El curioso caso de los modelos de Abercrombie & Fitch


Cuando dicen eso de que es imposible encontrar a alguien feo trabajando para Abercrombie, la verdad es que tiene toda la razón del mundo. Si de algo se jacta esta firma es precisamente de poseer un catalogo de hombres y mujeres a su disposición que quitan el hipo, y sus tiendas (yo solo he tenido el placer de comprobarlo en la de Londres) más que tiendas parecen discotecas en las que nada más entrar podemos encontrar a dos maromos de cuerpo esculpido con cincel, esperando para alcanzarnos los jerseys de las estanterías más altas mientras se dejan enseñar el calzoncillo o, en su defecto, el culo.

Desde luego que respeto el que una marca necesita o quiera promocionar su ropa con físicos aptos para ello (cualquier físico lo es, pero las marcas los prefieren fibrados, morenos y a ser posible altos) pero de ahí a que se convierta en una obsesión y que se llegue a discriminar incluso por ello, hay una gran barrera. Y eso es lo que ha pasado en Londres.


Riam Dean, una británica de 22 años ha denunciado a la compañía Abercrombie & Fitch por discriminación. Resulta que perdió su empleo en la tienda de Londres al mostrar en público la prótesis de su brazo izquierdo, el cual perdió en un accidente. Según palabras de la misma, la echaron porque violó la política de imagen de la compañía.

Primero fue designada para trabajar en el almacén, debido a que su imagen no es la que indica el manual de la marca y durante los ratos que estaba trabajando en público era obligada a usar un jersey que ocultara su brazo ortopédico, hasta hace unos pocos días cuando decidió mostrarse tal cual era y claro, fue inmediatamente despedida.

La británica ha presentado su caso en el Tribunal Central de Trabajo en Londres y pide a la multinacional una indemnización por daños de 25.000 libras de esterlinas pero Abercrombie ha declarado que ella posee una póliza de imagen en la que figura que el equipo de trabajo debe representar “el clásico y natural estilo americano” y detalla desde cómo cada uno debe llevar el pelo hasta el largo de las uñas.


Desde aquí no quiero condenar el caso de Riam porque creo que ella sabía donde se metía. Imagino que en su momento se le dijo que debido a su brazo ortopédico le iba a ser difícil trabajar en público (alegando las estúpidas ideas de política de imagen) pero puesto que se le avisó y ella consintió, independientemente de si le gusta o no, lo ha acatado y ha de conformarse.

Desde aquí lo que quiero expresar es mi repulsa a que algunas marcas hayan de frivolizar semejantes temas de imagen, moda y estilo y que el hecho de que los empleados tengan un físico 10 y un cuerpo escultural, se convierta en algo fundamental cuando, al fin y al cabo, lo que se intenta vender es la ropa por ser ropa, no por quien la lleve puesta encima, que para eso me compro al modelo desnudo y me ahorro el tener que, encima, pagarle la ropa de Abercrombie (que en Londres no es nada barata).

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