No es el pueblo más bonito de Barcelona pero sí en el que mejor se come

A pocos kilómetros de la ciudad de Barcelona, en la costa del Maresme, se ubica un pueblo pesquero más conocido en el resto de España por su playa. No obstante, solo los más foodies saben que esconde una joya y que es la gastronomía. Se trata de Sant Pol de Mar, un lugar perfecto para desmarcarse de las típicas patatas bravas y disfrutar de la cocina mediterránea en todo su esplendor.

En Sant Pol de Mar, además de excelentes comidas con vistas al mar en primera línea de playa, se sirven platos elaborados con productos de proximidad. Es decir, con hortalizas y frutas recogidas de sus huertos, pescado fresco de su costa mediterránea y vinos de bodegas de la zona.

Además, entre su oferta hostelera podemos elegir entre toda la gama que va desde el pequeño bar familiar hasta la marisquería más fancy, y pasando por un buen chiringuito, que no puede faltar en ningún pueblo de costa que se precie. Eso sí, sea donde sea, lo que hay que buscar en su carta es el suquet de peix, el guiso de pescado típico de los pueblos marineros de la costa catalana y valenciana.

En su origen, este plato era una receta que aprovechaba el pescado más difícil de vender y al que se daba salida alimentando a la tripulación de los barcos de pesca. Sin embargo, aunque actualmente el caldo base se sigue haciendo normalmente con morralla, los restaurantes más top lo sirven usando las mejores y más cotizadas piezas del mercado. Tale como rape, dorada o mero y le añaden almejas o gambas para enriquecerlo todavía más.

No obstante, Sant Pol de Mar también es un lugar perfecto para pedir mariscos de temporada y arroces melosos. Esta es otra preparación muy tradicional de Cataluña y la Comunidad Valenciana, que consiste en dejar el arroz en el punto exacto entre uno caldoso y seco.

Además, en Sant Pol de Mar también se puede comer de Michelín, literalmente. Y es que Cuina Sant Pau ha llegado a estar galardonado con tres estrellas de la Guía Michelín y tres soles de la Guía Campsa. Es el lugar más icónico de este pueblo marinero.

En los últimos tiempos, ha adoptado el formato de un bistró, más informal. No obstante, no faltan las numerosas imágenes y recuerdos que ensalzan la figura de la legendaria chef Carme Ruscalleda. Ahora, al frente están: su hijo, Raül Balam Ruscalleda, y el chef brasileño Murilo Rodrigues Alves. Ambos firman una carta de actual pero con base catalana y de platos sencillos, detalles brasileños y guiños a la historia de la casa.

En particular, su especialidad son los platos para compartir que tienen como pilar el producto y siempre apostando por aire casual y relajado, pero sin renunciar a la Alta Cocina.

​Foto de portada | miki

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