Tienes las manos más secas que una raspa de bacalao, se te ocurre la genial idea de aplicarte la crema de manos y, en cuanto te empieza a sudar la mano junto con esa sensación de pringue total, te arrepientes de habértela aplicado. ¡Te pillé!
Estoy segura que es el inconveniente de muchos de vosotros a la hora de decidir utilizar la crema de manos. Pero os voy a explicar el porqué y el cómo y, cuando lo expliquéis a vuestros amigos, os vais a quedar con ellos.
Fijaos en la diferencia de tipo de piel de vuestra palma y del dorso de la mano: el dorso tiene poros, la palma, no. Eso significa que el dorso de la mano, de hecho la parte que se reseca más y con diferencia, puede absorber y la palma no.
Otro punto importante para mi conclusión final es que, por comodidad y porque siempre lo hemos visto hacer así, nos ponemos crema apretanto el tubo en el lado de la palma. ¡Graso error!
Instrucciones para ponerse crema de manos: 1º, aplicar la crema en el dorso de la mano libre. 2º, deja el tubo y, con el otro dorso, hazte la friega piel contra piel para que se absorba la crema, verás que no hay sensación de pringue sino de confort de una piel seca que está siendo reparada.
Por último, acaba la aplicación frotándote las manos como siempre, como lo vemos hacer en la TV: llegarán los restos de la crema en las palmas, entre los dedos, incluso acaba pasando tus manos por las muñecas. ¿Qué tal, has notado la diferencia?