Tú, que devorabas en horas los libros que llegaban a tus manos, que te sentabas en el sofá con tu libro nuevo y no te levantabas hasta que lo terminabas. Tú, que tantas veces te han reñido tus padres por estar leyendo bajo las sábanas con la luz del móvil hasta las tantas cuando al día siguiente había clase. Ahora llevas semanas, meses e incluso años sin ser capaz de abrir un libro y no sabes dónde se ha ido tu pasión por la lectura.
Lo has intentado varias veces, te has sentado, has abierto el libro y te has encontrado incapaz de centrarte, desmotivada y leyendo una y otra vez la misma línea sin estar entendiendo ni una sola de las palabras. Y te da pena, porque los echas de menos, pero no sabes cómo volver. Lo sé, porque me ha pasado. Porque me está pasando.
Por qué entramos en crisis lectora
Los motivos que pueden llevarnos a abandonar la lectura y, lo que es más importante, el deseo de leer, son variados. Y lo que tienen todas en común es que la vida nos atropella a veces y algunos los estamos pagando con la lectura.
Estrés
Es posible que estemos pasando por un momento de estrés - provocado por nuestra vida personal o laboral - y lo que necesitamos cuando llegamos a casa es desconectar. Algunas situaciones vitales, como el fallecimiento de un ser querido, la pérdida de un trabajo, una separación, una mudanza, etc., nos hacen pasar por situaciones de estrés que también nos pueden afectar.
La lectura, por muy placentera que sea, necesita de cierto nivel de atención, sobre todo si es una lectura exigente. En algunas ocasiones el estrés no nos permite enfocar esa atención, nos dispersa y nos distrae.
Lecturas profesionales durante el día
Cada vez más trabajos exigen pasar gran parte del día leyendo y comprendiendo nueva información. No es raro escuchar a amigas comentar que ya solo hacen lectura profesional - relacionada con sus áreas de especialización - y casi nada de lectura por placer.
Es totalmente comprensible que tras un día entero leyendo para tu trabajo, cuando llegas a casa lo último que desees sea seguir leyendo. Quizás el tiempo libre que tenemos necesitas dedicarlo a leer novedades y actualizaciones que influyen en nuestro trabajo y cuando acabamos queremos ver la televisión, o cocinar, o hacer ejercicio. Cualquier cosas que nos mantenga alejados de la lectura.
La inmediatez de la tecnología
El smartphone y las redes sociales nos han traído muchos avances, pero también nos han ofrecido inmediatez. Personalmente, antes cuando iba en transporte público siempre llevaba un libro y lo iba leyendo. Sin embargo, ahora directamente saco el móvil y reviso mis redes sociales.
Es más rápido, lo llevo siempre encima, me exige poca atención y cuando me tengo que bajar no pasa nada por finalizar la lectura. Con las redes sociales obtenemos la información de manera inmediata, pero no es el único caso. Actualmente, las series están en auge , porque nos ofrecen información rápida sin tener que dedicar mucho tiempo a su visión. Y no solo eso, sino que podemos hacer otras cosas mientras tanto - como whatsappear con amigas o twittear sobre lo que estamos viendo.
En cambio, la lectura exige tiempo. Supone pasarse varias horas y días leyendo, prestando atención únicamente a la lectura sin poder prestar atención a nada más. Nos ponemos a leer, una página, dos, y entonces te llega una notificación al móvil. Le echas un vistazo "uno rápido", pero la conversación está interesante y te entretienes un poco más de lo que esperabas. Lo dejas y vuelves a la lectura, pero a los dos minutos llega un aviso de Twitter y vuelta a empezar.
No encontramos el tiempo
Éramos jóvenes, íbamos a clase, en casa hacíamos los deberes que tuviéramos y luego nos sobraba tiempo para jugar, para hablar con nuestros padres y para leer. Teníamos horas para sentarnos en el sofá y dedicarle tiempo a la lectura.
Ahora, sin embargo, las obligaciones son mayores que las horas: trabajo, casa, hijos, amigos, animales domésticos, compra, relación de pareja, y un largo etcétera de tareas y deberes que nos hacen valorar el privilegio del que teníamos cuando disponíamos de tiempo. No lo vamos a negar, es posible encontrar tiempo para leer, pero es difícil.
Cómo solucionar la crisis lectora
Lo primero es no flagelarnos ni sentirnos excesivamente culpables o desesperanzadas. Esto es algo que ocurre, que nos puede ocurrir a muchos y que tiene solución. El primer paso es el mismo que el de cualquier actividad que quieras adoptar: empezar.
Efectivamente, dejar atrás la crisis lectora, volver a dedicarle tiempo y a amar los libros pasa por empezar a leer de nuevo. Para ello, hay una serie de consejos que nos lo pueden hacer más sencillo:
- Apagar el teléfono móvil: pero no solo el móvil, también el ordenador e incluso la televisión. Cuanto más libre de tentaciones estemos - y menos accesibles sean - más atención podremos dedicarle al libro que tenemos entre manos. Para ello, también nos ayuda leer en una habitación donde no tengamos elementos distractores y dejar el teléfono que hemos apagado en otra habitación. No pasa nada porque tardes una hora en leer esos whatsapps.
Elige una lectura sencilla: escoger un libro demasiado exigente, con frases demasiado largas y enrevesadas, que requiera de mucha atención y comprensión puede suponer demasiada presión en este momento. Lo ideal es escoger un libro que nos resulte fácil y cómodo, de manera que no nos desmotivemos rápidamente. En algunos casos un buen comienzo es volver a leer un libro que nos haya gustado mucho anteriormente y no se nos haga pesado. Ya tendremos tiempo después de ir avanzando.
Dedícale el tiempo: márcate media hora, una hora u hora y media en la que vas a leer y libera ese tiempo de otras obligaciones. Ponte cómoda y empieza a leer y dedica toda esa hora a la lectura. No importa si solo lees una página, si repites cuatros veces la misma frase o si te despistas a menudo. Quédate con el libro toda la hora y después déjalo hasta el día siguiente. Poco a poco irás leyendo más, con mayor facilidad y una atención más enfocada.
- Sobre todo, disfruta: recuerda que estás intentando volver a leer porque era algo que amabas y disfrutabas intensamente. Leer te hacía feliz, te convertía en otras personas, te llevaba a mundos diferentes y te hacía desconectar. Por tanto, no tiene sentido perseguir algo que te ofrecía tanto placer desde la obligación. Lee lo que te guste, no te sientas obligado, si un libro no te gusta déjalo y empieza otro, busca nuevos géneros que te emocionen y, sobre todo, disfruta.
Imágenes | Gilmore Girls, Giphy
Ver todos los comentarios en https://www.trendencias.com
VER 0 Comentario