Vivimos en un mundo en el que las novelas románticas parecen haber perdido puntos, pero nada más lejos de la realidad. El romance es uno de los géneros más leídos a nivel mundial y el cuarto en España, según los datos de facturación de 2017. En España hay un grupo de escritoras que nutren el género literario y Abril Camino es una de ellas. Autora que comenzó autopublicándose, ya tiene nueve libros a sus espaldas dentro del género y este último en una gran editorial como Ediciones B.
Quién fue editora en nuestra web durante dos años hoy es nuestra invitada con motivo de su última novela Imposible canción de amor, que ya está a la venta. Hablamos de amor (y de novelas románticas) y sobre cómo ve la escritora el género en relación con la reciente ola de feminismo.
De autora autopublicada a que te publiquen en Ediciones B, una de las grandes. ¿Cómo ha sido esta historia de amor por los libros y cómo esperas que acabe?
Pues ha sido, sobre todo, una historia inesperada. Hace ahora cuatro años, yo estaba empezando a escribir mi primera novela, sin ninguna aspiración más que intentarlo, aprender, disfrutarlo y sin pensar ni en publicar ni en dedicarme a esto profesionalmente. Después llegó la posibilidad de autopublicarla, escribir me enganchó como ninguna otra afición lo había hecho en mi vida y, poco a poco, se fue convirtiendo en profesión. Continué autopublicando, el año pasado salió mi primera novela con editorial (Mi mundo en tus ojos, con Ediciones Urano) y… hasta ahora. ¿Cómo espero que acabe? Lo que espero, en realidad, es que no acabe nunca.
¿Por qué consideras que los libros románticos están catalogados como menores?
Por una parte, creo que hay mucho prejuicio hacia la ficción femenina. La gran mayoría de autoras y lectoras de romántica somos mujeres y aún hay quien, solo por eso, lo considera un género menor. Pero también es cierto que la propia catalogación de unas historias de amor como «novelas románticas» y otras no influye en que haya una visión del género como algo menor. De todos modos, están surgiendo muchas voces nuevas y las cosas van cambiando, aunque sea poco a poco.
¿Por qué hay novelas como Ana Karenina y Cien años de soledad llenas de romanticismo y no catalogadas como románticas?
Justamente a eso me refiero. La mayoría de las grandes obras literarias de la historia tienen el amor como tema central. También muchas de las mejores novelas de las últimas décadas. Sin embargo, no se catalogan como románticas, ni por parte de las editoriales, ni de quienes estudian los géneros ni de las propias lectoras. Mi opinión personal es que es una auténtica pena que dejemos algunas de las mejores historias de amor fuera de un género y luego lo miremos como algo menor.
¿Por qué está tan devastado el género?
Es un poco una pescadilla que se muerde la cola: se dejan las grandes historias fuera del género romántico y luego se critica el género romántico por no contar con grandes historias. Los debates, dentro y fuera del mundo editorial, son eternos sobre esta cuestión.
Las comedias románticas, sin embargo, son siempre un éxito de taquilla: ¿Por qué funciona tan bien el romanticismo en el cine y en los libros no?
Claro que funciona también en el mundo editorial. El género romántico es el más vendido y el más leído. Una cosa es el prestigio y otra son las ventas. Incluso dejando fuera del género historias de amor que no se adaptan a los clichés tradicionales, sigue siendo el género más vendido.
La última ola del feminismo reniega del romanticismo, también en la cultura y el cine ¿Cómo se puede ser feminista y escribir novela romántica?
Yo creo que de lo que se reniega es de los valores tradicionalmente asociados al romanticismo, no del amor romántico en sí. Por decirlo de otra manera, creo que es una cuestión de revertir los puntos en los que el amor romántico es enemigo del feminismo, más que de acabar con él. En mi caso concreto, es algo que me sale de manera natural al escribir, supongo que por mis convicciones personales. Yo no podría escribir una historia en la que el hombre tiene actitudes machistas, en que la mujer es un personaje de segunda en la relación o en la que se cae en actitudes que no me parecen aceptables en la vida real. De eso ha habido mucho en la romántica y creo que, por suerte, cada vez surgen más voces que le dan importancia a que las relaciones que describimos en la ficción sean sanas e igualitarias.
¿Cuales consideras los clichés habituales del género?
Bueno, el cliché por excelencia es el final feliz. Hay otros, pero pocos crean más polémica que ese. La mayoría de mis novelas acaban «bien», pero porque fue lo que me pidieron esas historias en su momento. Me niego a que sea así por obligación. Y cuando alguna de mis novelas ha tenido un final diferente al esperado por parte de las lectoras han llegado a decirme que eso no era una novela romántica, pese a que el tema principal y único fuera el amor romántico. Por suerte, cada vez más gente tiene la mente más abierta y pide historias alejadas de los clichés.
¿Has tenido que renunciar a algún tipo de "actitud romántica" que ahora esté mal vista o sea políticamente incorrecta?
La verdad es que no. Soy bastante anárquica con lo que escribo, así que te puedo asegurar que, si me apeteciera contar una historia que algunos considerarían políticamente incorrecta, lo haría igual. Pero no me ocurre. Sinceramente, las actitudes románticas que ahora empiezan a estar mal vistas yo ya las veía mal hace mucho tiempo, así que no es algo a lo que haya tenido que enfrentarme.
¿Cuántas novelas escribes al año?
Depende de muchos factores. De la extensión de las novelas, de cuánto trabajo de documentación me impliquen, del tiempo del que dispongo… El año que más escribí fueron cinco novelas; el que menos, dos.
¿Consideras el tiempo que tardas en escribir una nóvela sinónimo de calidad?
Hay mucho mito en eso de escribir rápido o lento como sinónimo de más o menos calidad. Yo he conocido a escritores orgullosos de haber tardado cuatro años en escribir una novela, cuando luego ahondas en la cuestión y resulta que escriben dos o tres días a la semana, una o dos horas cada día. Yo he escrito novelas en tres semanas… pero han sido tres semanas de dedicar diez, doce o quince horas diarias, después de un año de trabajo previo y con unos cuantos meses aún de más trabajo por delante.
¿De todas tus novelas cuál es la que más te gusta?
Sin ninguna duda, la que estoy ahora a punto de publicar, Imposible canción de amor. Para mí, fue un momento en el que todo se dio bien: encontré la historia que quería contar, me encajaron todas las piezas, di con la voz narradora que creo que la historia necesitaba y con la que me sentí muy cómoda escribiendo… De las publicadas hasta ahora, me quedo con Te quise como si fuera posible, una historia de amor entre dos hombres muy jóvenes que publiqué en septiembre de 2017 y de la que estoy muy orgullosa.
Tu top 5 de novelas románticas
¡Qué difícil! Me quedo con Yo antes de ti, de Jojo Moyes; Por siempre ¿felices?, de Taylor Jenkins Reid; Cartas desde la isla de Skye, de Jessica Brockmole; Fuimos un invierno, de Neïra; y Todo lo que nunca fuimos, de Alice Kellen.
Tu top 5 de novelas no románticas
Más difícil todavía. Podría decirte un millón, pero voy a quedarme con algunas que me han emocionado mucho en los últimos años, como Tan poca vida, de Yanagihara Hanya; El ruiseñor, de Kristin Hannah; Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver; o Nuestra casa en el árbol, de Lea Vélez. Y tengo que nombrar La fiesta del chivo, de Vargas Llosa, que es mi novela favorita desde que la leí en la facultad hace ya muchos años.
¿Qué enseñanzas pretendes que extraigan las lectoras de tu trabajo?
Me conformo con que las encuentren entretenidas y poder llegar a emocionar. Y si puedo transmitir alguna enseñanza, que sea la de que el mejor amor es el más sano, el que nos hace crecer como personas y que suma, no resta.
¿Crees que los lectores jóvenes todavía creen en las historias de amor?
Sí, sin duda. He escrito mucho new adult (un subgénero dentro de la romántica con protagonistas muy jóvenes) y el feedback con los lectores más jóvenes ha sido increíble. Les gustan las historias de amor y buscan novelas románticas que se adapten a su tiempo: con mujeres de hoy en día, fuertes, profesionales, preocupadas de mucho más que del romance, lo cual no significa que no lo vivan con intensidad; también historias LGTB… En general, más realismo del que se ha encontrado en el género hasta hace poco tiempo.
¿Crees que te cansarás de escribir historias de amor?
No se me da muy bien predecir el futuro, pero… creo que no. De qué tipo de amor… ya es otra cuestión. Lo último que he escrito (una historia que aún tardará en ver la luz), por ejemplo, es una historia de amor que a mí me parece preciosa pero que no tiene nada que ver con el amor romántico, sino con el familiar. Creo que siempre me apetecerá escribir sobre el amor como sentimiento, aunque no siempre sea sobre una historia de amor de pareja.
¿Por qué escribes novelas románticas?
Porque me gusta indagar y profundizar en las diferentes maneras que tienen las personas de relacionarse, de amar y de ser amadas. Yo he escrito novelas en las que los protagonistas tienen una relación abierta, otras en las que hay una diferencia de edad considerable entre los protagonistas, otras en las que uno de los dos protagonistas tiene que sobrevivir a un trauma que le impide relacionarse, novelas con parejas heterosexuales, homosexuales, bisexuales, jóvenes, mayores… Quedan aún muchos tipos de relación que me apetece explorar y sobre las que supongo que querré escribir en el futuro.
¿Qué es lo que hace que una novela romántica sea buena?
Lo mismo que una novela de cualquier otro género. Contar una buena historia y contarla bien. Tan sencillo y tan difícil como eso. Una buena trama, más sencilla o más compleja, pero buena; un narrador adecuado para transmitir las emociones; una prosa cuidada. Y en la romántica en concreto, una buena capacidad para transmitir emociones.
¿Alguna vez te has arrepentido de haber escrito romance?
La verdad es que no. Desde que empecé mi carrera ha sido todo tan positivo que sería una ingrata si me arrepintiera de algo.
Nos has contado en Trendencias que estás separada. ¿Cómo se puede ser romántico tras un divorcio? ¿Crees en el amor?
No me considero, ni me he considerado nunca, una persona romántica en el sentido tradicional del término. Creo en el amor como una emoción que vertebra nuestras vidas, pero no limitado al amor de pareja, por supuesto. El amor hacia mi familia, mis amigos y el que siempre se nos olvida y me parece el más importante de todos: hacia nosotros mismos. En mi caso concreto, aprendí más sobre el amor con mi divorcio que en ningún otro momento de mi vida. Sobre cómo evoluciona, sobre cómo hacer de él una emoción sana y despojada de dependencias, sobre cómo quererme a mí misma por encima de todo…
¿Qué opinas de la frase "el amor es para siempre"?
Creo que hay muchos tipos de amor que pueden durar para siempre y que el romántico es el que menos posibilidades tiene de serlo. Aunque, por supuesto, hay muchos casos en que es así y es tan estupendo eso como que se termine y evolucionar hacia otra cosa que nos haga más felices.
Cuentas al comienzo del libro que tu principal inspiración fue una lista de música, ¿por lo tanto se podría decir que creaste a tus personajes a partir de canciones? ¿qué canciones describirían mejor la personalidad de los protagonistas de la novela?
El germen de esta novela fue un debate con una compañera escritora sobre qué situación podría tener una pareja hoy en día que hiciera su relación imposible. Eso conectó con una situación en concreto sobre la que siempre había querido escribir. Y esa idea, lo que es la trama central del libro, se fraguó en mi cabeza durante meses, en los que fui conociendo a los personajes, buscando imágenes que me inspiraran y, sobre todo, música. ¿Canciones concretas? Para mí, Ada, la protagonista, es Lady Madrid, de Pereza; Hugo es La canción más triste, de Robe; y toda su situación es Dulce introducción al caos, de Extremoduro.
En el libro hablas de la recuperación tras una ruptura, ¿cómo crees que se sufre por amor ahora? ¿Qué has aprendido sobre la capacidad de recuperación del corazón humano después de escribir tus libros?
Creo que se sufre mucho, demasiado, no sé si de una manera diferente a cómo se sufría antes. Lo que he aprendido tanto de mis libros como de los de otros autores como de mi propia experiencia personal es que no hay una forma mejor de recuperar tu corazón tras una ruptura que quererse mucho a uno mismo, no solo tras la ruptura, también durante la relación.
¿Qué podemos esperar de Imposible Canción de amor?
Creo que es una historia de amor que puede hacer preguntarse a quien la lea eso de «¿qué haría yo si estuviera en el lugar de los protagonistas?». Hay momentos duros en la trama, tristes, pero también otros divertidos y dulces. Solo espero que los lectores que le den una oportunidad cierren el libro sintiendo que ha merecido la pena dedicarle unas horas de lectura, bien porque se hayan emocionado, hayan sufrido, disfrutado o les haya hecho pensar.
Fotos | Abril Camino
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