Comenzamos Mensencia con una referencia a la cuestión de la clase y la imposibilidad de su compra, hecho nada casual, ya que uno de los mejores estilos a la hora de vestir es prescindir de cualquier símbolo o emblema que represente una firma. Las prendas de mayor lujo son las prendas que menos dejan ver sus marcas.
En este aspecto se han construído las mejores marcas, asentadas todas ellas sobre un estilo determinado, donde priman los acabados, las líneas representativas y los cortes unidos a la calidad. Nadie buscará un emblema en firmas como Hermès o Ermenegildo Zegna, cuando se ven se distinguen por sí solas y eso ha sido una política eficiente de la marca que se ha construido sin tirar de signos. Tanto las ya clásicas como las modernas del estilo de Marc Jacobs.
Pero esto no quiere decir que haya habido otras marcas que no hayan crecido a partir del uso de sus logos. El crecimiento de Ralph Lauren es un ejemplo perfecto, dando a su caballo ciertos valores y posicionándolo en ciertos círculos de la sociedad bastante elevados. Después ya llegaría una democratización del producto, y la pérdida de ese “toque” al ver el caballo en el pecho. Caso igual el de Calvin Klein o Hugo Boss, dos marcas que han ido añadiendo su logo a buena parte de sus prendas. ¿Pero es necesario lucir una marca para ir bien vestido?
El mundo de la moda se ha estructurado de una forma muy inteligente. Hay de todo para todos. En el ejemplo anterior hablaba de Hugo Boss, firma alemana que ha sabido construir su mercado en base de la elegancia y bastante exclusividad. Si se ven sus marcas nos encontramos con diferentes líneas, entre las que destacan Hugo, Boss Selection, Black Hugo, todas ellas de materiales y diseños impecables; frente a Boss Orange o Boss Green, el ejemplo opuesto, juveniles y de sport, destinadas a otro tipo de público. La diferencia entre ellas está en el precio y sobre todo en el hecho que estamos hablando ahora mismo: la marca. En las dos primeras, las dos más exclusivas, no se ve en ningún momento el feo emblema de Hugo Boss (porque encima son sólo letras…), y en las dos segundas el pecho de muchas de las prendas está decorado con éste.
¿En las camisas la marca parece dar la diferencia entre una buena y una mala?. Totalmente falso. Hay camisas de Burberry que son de lo más hortera posible, y con su correspondiente caballo en ella, y luego hay camisas limpias, sin necesidad de lucir nada en ellas que lucen como pocas. El caso aquí es contar con una buena percha, con una buena combinación de colores y formas buenas. La marca es secundaria.
Pero la prenda estrella en el vestuario masculino donde se ve este problema es en los zapatos. Las mejores marcas de zapatos ocultan su firma a los lugares más recónditos. Muchas la dejan en el interior, sólo visible cuando se compran o cuando uno se descalza, otras como Sebago a veces lo hace con un mini añadido en tela en un borde, pero siempre es reducida la visión de ésta. Frente a este estilo se posiciona la firma Bikkembergs, donde el nombre de la firma llena gran parte de la superficie. Un caso que afea el resultado de un buen diseño.
Entonces, al final, si optamos por sólo lucir marcas porque creemos que así iremos mejor y con más estilo que el resto, estaremos en buena parte equivocados, porque el estilo no va unido a la firma comprada, ni una prenda de 300 euros nos dará más clase que una de 30 euros, sólo es saber llevarlas. A la hora de optar por marcas y marcas podemos caer en el error de convertimos en un hombre anuncio, antes que en un hombre con clase.
Fotos | Gucci, Hugo Boss, Bikkembergs
En Mensencia | La clase se tiene, no se compra
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