Yo siempre he alucinado con la gente que se enamora a los 18 y les dura toda la vida. Me parece entrañable que alguien pueda hacer algo así, viviendo en la época en la que vivimos de tecnología, cambios y ajetreo. Me alegra saber que es posible, aunque, si te digo la verdad, no me cambiaría por ellos, aún sabiendo de antemano que quizás nunca encontraría a un hombre que valiese la pena.
Todo tiene su explicación: gracias a no haberme casado de por vida con nadie, he podido conocer a diferentes tipos de hombres y, sobre todo, he podido definir qué tipo de gente no me conviene y cuáles son las cosas que me importan en una relación. Algunos de ellos me han hecho sufrir, otros, me han regalado unos momentos inolvidables. La mayoría de ellos, las dos cosas.
Pero cinco de ellos me han hecho replantearme las cosas. Y esos son los que me han llevado a estar donde estoy: contenta con mi vida, segura de mis valores, tolerante con los defectos de los demás y… saboreando cada uno de los momentos, pero manteniendo los pies en el suelo.
Este post lo dedico a mi ex novios (y ex-rolletes) que, a pesar de no haberse convertido en el amor de mi vida, me empujaron hacia él.
1. El Fan
Es una especie rara de hombre: mitad novio, mitad fan. Y no me refiero a que sea posesivo ni plasta. No. Simplemente es un hombre que te endiosa y, hagas lo que hagas, lo apoya con tanta fuerza que acaba rompiendo lo poco que habéis construido juntos.
Está claro: ¿a quién no le gusta que su novio esté orgulloso de ti? Es lo más bonito del mundo. Pero un hombre fan no está orgulloso, sino que como un buen fan, te idealiza, te adora, te contempla y se pone agresivo con cualquiera que tenga los santos cojones de no adorarte como él.
Al principio hace gracia, pero, al cabo de unas semanas, acabas harta. Y no se trata de que nos gusten los hombres que no nos hacen caso (harta me tienen los tópicos), se trata de equilibrio. ¿Cómo vas a estar con alguien que no se hace respetar? ¿Y cómo vas a respetar a alguien que te perdona lo que sea por el simple hecho de poder hacerse una foto contigo?
2. El “Let it flow”
En mi caso fue un surfer. Los hombres con una tabla de surf bajo el brazo, con su moreno perfecto, las pulseras de tela, la melena rubia, el cuerpo perfecto y su filosofía de vida envidiable. ¿A quién no le atrae alguien así?
Cuando conoces a un “Let it flow”, tu vida cambia de color: enseguida te ves en Bali vendiendo pulseras y criando hijos guapos y felices. Pero… si no te gustan los deportes y, tarde o temprano, quieres acabar teniendo tu hogar y una familia, corre.
El “Let it flow” insistirá que te dejes llevar, que no pienses en el compromiso, que respires y que aprecies las olas. Pero esto funciona para un rollo de verano. Una vez bajan las temperaturas y se te va el moreno, acabas sola.
3. El Padre
Un hombre Padre suele encargarse de todo: que no te falte una buena cena, que te sientas segura en vuestro hogar, que no sufras, que no cojas frío, que tengas una buena carrera, un plan de pensiones y cero deudas con Hacienda. Y es maravilloso, porque… ¿a quién no le gusta sentirse protegida?
Pero ojo, esto mola por un tiempo, porque de un día para otro te darás cuenta de que El Padre se preocupa más por darte de comer que por darte buen sexo. Y, sin que te des cuenta, estarás convirtiéndote en una niña incapaz de tomar tus propias decisiones. ¿Lo peor del asunto? Que al hombre Padre no le gusta hacer el papel de padre (o eso es lo que él piensa). Y uno no puede estar enamorado de su hija.
Así que en cuánto cumplas “la mayoría de edad”, te dará una patada en el culo. O tú a él.
4. El Blogger
Un hombre- Blogger no es el que tiene un blog, sino el que vive como si lo debiese todo a sus fans.
Todo lo que vais a hacer juntos, lo sabrán sus admiradores imaginarios (o reales, vete a saber). Si quieres saber si ya sois novios, mira su cuenta en Instagram. Su atención se medirá en FAVS de Twitter y el grado de su amor en los likes en vuestra foto de pareja.
¿Cuál es la parte buena? Harás contactos y aprenderás a posar. Oye, saber salir bien en las fotos es importante (de acuerdo, no vale como argumento, pero siempre hay que buscarle algo positivo a tus rollos).
5. El Cultureta
No hay nada más sexy que un hombre con el que aprender cosas. Yo me caigo rendida ante un tipo con buena ortografía y un amplio conocimiento sobre cine o literatura. ** Pero de todo se cansa una. Y de ser la tonta de la relación, también.** Porque no se trata de competir para ver quién es el más listo, sino de compartir los conocimientos y de tener charlas que despierten pasiones.
Los Culturetas suelen ser bastante snobs y un poco odiosos. Lo normal, vamos, debe de ser difícil vivir en este mundo, rodeado de estúpidos.
Aunque parezca mentira, estos cinco hombres me han hecho ver las cosas más claras. Aprendí muchas cosas a su lado. Sobre todo, que no hay nadie sin defectos y que más vale el equilibrio que la intensidad.
Gracias, Fan, por hacerme ver que necesito a alguien con criterio propio.
Gracias, Let It Flow, por enseñarme a hacer pulseras y a no preocuparme siempre por el mañana.
Gracias, Padre, por hacerme ver que cuando no quieres que alguien se comporte como un niño, tienes que tratarlo como a un adulto.
Gracias, Blogger, por hacerme entender la importancia de la intimidad.
Gracias, Cultureta, por aficionarme a los museos y hacerme ver que la gente más inteligente es la que suele ser más tonta.
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