Comienza la temporada de bodas y con ella el famoso dilema del novio y de los invitados, ¿llevo traje o chaqué?. Personalmente opino que el novio siempre debe ir de chaqué, sobre todo si la boda es de mañana. Para las ceremonias de tarde-noche siempre son mejores otras opciones que comentaremos más adelante.
Otro aspecto importante es saber cuándo y en qué momento debemos llevarlo. Si nos enteramos que a la boda nadie va a ir de chaqué, ni siquiera el novio, lo mejor es optar por un traje, de lo contrario haremos el ridículo y algunas personas nos confundirán con el contrayente. Asimismo lo más normal es que si el novio va a vestir de chaqué también lo haga el padrino, la uniformidad protocolaria es clave.
Hoy en día la mayoría de las personas optan por el alquiler, a no ser, claro está, que seas el novio, entonces procederá comprarse uno nuevo. Los precios a la hora de alquilarlo dependen mucho del etablecimiento, pero a partir de 150 euros puedes tener uno durante todo el fin de semana. Si eliges comprárlo, los precios varian entre los 600 y los 2000 euros . Mi consejo, en este caso, es que si puedes te hagas uno a medida, el precio no será mucho más alto y te quedará como un guante.
Las claves del chaqué
El chaqué se compone de tres piezas: la levita o chaqueta, el chaleco y el pantalón. Es recomendable seguir unas pautas a la hora de elegir la camisa adecuada, el color del chaleco o el tipo de pantalón. Si arriesgas demasiado con alguna de estas partes, el chaqué puede verse arruinado.
Así que, véamos qué características conlleva cada una de ellas y qué aspectos debemos de tener en cuenta a la hora de elegirlo.
Chaqueta o levita
La clásica chaqueta de chaqué es una de las partes del conjunto que menos licencias permite. El corte es muy similar al de una americana, pero solo lleva un botón, que se sitúa a la altura del ombligo. Las solapas clásicas y el corte posterior que divide los dos faldones conforman sus características más propias.
Lo normal es que sea de color negro, aunque también puede verse en gris marengo, este último es quizás el más aconsejable para bodas de tarde, como el que lleva Rafael Medina en la foto inferior.
Chaleco
El chaleco admite algún cambio respecto a la levita. Este puede ser cruzado o recto y de tres o más botones. Normalmente la opción más clásica y menos arriesgada es llevarlo negro, del mismo tono que la chaqueta. Una opción muy acertada y sobria para el padrino y para los invitados de más edad. El protocolo también nos dice que si el chaqué es gris el chaleco irá siempre en el mismo color.
Para el novio y los invitados más jovenes hay otras opciones, como el beige, que constituye una apuesta de contraste que siempre triunfa, al igual que otras tonalidades como el azul cielo o el buff, una tonalidad más amarillenta y muy de moda en la actualidad. Un ejemplo de chaleco buff es el que lleva Beltrán Gómez de Acebo en la foto inferior.
Pantalón
Otra de las piezas fundamentales del conjunto. Lo más usual es llevarlo en una tonalidad gris y de rayas verticales, con una o dos pinzas. El tejido más convencional es la lana, la más gruesa es la de tipo cheviot, denominada así por la raza de oveja de la que se obtiene la lana. Para épocas de más calor existen otros materiales más frescos como las lanas frías.
El pantalón de chaqué ha de llevar la raya bien marcada, en Mensencia ya te explicamos cómo, los bajos normales, sin vuelta, y lo más importante, ha de quedarte perfectamente ajustado a la cintura ya que no admite cinturón, aunque sí tirantes. De todas forma algunos modelos llevan unas trabillas laterales para ajustarlos según te convenga.
Camisa
Tres reglas básicas, que sea siempre blanca, con cuello italiano y puño doble. Blanca por ser uno de los colores más sobrios y elegantes que existen. Con cuello italiano por ser el más aconsejable, ya que te otorgará la rigidez necesaria y el espacio para que se asiente el nudo doble de la corbata.
El puño doble es obligatorio, lo cerraremos con unos gemelos acordes al evento, mejor si son plateados y discretos, deja los de colorines para otra ocasión.
La corbata, por fin algo de libertad
Esta es la parte del chaqué que más libertad nos concede. Originalmente la corbata más clásica era la gris, algo que quizá restaba colorido y originalidad a un atuendo ya de por sí aburrido. Actualmente lo más usual es utilizar colores claros y vivos, normalmente en liso aunque puedes utilizar algunas de topos o de rayas oblicuas. Eso ya depende de cada uno, sobre todo, evita las estridencias.
Olvídate de las corbatas estrechas, quizá queden bien con traje pero para el chaqué están más que prohibidas. Una buena corbata de seda natural será el complemento perfecto para el chaqué. Intenta que el nudo quede lo más pulido posible, es decir, bien ajustado al cuello, recto y perfectamente anudado. El tipo más habitual es el windsor, aunque también puedes jugar con otros.
Pañuelo de bolsillo
No todas las chaquetas de chaqué llevan el bolsillo para el pañuelo. Si lo tuviese puedes colocarle uno blanco, y doblarlo en varias partes para que simplemente sobresalga 3 centímetros.
Los zapatos, el toque final
Los zapatos, son, si cabe, uno de los complementos finales para lucir un chaqué perfecto. El color ha de ser siempre negro, no se admiten otras tonalidades, la puntera redondeada tipo Oxford y con cordones, olvídate de mocasines y calazado troquelado. El zapato más clásico y formal también debe acompañar al atuendo más elegante.
Es importante, que el zapato vaya lustroso, para eso, lo mejor es tratarlos con crema el día anterior y sacarles brillo con un paño. En Mensencia te explicamos cómo debes hacerlo.
Espero que estos consejos te srivan de ayuda, y nos permitan conocer un poco más acerca de esta clásica prenda de vestir. Un buen chaqué llevado con clase y con gusto será una apuesta segura, tanto si eres uno de los invitados como el encardo de decir sí quiero.
Foto | Bodas.net, 20 minutos, Leading Brand of Spain
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