Hay muchos tipos de relaciones de amor y una de ellas es aquella en la que ambas partes tienen como objetivo final pasar la vida juntos, o al menos intentarlo. Ese momento se inicia el día que nos vamos a vivir con nuestra pareja, y muchas veces la cosa acaba mal porque uno de los dos no tuvo en cuenta que no todo es positivo: ¿has sopesado todos los pros y los contras?
Lo de la lista es muy antiguo, pero vale la pena
Que sí, que eso de hacerte una lista con todos los pros y los contras es una cosa un poco antigua y casi de película americana, pero vale la pena que la hagas, ni que sea mentalmente, para reflexionar sobre la decisión de irte con tu pareja a vivir juntos. En realidad no se trata de contar cuántas son las ventajas y cuántos los inconvenientes, en plan "como hay 10 ventajas y 8 inconvenientes nos vamos a vivir juntos", sino saber qué hay a cada lado de la lista, ser consciente y reflexionar sobre ello (puede ser que haya más de cien ventajas y solo una desventaja, pero que esa desventaja, por sí sola, sea suficiente para decidir que no).
¿Cuáles son los pros?
Esto depende mucho de cada pareja, pero generalizando un poco creo que podríamos hacer un listado así:
- Puedes pasar más tiempo con la persona a la que más quieres: se acabó eso de quedar a tal hora y el "me tengo que ir a casa", porque ya no habrá horarios y porque cuando lleguéis a casa estaréis aún juntos.
- Es un paso más hacia la independencia personal: un paso lógico en el que una persona echa el vuelo por fin del nido y empieza a hacer su vida de manera más completa, sin papá y mamá haciendo de colchón, con más capacidad y libertad para tomar decisiones que atañen a tu vida.
- Ya no tendrás que dar explicaciones a tus padres de nada de lo que hagas: ni de la hora a la que te vas, ni de la hora a la que llegas, ni de lo que compras o dejas de comprar, ni de la hora a la que te levantas, ni de cómo vistes, ni de...
- Sois dueños de vuestro tiempo libre: tu agenda es toda tuya y los dos sois los que decidís en todo momento qué vais a hacer.
- Si no has madurado lo suficiente, lo conseguirás de este modo: porque es un paso más, porque como digo echas a volar, porque empiezas una nueva vida en la que tienes que tomar con tu pareja todas las decisiones, etc.
- Conocerás a tu pareja en profundidad: al vivir juntos, al pasar más tiempo unidos, conocerás cosas de tu pareja que no conocías, de su intimidad, de su manera de ser, de su manera de organizarse, etc.
- Podrás ver cuál es el futuro de vuestra relación: una relación en la que no hay convivencia se destina sobre todo a buscar los buenos momentos, a disfrutar. Es cuando ambos viven juntos cuando la relación da un paso más y, en cierto modo, se pone a prueba. Si esa prueba se pasa con nota, la relación se fortalece. Si no, si empiezan los problemas, quizás es muestra de que es pronto para convivir o, directamente, que tenéis menos en común de lo que pensabais.
¿Cuáles son los contras?
De nuevo, todo dependerá de cada pareja, pero los contras, o lo que tenemos que tener muy en cuenta antes de dar el paso de irnos a vivir juntos, es lo siguiente:
- Aumentarán las responsabilidades: ya no estarán mamá y papá para lavarte la ropa, ni para pagarte las facturas, ni para llevarte el coche al taller o dejarte su coche, y de repente te verás delante de la lavadora, la secadora, el lavaplatos (si es que tienes de todo ello) y te darás cuenta de que un buen día al abrir el frigorífico no hay nada que comer. Comprar, planchar, echar gasolina, pasar el plumero, la mopa, el aspirador, limpiar los cristales, lavar las sábanas, limpiar los lavabos, hacer la comida, limpiar la cocina... ¿sigo? Todo esto es la vida en pareja, el día a día, y hay que ponerse de acuerdo en quién hace qué y quién hace cuánto, y esto genera alguna que otra discusión, os lo aseguro.
- Conocerás a tu pareja en profundidad: esto es un pro, pero también puede ser un contra, porque conocerás sus manías, sus fijaciones, su manera de hacer las cosas, que puede ser contraria a tu manera de hacerlas, sus pasiones, su compromiso hacia ti o hacia la pareja, etc.
- Podrás ver el futuro de vuestra relación: como hemos dicho más arriba, la parte más fácil de una relación son los meses, los años en que estamos juntos pero no revueltos, porque nos dedicamos solo a disfrutar juntos. Cuando decidimos vivir juntos al disfrute se suman las obligaciones, y entonces aparecen los primeros roces, quizás, y muchas parejas se dan cuenta de que en realidad no son tal para cual.
- ¿Huyes de algo?: que es una manera de decir que la precipitación puede ser una contra, y aparece cuando uno de los dos, o los dos, huyen de algo. Si vais a vivir juntos porque uno de los dos quiere simplemente alejarse de su familia es posible que sea pronto, que aún no estéis preparados y que el resultado no sea el que esperabais.
- No creas que vas a tener muchas más relaciones sexuales: si os vais juntos porque pensáis que así tendréis más sexo... bien, al principio probablemente sí. Con el tiempo tendréis el mismo, o quizás menos.
- ¿Quién paga qué? ¿Quién trabaja qué?: quizás discutáis por esto. Es importante hablar un poco de cómo os vais a organizar económicamente. ¿Haréis una cuenta común para los gastos donde entrará todo el dinero que cobréis? ¿Pondréis los dos lo mismo? ¿Cuánto podéis gastar cada mes? ¿Puede gastar más el que cobra más? ¿Lo tuyo es tuyo y lo mío es mío o todo es de los dos?
- ¿Y salir de fiesta con los amigos o amigas?: cuando vives con tus padres tienes la libertad de quedar con tu pareja, o de no hacerlo. Es decir, si un día vas a salir con los amigos, puedes quedar con ellos y no hay mayor problema (o no debería haberlo). Sales de tu casa y vuelves a tu casa, o luego te vas con tu pareja. Pero si ya estás con tu pareja, el hecho de quedar con los amigos es salir de la casa en la que convives con ella y regresar a ella. ¿Podéis quedar con amigos por separado? ¿La otra persona considera que no deberías porque ya "has elegido" vivir con ella? Esto hay que hablarlo porque puede haber problemas en este sentido.
En definitiva
En resumen, es un paso para el que hay que estar preparado y que requiere un mínimo de madurez y, sobre todo, de compromiso. Los dos tienen que estar comprometidos e ilusionados. Además, tienen que irse juntos, dispuestos a hablar mucho, a ser francos, a negociar, a discutir, a escucharse, pero siempre manteniendo el respeto por la otra persona. Y además, dispuesto a dar el callo. Muchos llegan acostumbrados a que se lo hagan todo y creen que van a cambiar a su madre por su pareja, y no, esto no va así. Ni es tu "nueva madre" ni es "la chacha", así que el argumento de "no me fui de mi casa para pasarme el día limpiando y recogiendo sirve para los dos", porque tu pareja tampoco se fue de casa para ir recogiendo lo que tú vas dejando por toda la casa.
Fotos | iStock
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