Un bizcocho se caracteriza, y diferencia de otros postres similares, por la esponjosidad que aportan. Una textura muy suave que se deshace en la boca soltando todo su dulzor. Es por ello que, a la hora de ponernos manos a la obra en la cocina, lo más importante es asegurarse de que vamos a conseguir darle esa consistencia. No es difícil pero hay que conocer la técnica. Siguiendo estos tres consejos el triunfo está asegurado.
Añade levadura, polvo para hornear o bicarbonato de sodio
Añadir cualquiera de estos tres ingredientes a la preparación ayudan a darle volumen al bizcocho en el momento de hornearlo y que quede muy esponjoso. Eso sí, solamente se recomienda utilizar uno de los tres ingredientes. Simplemente, agrega una cucharadita.
Asegúrate de que mezclas bien los ingredientes
Lo mejor es incorporar cada ingrediente uno a uno, pero siempre mezclando con movimientos envolventes. De este modo se empezará a crear una masa suave con el volumen que necesitamos. Eso sí, quedará mejor si primero incorporamos los ingredientes líquidos y en un recipiente por separado los ingredientes secos. Después unimos ambas mezclas sin dejar de batir.
El tiempo de horneado es clave
Hay un tiempo recomendado para que los bizcochos se horneen a la perfección y esta horquilla va de los 35 a los 45 minutos a 180 °C con el horno precalentado. El tiempo exacto dependerá de las características de cada horno. Puedes comprobar si está listo pinchándolo con un palillo. Eso sí, no debes abrir la puerta de forma brusca o retirar el bizcocho del horno sin haberlo dejado reposar 10 minutos extra. Esto hará que la consistencia del postre no baje y estropee la esponjosidad lograda.
Foto de portada | Pablo Lancaster Jones
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