Pasito a pasito, escalón a escalón y ¡zas! En la cima del éxito. Más de una blogger podría escribir un libro. Pero un libro de verdad, y no tips básicas para hacerse una maleta o vestirse para un evento que el resto de mortales no tenemos. Un libro en que explican cómo lo hicieron, cuál fue su primer trabajo importante y los trapos sucios que los ojos de los telespectadores no son capaces de ver. Los puntos buenos y los malos. Las locuras que han llegado a hacer (horas y horas de #postureo) para poder hacerse un hueco entre un mundo repleto de banalidades, falsedades y miradas por encima del hombro si no llegas a los 100K en Instagram (por poner un ejemplo).
Hace ya unos años que soy de las que piensa que el mundo blogger ha de petar, pero de repente ¡baboom! una nueva noticia o acto promocional que me deja más flipada. Ser blogger es un chollo, y si encima tienes éxito has solucionado tu vida. Y más en los tiempos que corren, pues si en plena crisis se pagan miles de euros por asistir a un acto, ¿qué se pagará cuando salgamos de ella?
Personal shoppers, iPod dj's, modelos, estilistas y zampabollos sin un gramo de grasa. Las bloggers son versátiles, polivalentes y con muchos proyectos #fullofwork que cumplir. Son las celebrities del futuro, o mejor dicho, del presente. La esperanza de que todo puede ir bien si nos lo proponemos, eso sí, a cambio de vender nuestra vida privada. Ir pegada a un móvil es un estilo de vida que no todo el mundo podría aguantar (yo sería incapaz).
Pero ojo, que tiene su punto negativo, pues está muy bien que cada día reciban regalos, les paguen por viajar y el cambiar de armario sea una constante. Pero venden su alma al diablo, y son vulnerables a todo tipo de críticas. Internet se llena de falsos rumores y la gente habla de ellas como si fuera la vecina del quinto. Admiro su valentía y su manera de pasar de este tipo de críticas (a mi a la primera de cambio me hunden en la miseria seguro). Pero lo que más admiro es que de la nada y con tan solo un ordenador y una cámara de fotos han sido capaces de montar empresas que van como la seda, facturando cada mes lo que muchos españoles cobran al año.
Ser blogger ha cambiado, ya no es lo de antes. Lo que nació como un movimiento para inspirar en esos días en que una no sabía qué ponerse o cómo combinar esa prenda que teníamos en el armario se ha quedado demodé. Ahora lo que se lleva es llevar una vida a todo trapo, donde las prendas de marca y los viajes de lujo son una constante. Un nuevo movimiento que sirve para evadirnos de la realidad, hacernos soñar y, muchas veces, llenarnos de envidia y amargura.
No es oro todo lo que reluce, y aunque las niñas de hoy ya no sueñan con ser enfermeras sino con ser bloggers, yo me pregunto ¿qué será lo próximo? ¿Cuándo va a terminar este momento te pago 12.000 euros por colgar una foto con mi camiseta en tu Instagram?
Fotos | The blonde salad, Gary Pepper, Kayture, Tuula
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