El desconocimiento de los pormenores de la compra tradicional de fresco que no va preenvasada deja muchas anécdotas graciosas y vergonzosas
Yo también creía que era la única hasta que, gracias a las redes sociales, he descubierto que se trata de algo generacional entre milennials y zetas. La conversación la ha iniciado la usuaria de TikTok @isaalaureano2, una zaragozana de 24 años que se ha atrevido a contar públicamente que su mayor miedo como adulta es no saber comprar en una carnicería. Un testimonio al que se le han sumado muchos otros con anécdotas de todo tipo.
A todo el que no tenga este "problema", probablemente le parezca un disparate lo que acaba de leer. Sin embargo, no es algo tan raro si tenemos en cuenta que los nuevos adultos somos personas que hemos crecido en un mundo completamente industrializado en el que nos abastecemos en el supermercado, donde todo viene envasado.
Es decir, cuando vamos al supermercado a comprar una cuña de queso, unas pechugas de pollo o unas lonchas de jamón cocido, no nos planteamos los gramos que vamos a necesitar porque eso es algo que ya ha decidido la marca por nosotros. Simplemente, estiramos la mano y echamos al carrito un paquete ya envasado. Sea lo que sea lo que en realidad necesitemos nosotros.
Así que, mientras que cogemos la práctica, si es que nos atrevemos a admitir que no sabemos bien lo que necesitamos cuando queremos algo de una carnicería o pescadería de toda la vida, suceden situaciones tan chistosas como la de la chica que se llevó a casa un salmón entero por vergüenza.
“En la pescadería no sabía que el salmón se vendía por pieza entera. Pedí un salmón pensando que era un kilo, me entregó el salmón entero (64 €). Como me dio vergüenza no le dije nada y me lo llevé”, explica esta usuaria de TikTok. Aunque lo miso te puedes pasar que quedarte corto...
Esto último es lo que le pasó a una chica que ha contado que una vez pidió 50 gramos de queso: “Me fui con mi loncha de queso y callada de vergüenza”, asegura la joven". Y es que visualizar en cuánto se materializan tantos gramos de algo no es algo que se aprenda por ciencia infusa. Y lo mismo sucede cuando se pide cuarto de pechuga de pavo, por ejemplo.
Ante esta situación, la táctica que seguimos muchos es copiarnos de los que oímos pedir a otros clientes o a nuestros padres y abuelos. De hecho, en TikTok una usuaria confesaba que, desde que vio a una abuela comprar un cuarto de chorizo, como le pareció bien la cantidad compra siempre “un cuarto de todo”.
La incertidumbre de no saber y no ser capaces de visualizar en qué se materializará lo que estamos pidiendo, nos lleva a muchos a no atrevernos a salir de la zona de envasados. Sin embargo, la solución puede ser tan sencilla como pedir consejo a la persona al otro lado del mostrador que, por su trabajo, domina a la perfección el tema de las cantidades.
Quieres comprar fiambre para un par de bocadillos, carne para un guiso para cuatro personas, queso para que te aguante una semana viviendo tú sola... Sea cual sea tu situación, plantéasela al carnicero con un humildad y un simple: "¿cuánto crees que estaría bien tanto de esto para tantas personas y que no me falte, no me sobre o no se me ponga malo? No es tan difícil, lo prometo.
Foto de portada | Kyle Mackie
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