Toledo siempre merece una visita, ya sea por lo monumental de sus calles como por sus bares de tapeo. Pero si hay un local y una tapa que se repite por igual entre recomendaciones de toledanos y visitantes, es sin duda El Trébol y su ya famosa bomba.
Lo que empezó como un pequeño bar con apenas capacidad para servir desayunos y bebidas acompañadas de un pequeño bocado, se ha convertido a lo largo de sus 40 años de historia en toda una institución de Toledo, atrayendo a todo tipo de clientela a cualquier hora del día. Su fama se la ha ganado, sobre todo, gracias a su mítica bomba y las distintas pulguitas.
Con una carta contenida, pero variada, que ha ido cambiando a lo largo de los años, las mencionadas tapas han estado siempre fijas desde sus inicios, siendo la bomba el verdadero emblema del local. Es ya casi un icono toledano, compartiendo podio con otros platos más de cocina tradicional puramente manchega, como las carcamusas, la perdiz o el ciervo, señas de identidad de la Ciudad Imperial.
Detrás de El Trébol está Ventura del Álamo, un conocido y premiado empresario de éxito con numerosos locales y negocios tanto en Toledo como en Madrid, que incluso se ha aventurado a cruzar el Atlántico con proyectos hosteleros. Pero la carrera de este veterano profesional empezó con apenas 14 años, cuando empezó a trabajar en la hostelería madrileña.
Oriundo de Los Yébenes, ya con la mayoría de edad cumplida, del Álamo regresó a Toledo para lanzarse con 20 años a abrir su propio negocio: una pequeña barra de bar, sin comedor y sin cocina. Pero con una ilusión que dice haberle acompañado toda su carrera, sus ahorros y la ayuda de sus padres, el joven emprendedor abría El Trébol.
Corría el año 1982 y el casco histórico de Toledo ofrecía una imagen muy distinta a la actual, con un enorme potencial por explotar que del Álamo supo ver y aprovechar. De aquel diminuto bar que congregaba a parroquianos y estudiantes en la improvisada terraza solo queda el mismo espacio que ocupa la barra hoy, ampliada, de espaldas a una terraza, ahora sí, bien acondicionada y por la que siempre suele haber cola para encontrar sitio.
Una ambiciosa reforma, que arrancó a finales de 2007, culminó en un local mucho más amplio, dotado de una completa cocina y varios espacios, con planta superior y un pequeño sótano que además de almacén también tiene sitio para mesas. Y es que hay que aprovechar cada centímetro de un local que acostumbra a llenarse en horas punta.
Además, la obra se realizó respetando los restos arqueológicos del edificio y la calle que evidencian el histórico pasado de la ciudad. El ambicioso proyecto contribuyó a restaurar tres fachadas barrocas y los vestigios que cubren del primer asentamiento prehistórico hasta el siglo XVIII, con restos de sillería romana y antiguos pozos.
La carta, por su lado, se ha ido adaptando a las tendencias actuales con platos que vienen y van, como el tomate relleno de tartar de aguacate o la ensalada griega, pero en general se mantienen tapas y raciones clásicas tanto de toda España (ensaladilla, patatas bravas, croquetas y croquetones...) como de la cocina típica manchega (estupenda la cazuelita de estofado de ciervo y boletus), además de unas estupendas parrillas donde hay que destacar el magnífico punto de unas verduras sabrosísimas acompañadas de salsa romesco.
No obstante, La Tapa, con mayúsculas, es la famosa y renombrada Bomba Trébol, el orgullo y la niña mimada del local. No es que sea el summun de la alta cocina o un hito único sin igual, pero si lleva años triunfando, es por algo.
Confiesan a Directo al paladar, desde la propia cervecería, que está basada en la también famosa bomba de la Barceloneta, una tapa popular en Barcelona y replicada en todo el país. "Está inspirada, pero adaptada a la zona. Elaborada con productos manchegos". Además, resulta particularmente menos mazacote que otras, no empacha tanto, y está servida de una forma ya emblema del lugar.
La bomba consiste en una bola de patata cocida rellena con carne guisada y pimientos, envuelta en un rebozado fino que queda crujiente y nada aceitoso al pasar por la fritura, servida siempre abierta por la mitad, con salsa de tomate casera y un punto de alioli, un remate jugoso y ligeramente picante para redondear el conjunto.
Lo único que ha cambiado en estos 40 años ha sido una ligera modificación del empanado, aunque no descartan probar posibles variantes de la tapa, como la versión de la bomba de bacalao que estuvo en la carta hace años.
Qué pedir
La bomba (4€) es absolutamente imprescindible, aunque sea para cumplir y comprobar de primera mano si se merece la fama que tiene. La pulga trébol (lomo, pimiento, jamón y salsa de pimienta, 3€), es otra de sus referencias más solicitadas, pero nos decantamos por recomendar especialmente el estofado de ciervo (8€), las carcamusas (6,5€) y, para equilibrar, la estupenda parrilla de verduras (8€). La pinta de Buenaventura Lager, de elaboración propia, entra muy bien.
Datos Prácticos
Dónde: C/ de Santa Fe, 1, Toledo.
Precio medio: 15-20€.
Contacto: 925 28 12 97 y en su página web. No admite reservas.
Horario: L-V 9.00-0:00; sábados y festivos 11:00-1:00; domingos 11:00-0:00.
Fotos | Directo al paladar
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