Cómo superar la pereza a cocinar


Muchos de nosotros llevamos una vida ajetreada: oficina, reuniones, hoy aquí y mañana allí, para al llegar a casa tener que cocinar algo rápido, cuando no comer fuera. Cocinar puede relajarnos y de hecho es un método tremendamente usado para ello, pero cocinar supone un gasto de energías y tiempo que a menudo no estamos dispuestos a asumir.

Cocinar puede convertirse en una tarea genial si sabemos cómo enfocarla realmente: ¿Qué comemos? ¿Realmente nos estamos cuidando? Y la pregunta verdadera: ¿Qué podemos hacer para comer un poco mejor? No cuesta tanto invertir unos minutos en cocinar algo rápido.

Aprender a cocinar siendo unos novatos


No pasa nada, ninguno de nosotros ha nacido aprendido y seguro que en algún momento Ferrán Adriá tuvo que aprender la receta de la tortilla de patatas o del bizcocho. No obstante no tener grandes conocimientos culinarios no implica comer mal: hace poco en Mensencia comenté un libro magnífico titulado Bocadillos y ensaladas de Paco Roncero que ayudará a elaborar un primer paso después del sandwich de jamón y queso.

No obstante sigue habiendo recorrido, tenemos un amplio margen donde poder cocinar platos fáciles en cuanto a tiempo y dificultad, sin excesivo gasto y lo que es mejor: mucho más sanos que cualquier tipo de comida precocinada. Sí, existen ese tipo de platos, aunque a menudo tengamos que invertir algo de tiempo y dinero en buscarlos, como fue mi caso.

Cuando decidí ponerme manos a la obra y comprar algunos libros créeme que en la librería me miraban raro: títulos como “Bueno, bonito y barato”, “Cocina para hijos emancipados”, “Cocina para novatos” o “No haga zapping,haga la cena” pasaron a ocupar lugares privilegiados de mi estantería. Y sí, ciertamente se aprende, especialmente si aportamos un poco de talento creativo combinando ingredientes.


Qué podemos cocinar en poco tiempo


Si queremos pasar más allá de los bocadillos y ensaladas, por muy elaborados que sean, “No haga zapping, haga la cena” me sirvió de mucho (aunque su título parezca un puro invento de márketing). Por ponerte unos ejemplos de platos que me encantan y que no cuestan demasiado cocinar:

  • Ensalada de tomates y mozzarella laminada junto a aceite de oliva y un poco de jamón.

  • Pechuga de pavo con ajo y aceitunas negras.

  • Solomillo de cerdo con un puré de frutas.

  • Fideos con gambas.


Apuesto a que cualquiera de los platos mencionados tarda menos en hacerse que el tiempo necesario para encargar una pizza a domicilio, esperar y comerla en casa: sólo hay que acostumbrarse a la rutina de cocinar en casa, sin tener ello que ser algo pesado ni excesivamente caro para nuestro presupuesto mensual.

Por otro lado: sí, se puede aprender cocina de los libros de cocina, especialmente si no tienes ni idea. Libros como los que nombré aportan un barniz; si eres medianamente creativo sabrás llegado el momento que puedes probar a hacer otras cosas, cambiar ingredientes en recetas y ver qué funciona mejor: en definitiva experimentar y probar cosas nuevas.

Quien me conoce sabe que me encanta darme un homenaje de vez en cuando, por ejemplo con un buen entrecot a la pimienta; pero sí he aprendido a ver el pequeño placer diario de tomar algo de cecina con aceite de oliva, por poner un ejemplo. Como siempre cocinar y cuidarnos sólo depende de nosotros.

Foto | Morguefile | Morguefile
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