Sin duda muchos de vosotros asociarán las dietas a perder de vista el pan o, en el mejor de los casos, sustituirlo por el integral. Parece que esta palabra se ha convertido en sinónimo de “no engorda” o “bajo en grasas” cuando la verdad es otra bien distinta. Por ello se hace necesario diferenciar entre los beneficios del pan integral y sus inconvenientes que obviamente no tienen del todo que ver con su función sobre nuestro organismo y la dieta que hayamos elegido para perder peso.
Así que desde Mensencia, toca desmentir uno de los mayores mitos: el pan integral no engorda menos que el pan blanco. Veamos por qué.
Todos sabemos que el pan es un alimento sano y que puede estar presente todos los días en nuestra dieta, sin embargo, las variedades que encontramos hoy en día son muchas y esto nos ha hecho duda acerca de cuál es mejor para la salud. Podemos encontrarlo con o sin semillas, blanco, mezcla e incluso biscotes deshidratados en los que contamos con las versiones sal/sin sal e integral/no integral… infinidad de opciones.
Por lo general, hemos asociado el pan integral a dietas hipocalóricas, por lo que se piensa que engorda menos y ayuda a adelgazar, mientras que el pan blanco, es la versión más común que queda relegada a causa de este falso mito. Sí que es cierto que usamos mucho más el pan integral en las dietas pero no porque engorde menos, sino porque nos ayuda mejor a perder peso que en el fondo, no es lo mismo.
La virtud del pan integral reside en que conserva muchos más nutrientes debido a que el grano de trigo o del cereal usado para éste, se mantiene más entero, entonces, su aporte de vitaminas y minerales es superior al del pan blanco. Este aporte de vitaminas y minerales se hace necesario en muchos casos pues andamos escasos de ellos por haber reducido la ingesta de algún que otro alimento en nuestra dieta.
Pero no engorda menos precisamente porque mientras que el pan blanco está elaborado sólo con harina, agua, levadura y sal, para el pan integral se utiliza una harina sin refinar que al ser más dura, requiere el agregado de grasas para conseguir una buena panificación, por lo que la ingesta de grasas de alguna manera es superior al anterior.
¿En que nos beneficia pues? La virtud del mismo reside en que el pan integral suele exigir mayor masticación porque contiene más fibra, por lo que brinda más saciedad y en este sentido, sí puede colaborar a perder peso. Sin embargo, las calorías son semejantes a las del pan blanco, pero su aporte de grasas es levemente superior. Por otro lado, el contenido de fibra de éste es mucho mayor así que iremos con mayor facilidad al baño (deberíamos distinguir entre fibra soluble e insoluble pero eso lo dejamos para otro post)
El pan blanco tiene menos grasas, por lo que también puede incluirse en una dieta para adelgazar. Eso sí, debemos hacer un mayor esfuerzo por controlar su ingesta, ya que este exquisito alimento no aporta grandes cantidades de fibra y a menudo, comemos en demasía.
Resumiendo, dejaremos el pan integral como nuestro fiel aliado en caso de tener problemas de dislipemias, colesterol alto, estreñimiento o diabetes pues este nos aporta más fibra. En cambio, si sólo deseamos adelgazar o mantener una dieta sana, cualquiera de las dos versiones de pan pueden escogerse sin miedo alguno.
Fotos | Malglam, Jlastras, Evasan, Marlenek
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