La gastronomía catalana va mucho más allá de los típicos calçots, la escalivada, la escudella o la crema catalana... En su cocina más tradicional quedan auténtica joyas desconocidas para los turistas y que hay que ir a buscar a sus pueblos de origen. Por ejemplo, en el municipio de Palafrugell, en pleno corazón de la Costa Brava, encontramos un plato humilde que los pescadores preparaban en los meses de invierno, cuando apretaba el frío y escaseaba el producto fresco.
Se trata del Niu, un plato de aprovechamiento que empezó como una cazuela de bacalao seco, tripas de bacalao y huevo duro. Sin embargo, con el tiempo se fueron añadiendo otros productos hasta convertirse en un guiso mucho más contundente, de sabores muy intensos y de larga cocción.
Aunque como suele suceder con este tipo de platos tradicionales, las recetas varían de casa en casa, lo que es habitual es incorporar tanto alimentos del mar (sepia y pescados frescos como el pejepalo), como carnes (siendo habitual el añadido de butifarra negra u otra salchicha de la zona). Además de aves pequeñas como pichones, o incluso carne de conejo.
Vamos, que nos encontramos ante un auténtico mar y montaña que empieza a prepararse, sin sorpresas, con un sofrito que se deja ir haciéndose sin prisas. De hecho, no estamos ante una receta exprés sino laboriosa y que pasa varias horas al fuego, añadiendo cada ingrediente debidamente preparado y su debido tiempo. Solo así se consigue ese resultado único que lo caracteriza.
Foto de portada | Visit Palafrugell
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