Cascar el huevo contra la encimera o el filo de la sartén, esa es la cuestión... Aunque los chefs lo tienen claro
Cuando nos enfrentamos a romper un huevo, todos solemos procurar que quede intacta la mayor parte posible de la cáscara para que no caigan pequeños trozos junto con el contenido del huevo. Además de intentar que la yema no se rompa, sobre todo, cuando la receta requiere que se mantenga separada de la clara. Sin embargo, una cosa es aspirar a ello y otra conseguirlo...
No obstante, si de alguien podemos aprender cuál es la mejor técnica para dar el primerísimo paso de hacer una tortilla o de freír un huevo es de los chefs profesionales, que cascan incontables huevos a lo largo de su vida. Con este propósito, el portal 'Buzzfeed' ha entrevistado a algunos y todos coinciden en algo:
Es mejor resquebrajar la cáscara con un golpe seco (con confianza) contra la encimera que darle al huevo un golpe en el borde de un cuenco o sartén.
El primero motivo es que los huevos no están limpios por fuera así que, si los rompemos directamente sobre el recipiente en el que vamos a batirlos o a cocinarlos, pueden caer trozos de cáscara que contaminen el interior del huevo con sus bacterias.
Además, el método de la encimera evita que se rompa con el golpe la delicada membrana vitelina que protege la yema. Sin embargo, conseguir que no se perfore golpeando el huevo contra el borde de un objeto que no sea plano, conlleva un mayor control de la fuerza.
De este modo, queda claro que la encimera es una forma eficiente, rápida y segura de romper un huevo, pero no la única. Si tenemos tiempo para ponernos perfeccionistas e ir al detalle, hay chefs que señalan que también podemos ayudarnos de un cuchillo afilado para hacer un corte más limpio y preciso en el centro del huevo.
O, si vamos a necesitar cascar más de un huevo para nuestra receta, algunos chefs prefieren chocar dos huevos entre sí para romper la cáscara. Eso sí, lo hagas como lo hagas, te ayudará a que el proceso sea más limpio el hecho de que el golpe se produzca en medio del huevo y, después, separar las dos mitades de la cáscara con los pulgares.
Aún así, los chefs recomiendan asegurarse siempre de que no haya caído ningún trozo de cáscara junto con la yema y la clara del huevo. Una buena forma de hacerlo sin echar a perder el resto de la receta es verter el contenido de cada huevo que rompamos en un bol, de forma individual. Una vez que hayamos comprobado que está libre de trozos de cáscara ya podríamos trasladarlo a la sartén o a otro bol junto con el resto de ingredientes o para batirlos con otros huevos.
Foto de portada | Elle Hughes Sincerely Media
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