Cuidados corporales masculinos: Shatabhyanga, el masaje sincronizado completo a 4 manos

Soy fan de los masajes, en realidad de todos los tratamientos corporales que incluyan masaje. Incluso cuando voy a la fisioterapeuta y me machaca la espalda, voy agradecida. Pero lo del masaje sincronizado completo a cuatro manos es una experiencia cuerpo/mente que hay que probar una vez en la vida.

Los lectores de Arrebatadora ya habréis leído que estuve hace un par de semanas en Caldea, el centro termolúdico de Andorra. De los tres tratamientos que recibí quisiera explicaros mi experiencia con el masaje a cuatro manos, el primero de mi vida.

Obviamente no es exclusivo para hombres, es para todo el mundo. Los hombres todavía sois reticentes a poneros en manos de esteticistas y masajistas, si no lo habéis probado todavía os lo estáis perdiendo. Los beneficios son múltiples: para el estrés, las tensiones musculares, la piel, la circulación sanguínea, la retención de líquidos.

Shatabhyanga, un masaje sincronizado completo a 4 manos

El Shatabhyanga es un tratamiento inspirado en los masajes ayurvédicos, de filosofía hindú. Todos los masajes inspirados en el Ayurveda tratan a la persona como un todo, una visión holística del indivíduo. Aliviar las tensiones, el relax y el equilibrio son objetivos de estos famosos masajes.

La particularidad del Shatabhyanga es la sincronización de dos masajistas que aplican el masaje conjuntamente, a cuatro manos. Para que esté bien hecho deben trabajar en perfecta armonía entre ellos: mismos gestos, misma presión, ejecución lo más idéntica posible.

Seguro que os estáis preguntando si lo realizan dos mujeres, dos hombres o un dúo mixto. Claro está que cualquiera de ellos. Sí, es evidente que, una vez encima de la camilla de tratamiento, solamente llevas una braguita o un slip de papel. Es difícil para los más púdicos porque les cuesta relajarse.

Pero se trata de profesionales, saben que no todo el mundo se siente cómodo desnudándose para un masaje y en general son personas de lo más empáticas. Te harán sentir cómodo, te dejarán solo para que dejes la ropa de lado y te estires en la camilla tapándote con una sábana.

Mi experiencia

Me tocó el dúo: un hombre y una mujer. Los masajes corporales se ejecutan retirando parcialmente la sábana para trabajar una zona concreta del cuerpo, se vuelve a tapar y se continúa con la siguiente zona. Generalmente se empieza por los pies, piernas, abdómen o espalda, brazos y nuca. El Shatabhyanga incluye el rostro: cuello, papada, mandíbulas, órbitas oculares, frente.

El que recibí en Caldea empieza por los pies, cada masajista de ocupa de uno de ellos. My placentero. Retiran la sábana dejando al descubierto las piernas. Cada uno trabaja una de las piernas, al mismo tiempo. Vas oyendo los susurros de su corta conversación para ponerse de acuerdo en la ejecución de los pasos del masaje.

Tapan las piernas y descubren el torso. En mi caso, como les dije que tenía las cervicales tensas, la masajista se ocupó del abdómen (no fui consciente de lo tenso que lo tenía hasta ese día) mientras su compañero se ocupaba de las cervicales, colocado detrás de mi cabeza.

Siguiente zona, los brazos y el pecho. ¡Ahí se beneficiaron mis maltrechos codos de tanto teclear el ordenador! Pero lo mejor de todo es cuando terminan con las manos. ¡Un gustazo! Una vez terminado, te das la vuelta y empiezan de igual forma con las piernas (incluye los glúteos), la espalda, los brazos, la nuca. Cada uno controlando su mitad longitudinal del cuerpo.

Los beneficios del masaje

A nivel de la piel, los benefícios son varios. Para empezar, el aceite o la crema de masaje que aplican debe ser de calidad y así se beneficia a nivel de hidratación y nutrición. El masaje remodela el cuerpo, la piel se alisa, se reafirma. Las personas que sufren de retención de líquidos van al baño nada más salir del masaje. Se activa la circulación y el beneficio está en la reconducción de los líquidos corporales y una mayor oxigenación. Es importante respirar acompasadamente mientras te dan el masaje.

No creo que haga falta deciros que salí relajada, calmada, destensada y medio dormida. Me sentí de plastilina, elástica y más ligera. Los 45 minutos que dura te pasan volando, te quedarías ahí horas. Se agradece mucho que te dejen descansando 5 minutos antes de vestirte de nuevo. Cuando me preguntaron: "¿qué tal estás?" sólo puede responder: "Planchada".

Se notaba ligeramente la diferencia de presión, el masajista hombre tenía más fuerza. Por lo demás, salvo no-recuerdo-qué paso, la sincronización fue muy buena. El personal de Caldea es profesional y muy amable. Las cabinas de tratamiento no son grandes pero suficientes y acogedoras: por los colores escogidos, por el centro floral estilo japonés que los decora, por la luz tenue. Un par de velas de té habrían sido la guinda del pastel.

La música fue muy relajante, creo que al final ni la oía. Lo que sí oía era algún grito lejano del piso de abajo (¡Shhhhh!) y una vez la música a todo trapo que ponen cuando toca surtidor de las fuentes de la zona de las tazas hidrotermales (foto superior).

De todos modos, no serviría de nada ahora mismo la inversión en insonorizar las cabinas porque están ampliando el centro precisamente para tener una zona de tratamientos alejada de la zona acuática. A finales del 2012, Caldea pasará de ser el centro termolúdico más grande de Europa al más grande del mundo. Me encantó la experiencia. Repetiré.

Este servicio nos fue ofrecido para la prueba por Caldea, Andorra. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.

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