevos, la mantequilla cortada en trozos y la levadura disuelta. Vamos amasando, intentando no incorporar mucha cantidad de harina, hasta formar una bola. Amasamos unos minutos hasta que la veamos lisa y dejamos fermentar durante una hora y media o dos en un lugar templado.

Una vez levada la masa, desgasificamos con los nudillos, apretando el aire de la masa. Le damos forma de bola, dejando la superficie lo más lisa posible. La ponemos en una bandeja de horno engrasada y aplastamos ligeramente para que quede con forma aplanada.

A continuación, la pintamos con el huevo que nos queda y volvemos a dejarla fermentar durante otra hora. Precalentamos el horno a 180 grados y horneamos durante veinte o veinticinco minutos. Una vez fuera del horno, la cortamos con un cuchillo de sierra a la mitad y la rellenamos con la crema pastelera, salpicándola de azúcar glas para decorarla.

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